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Sin precedente alguno en la historia, Costa Rica este domingo 6 de febrero pondrá a prueba su democracia y elegirá a su próximo presidente —entre 25 candidatos presidenciales— y sus 57 diputados para la Asamblea Legislativa, quienes tendrán que buscar soluciones a las principales demandas de los costarricenses, entre estas, nicas que comparten la nacionalidad y miles que han solicitado refugio desde 2018, como consecuencia de la crisis sociopolítica en Nicaragua.
Pero, ¿qué candidato presidencial que participará en las elecciones costarricenses sería de conveniencia para la comunidad nicaragüense en ese país? LA PRENSA consultó a expertos en relaciones internacionales y politólogos costarricenses y nicaragüenses quienes responden a la interrogante y a la vez brindan su análisis sobre el proceso electoral en el país del sur.
Los candidatos con mayor “aceptación”
La más reciente encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica (CIEP-UCR), arrojó que el 41.8 por ciento de la población votante se encuentra aún indeciso sobre por quién votar. Este mismo estudio indica que de las 25 candidaturas, son cinco los candidatos de partidos los que cuentan con mayor respaldo, pero la disputa se centra en tres aspirantes a la Presidencia costarricense, que está gobernada por Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana (PAC).
Estos son: José María Figueres, por el Partido Liberación Nacional (PLN, centroizquierda), expresidente costarricense durante 1994-1998 e hijo del presidente José Pepe Figueres; Lineth Saborío, exvicepresidenta de Costa Rica en el período de 2002 a 2006, candidata a la Presidencia por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) de ideología centroderecha, y Fabricio Alvarado, periodista y pastor evangélico, candidato del Partido Nueva República (PNR, derecha), un partido de derecha conservadora que surgió en 2019.
Según el sondeo de CIEP-UCR el candidato del PLN encabeza la lista con el 15 por ciento de preferencias; la candidata del PUSC con 13.7 por ciento, y el del PRN con 10.6 por ciento. No obstante, ninguno de los tres alcanza la mitad (20 por ciento) del 40 por ciento, mínimo para ganar en primera vuelta.
Por ello, los especialistas advierten que lo más probable es que después de la primera vuelta se vaya a un balotaje el próximo 3 de abril, para elegir el gobernante que tomará funciones el 8 de mayo en el país del sur, que cuenta con 5 millones de habitantes.
¿Qué candidato conviene más para los nicaragüenses?
Costa Rica es la nación que más acoge a nicaragüenses que han emigrado durante décadas y ha funcionado como refugio para miles de nicas que, como consecuencia de la brutal represión y persecución ejecutada por el régimen de Daniel Ortega desde abril 2018, abandonaron el país y han solicitado refugio en ese país.
Partiendo de lo anterior, los expertos sostienen que hasta ahora el tema de la migración nicaragüense no está en la agenda y en el Plan de Gobierno de los aspirantes presidenciales. Solamente uno de los partidos participantes en la contienda electoral se ha referido directamente al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua.
Carlos Murillo Zamora, experto en derecho internacional, temas de integración y catedrático de la Universidad de Costa Rica (UCR), sostiene que en cuanto a esta temática “no hay diferencia, porque la política migratoria no la decide el partido en el gobierno. Lo que sí decide el presidente es fortalecer programas de ayuda a migrantes o eliminar algunos. Pero no habrá gran cambio en esa política”.
Este experto considera que “quienes podrían no favorecer a los migrantes son algunos candidatos conservadores de partidos pequeños, que no tienen opción de ganar las elecciones” y explica que entre los más destacados, “quien más ha cuestionado algunas políticas migratorias es Fabricio Alvarado, pero por el respaldo de las iglesias evangélicas y neopentecostales es difícil que si gana vaya a cambiar radicalmente las políticas migratorias”.
En esa misma línea, Gina Sibaja, politóloga y profesora universitaria de la UCR y de la Escuela de Ciencias Políticas, considera que a pesar de que el tema de las migraciones nicaragüenses no es un tema de agenda en estos momentos para ningún partido político, es suficiente considerar y tener en cuenta la institucionalidad con la que cuenta ese país.
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“Yo pensaría que hay una institucionalidad fundamentalmente sólida para respaldar a toda esta comunidad nicaragüense que vive en Costa Rica, que trabaja, aporta, que es práctica de muchas de nuestras familias, creo que este no sería un tema de preocupación de ninguna manera, quede quien quede, obviamente hay fuerzas más xenófobas que otras. Pero este tema no viene marcado, no hay ninguno que haya puesto como una bandera, ha sido usada antes por algunos actores políticos de una forma para acercarse a la gente que siempre hay grupos xenofóbicos, más extremistas y más racistas, no es un tema que ha salido a florar”, asevera.
El profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), Carlos Cascante Segura, comparte la opinión de sus connacionales y añade a su criterio “tampoco la relación con Nicaragua y su importancia ha sido tomada en cuenta en la campaña. En CR las relaciones exteriores no es un tema electoral. Tampoco hay garantía de que las candidaturas contarán con los mismos recursos para su desarrollo”.
En específico sobre qué candidato sería el conveniente para la comunidad de nicas en Costa Rica, Cascante Segura refiere que “no hay ninguno que sea perjudicial o que cause algún beneficio, entre los que tienen más posibilidades”.
Una opinión similar comparten expertos nicaragüenses consultados por este Diario. El politólogo y analista del Diálogo Inter-Americano en Washington, Manuel Orozco, refiere que a su criterio los tres partidos principales tienen una agenda común clara sobre Nicaragua, que “indique incluso mayor proactividad en relación con la diplomacia costarricense ante el régimen de Nicaragua, e incida sobre un vínculo regional más fuerte”.
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Sobre las perspectivas migratorias, Orozco señala que para los candidatos es más complicada y limitada. “Ningún candidato ofrece una solución a la situación migratoria, aunque Figueres reconoce las condiciones en que se encuentran muchos nicaragüenses en Costa Rica”, indica.
En esa misma línea, un analista político, abogado y exfuncionario nicaragüense, que solicitó el anonimato, reconoce que los tres candidatos fuertes que seguramente avanzarán a la segunda vuelta, “han exteriorizado su reconocimiento a la migración nica en Costa Rica como aporte y desarrollo económico, por lo que cualquiera de ellos será sensible a sus necesidades en la medida de sus posibilidades, ya sea Figueres, Saborío, Alvarado o Chaves”.
Añade que la ventaja la tienen Saborío, del PUSC y Figueres, del PLN, ya que “ambos fueron funcionarios de gobierno en el pasado y saben las necesidades de los nicaragüenses”.
Lo que propone Figueres
“Nadie en esta campaña de José María Figueres se está equivocando, estamos muy claros de lo que está pasando en Centroamérica, estamos muy claros que una cosa son las relaciones entre el pueblo nicaragüense y costarricense, que son relaciones hermanas, fraternales, históricas, y otra cosas son las relaciones y las diferencias de fondo que tenemos con el régimen de Ortega-Murillo, las tenemos ahora, como antes las tuvimos con la dictadura de Somoza (Anastasio)“, dijo Fernando Berrocal, exministro de la Presidencia y de Seguridad de Costa Rica, y asesor de la campaña de Figueres.
Además en el Plan de Gobierno, Figueres hace una mención directa al Gobierno de Nicaragua, y asegura que de llegar a la Presidencia propondrá “regulaciones obligatorias, apropiadas y necesarias en materia migratoria y laboral, así como de remesas al extranjero, como las que ya existen, por ejemplo, en el Mercosur y en la Unión Europea”.
El candidato presidencial del PLN afirma que apoyará “proyectos de inversionistas, rentistas y nómadas digitales” con el propósito de “agilizar trámites y facilitar el ingreso de estos migrantes, como parte de los programas de reactivación económica y fomento del turismo”. Y de la misma manera, promete que facilitará la legalización de miles de migrantes ilegales trabajadores, para integrarlos como contribuyentes del Fisco, de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), protegerles sus derechos básicos laborales, de salud y otros, propiciando la movilidad social y su salida de la pobreza.
¿Hay democracia con elecciones cada cuatro años sin fraudes?
Sin duda alguna, ante la cantidad récord de candidatos presidenciales que participarán en la contienda electoral costarricense surge una interrogante de que ¿sí está a prueba la democracia y el sistema electoral costarricense? y ¿hay democracia con elecciones cada cuatro años sin fraudes?
El experto Murillo Zamora indica que sin duda “está a prueba el sistema electoral, más que la democracia”, y subraya que el sistema en Costa Rica “sigue estando basado en la democracia, porque el Tribunal Supremo Electoral (TSE) tiene mecanismos de control en todas las etapas del proceso”.
Murillo Zamora indica que “es el TSE y el sistema de elección el que tiene que demostrar que tiene capacidad. Hasta ahora ha demostrado que puede operar con ese número. Se han seguido todos los procedimientos como lo establece la ley y los reglamentos; no hubo que modificar ninguna norma. Bueno, excepto las medidas de la papeleta presidencial, que es más grande que en elecciones anteriores. Y es que la normativa contempla el tamaño y formato de la papeleta. Originalmente se inscribieron 27 candidatos, pero dos fueron rechazados porque no cumplían con requisitos y no hubo problema, esos dos ni siquiera apelaron la decisión”.
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En ese sentido la experta Sibaja reconoce que en Costa Rica “tenemos una tradición democrática de mucho tiempo atrás, lo del fraude ni se habla, es una mala palabra, porque el mecanismo electoral democrático tiene como base que se hagan elecciones libres y transparentes, y que toda la población tenga el derecho de ejercer el voto en privacidad, es casi obvio que se diga que sí hay una democracia en CR y que dentro de los mecanismos a nivel internacional democráticos de los procesos electorales CR está en un lugar privilegiado a nivel del mundo”.
Cascante Segura añade que el tema de realizar elecciones cada cuatro años es “una parte de todo sistema democrático. La parte electoral es fundamental para garantizar la legitimidad de los gobiernos. Sin embargo, hay otros componentes de lo que se considera hoy democracia”.
En cuanto a la cantidad de candidatos señala que “demuestra que hay una apertura absoluta de las candidaturas”, sin embargo, refiere que “dificulta el proceso de elección de la ciudadanía y refleja la debilidad de los partidos políticos en CR”.
El politólogo nicaragüense Orozco tiene una posición diferente y asegura que “la democracia existe en función de la articulación entre el apego a los procedimientos y la creencia en el sistema democrático: una cultura política democrática (tolerancia, confianza, solidaridad, igualdad), mecanismos de protección a la transparencia y justa contienda electoral; representación de actores de manera igualitaria, y consenso de élites sobre es escenario democrático que incluye apego al estado de derecho democrático”. Añade que “el tiempo, cuatro o cinco o seis años no tiene correlación estadística con la calidad de la democracia”.