CONTENIDO EXCLUSIVO.
En el discurso de la dictadura de Nicaragua ha empezado a ganar terreno la terminología “la Franja y la Ruta”. «Nicaragua está destinada a convertirse en el eje más importante de la Franja y Ruta a través del Pacífico y el Atlántico”, le aseguró Wang Jing al dictador Daniel Ortega, en una carta que le envió el propio 10 de diciembre, cuando el régimen anunció rupturas de relaciones diplomáticas con Taiwán, que ahora considera una isla rebelde y no una nación libre y soberana de China.
“Nicaragua es bienvenida a tomar parte activa en esta iniciativa y sumarse cuanto antes a la gran familia de la construcción conjunta de la Franja y la Ruta”, se volvió a escuchar el 31 de diciembre de boca de Yu Bo- representante del gobierno de Pekín- durante la reapertura de la embajada de China en Managua.
Ya el 16 de diciembre, Laureano Ortega Murillo en una comparecencia ante medios de propaganda de la dictadura, dijo que Nicaragua va hacia esa dirección para insertarse a ese esquema mundial, del cual ya forman parte más de 19 países de América Latina y el Caribe y que Estados Unidos ve con recelo, y se opone a la expansión del proyecto de bandera china.
“Estamos trabajando con ellos para firmar un memorándum en el cual el Gobierno de Nicaragua forme parte de ese gran proyecto en el mundo, que además tiene un fondo de inversión dispuesto por China que es muy fuerte y que ya ha iniciado algunas inversiones muy fuertes en América Latina”, dijo Ortega Murillo, cuyo discurso se ha empezado a propagar entre los mismos simpatizantes, aunque pocos saben con exactitud en qué consiste.
El titular del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, Iván Acosta ve en la iniciativa una oportunidad para que Nicaragua pueda conseguir inversión en distintas áreas, en momentos en que la posibilidad de que esta venga de naciones democráticas, como Estados Unidos, es casi nula, debido a la falta de institucionalidad en Nicaragua, lo que ha empeorado el clima de inversión.
“Estas son grandes oportunidades porque China está viendo a Latinoamérica en el tema de comercio, intercambio económico e inversiones estratégicas. Cuando hablamos de la iniciativa de la Franja de la Ruta, es conectar todos los puertos y aeropuertos, además de las conexiones logísticas de los países para incrementar el comercio, y está demostrado en los últimos 20 años, cuando crece el comercio crece la economía”, señaló.
Ambicioso proyecto chino
Pero ¿qué es la Franja y la Ruta de China? ¿En qué consiste este proyecto? ¿Puede realmente Nicaragua beneficiarse de ese proyecto? ¿Qué otras naciones de la región están participando? ¿Será esta una alternativa para el fallido Canal Interoceánico?
La iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), es un proyecto impulsado por China que pretende formar un conjunto de enlaces marítimos y ferroviarios para fortalecer las conexiones del gigante asiático en el continente y hacia el exterior.
A través de la también conocida como la Nueva Ruta de la Seda, China busca construir una red de infraestructura repartida por los cinco continentes que puede costar a hasta un billón de dólares y que consiste en una red de carreteras, ferrocarriles y puertos que permitirá mejorar las conexiones comerciales entre los países participantes.
El proyecto apareció en 2013 y fue propuesto por el presidente chino Xi Jinping, mediante el cual retoma la idea de reconstruir la antigua Ruta de la Seda. Esta busca una mayor cooperación económica, cultural y política entre los países y regiones que lo conforman.
El proyecto consiste en una vía terrestre que unirá a China con Pakistán, Afganistán, Turquía, Moscú, Kazajistán, Turkmenistán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán y Europa mediante los Balcanes hasta llegar a París. En segundo lugar, la iniciativa pretende llegar a América Latina, África y Oriente Medio mediante una ruta marítima.
Específicamente, la Franja y la Ruta incluye la construcción de una vía de transporte de carga interconectada, la facilitación en materia de aduanas, un transporte multimodal -que une todas las carreteras de la región-, la mejora de la infraestructura portuaria y de las instalaciones de transporte aéreo civil; así como la conectividad de las redes energéticas transfronterizas y la densificación de redes de fibra óptica.
Con esta iniciativa también se pretende crear condiciones para que las naciones participes desarrollen infraestructura y posean nuevas oportunidades comerciales. De hecho, en estos últimos años China ha firmado una serie de acuerdos de cooperación con varios países a lo largo de la Franja y la Ruta, y en paralelo les ha proporcionado apoyo financiero para la construcción de infraestructuras, el desarrollo de recursos, entre otros.
Cabe destacar que en junio de 2017 Panamá se convirtió en el primer país de América Latina en adherirse a dicha iniciativa. Después se han ido incorporando Costa Rica (2018), El Salvador, Uruguay, Ecuador, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Cuba y Perú.
Le puede interesar: Régimen de Daniel Ortega rompe relaciones con Taiwán, su principal donante
Entre los demás países de Latinoamérica y el Caribe que actualmente tienen acuerdos de la Franja y la Ruta destacan: Antigua y Barbuda, Barbados, República Dominicana, Guayana, Jamaica, Trinidad y Tobago.
Críticas a la iniciativa
Para especialistas internacionales, la Nueva Ruta de la Seda no solo representa un intento de aumentar la influencia geopolítica y estratégica de China, sino también conlleva al endeudamiento de los países receptores.
Según la plataforma de periodismo independiente, Diálogo Chino, hay ciertas críticas que giran en torno de la iniciativa. Por ejemplo, existe preocupación por la carga de la deuda que las economías pequeñas asumen cuando solicitan préstamos para dichos proyectos.
Por otro lado, algunos temen que el objetivo del gigante asiático sea controlar las cadenas de suministro y otros aseguran que las inversiones de la Franja y la Ruta se centran, principalmente, en proyectos y sectores que conllevan grandes riesgos para el medio ambiente y los derechos de las comunidades indígenas.
Un elemento de crítica hacia el proyecto, es que los proyectos de infraestructura impulsados por Pekín son ejecutados por los chinos, es decir las naciones receptaras pierden la oportunidad de generar empleos entre sus connacionales, aunque estos impliquen endeudamientos soberanos.
“Se teme que China consolide su supremacía en el mundo y divida a Europa”, según un reportaje de Deutsche Welle, la principal radiodifusión alemán.
De hecho, diversos analistas internacionales han advertido que el proyecto está basado principalmente en “la diplomacia de la deuda”, lo que ha permitido que miles de millones de dólares se inyecten en América Latina y que los países estén enfrentando dificultad para honrar sus empréstitos con China, especialmente por el impacto de la pandemia.
Según la consultora RWR Advisor, con sede en Washington, desde que la iniciativa empezó en 2013, China ha prestado 461,000 millones de dólares a naciones participantes, la mayoría de ellas en África y casi todas consideradas deudoras de alto riesgo, según un reportaje de la BBC Mundo.
Tal ha sido la presión del endeudamiento, que muchos países que forman parte de la iniciativa, en el contexto de la crisis sanitaria y su efecto en la economía, han pedido a Pekín reestructurar, retrasar o perdonar los pagos de los préstamos que vencen próximamente, lo que ha puesto en jaque a la administración de Xi Jinping.
“Es una trampa de deudas”, así lo sintetizan el proyecto críticos internacionales.
¿Puede Nicaragua ser partícipe de la iniciativa de la Franja y la Ruta?
Pese a ello, un economista y consultor externo, que prefirió el anonimato por temor a represalias, compartió que en estos momentos muchos países de América Latina, especialmente en el sur, se están inclinando a fortalecer los vínculos comerciales con China, porque en el largo plazo la economía de Estados Unidos “no estaría creciendo a tasas históricas y no podría absorber la oferta económica de la región”.
Lea además: Algunas pistas que explican la ruptura del régimen de Daniel Ortega con Taiwán
Por tanto, aseguró que la Nueva Ruta de la Seda se convierte en una opción estratégica para el futuro de estas naciones. “El tema político es otro asunto que se está incorporado en este escenario”, agregó.
A su criterio, China siempre está buscando en América Latina la explotación de recursos minerales. “Según estudios, los intereses de China en la región son identificar y tratar de explotar lo mayor que pueda los recursos minerales, y además, que también sirva como un trampolín comercial, para que desde este lado pueda invadir con mercadería y tecnología a Estados Unidos, eso lo estaría haciendo más fácil pues sería a menor costo”.
En el caso de Nicaragua, explicó la estrategia del Gobierno de turno al buscar incorporarse a esta iniciativa: “Con este acercamiento lógicamente el espíritu debe ser el proyecto del Canal Interoceánico”, sostuvo.
Sin embargo, aclaró que, para China, Nicaragua no tiene una importancia economía relevante más que política, es decir, buscan tener más presencia en Centroamérica, porque el país no genera la cantidad de recursos necesarios que los chinos requieren. “Además, para poder exportar a China son distancias enormes y los costos se elevan, pero lo que sí puede ser un criterio importante es la explotación de minerales en Nicaragua”.
Por otro lado, considera que la idea del régimen de Daniel Ortega es demostrarle a Estados Unidos que puede alinearse a otra potencia mundial. “Sin embargo, tenemos una infraestructura y plataforma económica que está ligada históricamente al comercio del país norteamericano. Si nos incorporamos a la Nueva Ruta de la Seda van a pasar sus años porque reestructurar y modificar estas cosas en el marco de esa iniciativa es complicado”.
Nicaragua, una estrategia geopolítica
El economista Marco Aurelio Peña explicó que la decisión de Nicaragua de finiquitar las relaciones diplomáticas con Taiwán y restablecer las relaciones con China, tiene un trasfondo geopolítico y geoeconómico.
“A China continental le ha interesado posicionarse en el istmo centroamericano porque ya tiene mucha presencia en América del Sur. En el caso de Centroamérica ya ha establecido relaciones diplomáticas con Costa Rica, El Salvador y Panamá. Esto le interesa a China porque hay una carrera con Estados Unidos por liderar la economía mundial, de hecho, ya está teniendo mucha presencia como socio comercial y cooperante en países que mantenían este tipo de relaciones, exclusivamente, con el país norteamericano”, mencionó.
También compartió que el Gobierno de Nicaragua está haciendo esta apuesta por un tema de sobrevivencia y “por la conservación del poder por el poder mismo. Varios países han sancionado a funcionarios, allegados y familiares del Gobierno actual y eso los obliga a buscar nuevos aliados, entonces ahí aparecen Rusia y China como dos grandes naciones que militar y económicamente le hacen contrapeso a Estados Unidos”, precisó.
Peña indicó que Nicaragua tendrá que competir con sus pares centroamericanos para exportar a China. “Habría que ver de qué otra manera se le saca provecho a las relaciones de cooperación bilaterales que pueden establecerse con ese país”, añadió.
Y a la vez, recordó que el país norteamericano recibe a todos los latinoamericanos desplazados forzosamente por los conflictos internos de sus países, la pobreza, el desempleo, la persecución política, etcétera. “Estados Unidos tiene como una segunda mayoría en su composición poblacional a los latinos, y es un país con el cual tenemos mucho en común, en cambio, con China no podemos decir lo mismo, aparte de la distancia que nos separa, culturalmente somos muy diferentes”, expresó.
Le puede interesar: ¿Por qué Ortega no podría reemplazar económicamente a EE. UU. con China, Rusia e Irán, aunque firme acuerdos de cooperación?
“¿Qué le puede ofrecer Nicaragua a China que no le hayan ofrecido estos otros países centroamericanos y sudamericanos? Por ahí la respuesta es geopolítica, Nicaragua es el territorio que le faltaba para que prácticamente todo el istmo de Centroamérica sean sus aliados, al menos en la parte económica”, indicó.
Y agregó que “China tiene una cartera para ofrecer cooperación, inversiones, comercio y negocios, pero la pregunta es ¿Qué más le podría interesar a China? ¿Los recursos naturales del país? ¿Se retomará el gran Canal Interoceánico?”
Por otro lado, en consultas con un economista, quien también solicitó el anonimato, considera que es poco probable que se vaya a incluir a Nicaragua en la Nueva Ruta de la Seda.
“Esto es pura propaganda, atraer inversiones requiere años, no es fácil, no es solo de que, porque ahora somos amigos de China, comienzan a venir y a instalarse 20 empresas, no, esto es todo un proceso que va a tardar años”, señaló.
A su criterio, sí es factible mantener relaciones con China, “porque realmente ahí es donde está el futuro, pero hablar de que Nicaragua va a ser incluida en la Nueva Ruta de la Seda, es una ilusión. Sí va a haber beneficios, pero la gran limitante que tenemos es que nuestra economía es extraordinariamente pequeña, por el momento no se tiene mucho que ofrecer”, concluyó.