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¿Puede Ortega llenar con China el vacío que dejaría en Nicaragua una suspensión eventual del DR-Cafta? Acá el escenario

El dictador de Daniel Ortega se ha acercado a China a medida que aumentan las amenazas al DR-Cafta. ¿Podría China llenar ese vacío? ¿Qué nos dice la experiencia Costa Rica-China?

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A medida que Daniel Ortega empeora su relación con Estados Unidos y cierra toda posibilidad de permitir una transición democrática en el país, aumenta la posibilidad de que Washington adopte medidas más drásticas que abarcarían una suspensión de Nicaragua del DR-Cafta lo que ocasionaría que las exportaciones locales pierdan competitividad en la mayor economía del mundo.

Ante ese posible escenario, el régimen de Ortega ha acelerado su acercamiento con China, como una alternativa no solo de financiamiento en el 2022 sino también para hacer frente a un posible coletazo que le ocasionaría una medida de esa magnitud comercial en el marco del DR-Cafta, que ha permitido que los ingresos por exportaciones aumenten significativamente al punto que este año se rebasaron los 3,200 millones de dólares, siendo EE. UU. el principal destino. Esto no incluye los ingresos generados por zona franca, que tiene como comprador número uno a empresas norteamericanas.

El DR-Cafta, en vigencia desde 2006, consiste en un Tratado de Libre Comercio (TLC) que ha permitido a Nicaragua ingresar al mayor mercado del mundo (Estados Unidos), con sus productos, con aranceles cero o reducción en los mismos, lo que ha permitido un incremento significativo en los ingresos por exportaciones.

Además, en territorio nacional ha ayudado a incrementar el número de empleos, la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) y las importaciones de insumos y maquinarias que ayudan a obtener mayor calidad en la producción del país.

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Sin embargo, desde hace meses en Washington ha crecido la presión para que el presidente estadounidense, Joe Biden, reconsidere la estadía de Nicaragua dentro de ese acuerdo comercial, debido a las continuas violaciones de derechos humanos efectuadas por el gobierno de Ortega desde el estallido de la crisis sociopolítica en abril de 2018.

Cabe destacar que, si se llegase a realizar la expulsión de Nicaragua, significaría que se perderían las ventajas arancelarias que otorga el pacto con relación a otros países. Es decir, el país seguiría exportando, pero a un costo más elevado, lo que quita atractivo.

¿Qué tan real es la oportunidad que tiene Nicaragua con el país asiático?

De ahí es que surge la interrogante, ¿podrá realmente Ortega compensar con China un eventual impacto económico si finalmente el Gobierno de Joe Biden decide endurecer su posición en el 2022, cuando el dictador empezará su periodo de gobierno sin reconocimiento internacional?

China es considerado el país más poblado y la segunda economía del mundo por volumen de Producto Interno Bruto (PIB), según Datos Macro. Además, el año pasado ocupó el puesto número 31 en el ranking Doing Business.

Xi Jinping, presidente de China. Archivo/LA PRENSA

El economista y sociólogo, Óscar René Vargas, compartió que, aunque no cree que Estados Unidos rompa el tratado del DR-Cafta con Nicaragua, en un hipotético caso de que ocurriera, sería un golpe muy fuerte para la economía nicaragüense, “ya que el comercio de exportación e importación representa el 50 por ciento del total”, expresó.

Además, indicó que esta acción podría afectar a la industria de las zonas francas, generando una repercusión negativa para el empleo y como consecuencia, un empobrecimiento de miles de familias.

También, explicó que se produciría un incremento de la inflación por el alza de los precios de los productos importados. Asimismo, “la maquinaria industrial y todo el aparato productivo de Nicaragua depende del abastecimiento de productos y repuestos de las fábricas norteamericanas, lo cual es difícil de sustituir”, precisó.

“En caso de que China decida asumir todo el volumen que Nicaragua exporta a Estados Unidos, los costos de transporte se van a incrementar y por lo tanto los márgenes de ganancias de los productores se van a reducir”, sostuvo.

Continuó explicando que hay que tomar en cuenta que las compañías de servicios, alimentarias, agroindustriales, etcétera, son dependientes del mercado norteamericano, “lo que significa que esas empresas pueden emigrar hacia otros países. Lo mismo puede suceder con las empresas de zonas francas. Y también están las diferencias culturales, y el idioma”, enfatizó.

Diferencias de consumo y culturales

Un economista y especialista en políticas públicas, que pidió no ser citado por temor a represalias, compartió recientemente a LA PRENSA que China no es parte de la importancia de la estructura porcentual del comercio exterior, es decir, no es un país que absorbe ni adquiere una importante cantidad de bienes y servicios nicaragüenses.

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Imagen referencial. Archivo/LA PRENSA

Por ejemplo, según el Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex), de los 2,952.06 millones de dólares que recibió Nicaragua el año pasado en concepto de exportaciones, 1,402.07 millones correspondían a Estados Unidos y, solo 10.2 millones provenían de China.

Entre el 2018 y 2019 las exportaciones de Nicaragua hacia China Popular registraron un significativo crecimiento. Pekín le compró al país productos minerales, madera aserrada, azúcar, café, desperdicio de papel, chatarra, productos de origen vegetal, aceites y grasas, cueros y pieles de bovino. Es decir, no figuran los productos estrellas de Nicaragua, como la carne de bovino, productos lácteos, el oro en bruto, entre otros.

El especialista, coincidió con Vargas en que otros aspectos a considerar con China son el consumo y las características culturales, gastronómicas e industriales del gigante asiático.

Indicó que es más fácil encontrar y hacer negocios entre Estados Unidos, Centroamérica y Europa con Nicaragua, que, con China, que no tiene una cultura parecida a la nicaragüense, puesto que son otros gustos, hábitos y tradiciones.

Sin embargo, en consulta con otro economista, quien también solicitó no ser citado, indicó que desde el punto de vista económico y comercial, Nicaragua podría obtener beneficios si se estrechan las relaciones comerciales con China, pero solo si el país transforma su sistema productivo y económico, algo que hasta ahora no ha ocurrido.

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La experiencia de Costa Rica

“Habría que ver cuál es el comportamiento de China con respecto a Nicaragua, cuál podría ser el tratamiento que le va a dar, es decir, aquí no hay un tratado de libre comercio con ese gobierno, como lo tiene Costa Rica”, mencionó al respecto.

En 2011 el Tratado de Libre Comercio entre Costa Rica y China entró en vigor, siendo el primero en Centroamérica y el tercero en América Latina, después de Chile y Perú.  A diez años de ese acuerdo, cuyo proceso de negociación duró tres años, las relaciones comerciales entre ambas economías se han fortalecido, lo que ha beneficiado especialmente a San José, que sin embargo mantiene a Estados Unidos como principal socio comercial.

Desde el acuerdo, Costa Rica, que tiene un nivel exportador global superior a los 12,174 millones de dólares, lejos de los más de 3,000 millones de Nicaragua, ha conseguido conquistar el mercado chino con productos como prótesis de uso médico, café, banano, azúcar, fruta deshidratada, y carne bovina.

En el marco de las negociaciones, Costa Rica consiguió con China que el 99.6 por ciento de sus productos entraran a ese mercado sin pagar aranceles. Pero antes de negociar y concretar ese TLC, las relaciones comerciales de ese país con el gigante asiático venían en crecimiento y se concentraba en productos de alta tecnología, específicamente en procesadores y controladores electrónicos (73.4 por ciento), el partes y accesorios de computadoras (22.6 por ciento), apenas el 0.6 por ciento desperdicios y 0.4 por ciento desechos de cobre y cueros de bovino o equino curtidos, según el Observatorio de Comercio Exterior de Costa Rica.

Según el observatorio Costa Rica consiguió con el TLC con China que el 99.6 por ciento de los productos ingresaran libre de arancel; consolidar el acceso de los productos que en ese momento se enviaban a ese mercado; se amplió la plataforma de comercio exterior, lo que aumentaba la posibilidad de atraer inversión y producir en el país; se diversificó la oferta exportable; se mejoró la posibilidad de adquirir materias primas chinas por parte de los productores a precios competitivos.

También se ampliaron las opciones de los consumidores para la adquisición de bienes y servicios; se fomentó la inversión china en ese país; se creó un mecanismo de solución de controversias; y se creó un canal de comunicación directo entre ambas autoridades que garantizó un mejor intercambio de información, así como el establecimiento de un mecanismo de cooperación.

Las barreras

Pero no todo ha sido color de rosa en 10 años del TLC entre China y Costa Rica. Por ejemplo, el sector exportador de ese país se muestra frustrado por el poco aprovechamiento en el campo de productos agrícolas- que sería el fuerte de Nicaragua- según publicaciones de medios costarrricenses.

La principal barrera es que China exige protocolos sanitarios para cada producto, cuya negociación se tarda hasta cinco años. Además afrontan problema en el desconocimiento del mercado agropecuario en China; la falta de volumen de producción; y el poco desarrollo de logística de exportación (buques, rutas y red de frío), según publicó el economista.net en un artículo titulado: TLC entre Costa Rica y China cumple 10 años de ser la gran promesa incompleta el 24 de junio del 2021.

Eso sí, cuando se supera el proceso de negociación de los protocolos y las empresas locales consiguen las acreditaciones correspondientes, los envíos crecen significativamente, tal como ocurrió con la carne de bovino de ese país, el cual en cinco año subió 497 por ciento, según la misma publicación.

Además los costarricenses continúan observando como desafío la logística para enviar sus productos a China. El sector se topó con la ausencia de servicios navieros directos, de condiciones de refrigeración adecuadas para los largos viajes y el poco conocimiento del mercado, afirma el artículo.

Los costarricenses, que gozan de una economía desarrollada y estabilidad institucional, también se sienten frustrados por los resultados en materia turísticas, así como atracción de inversión tras diez años del TLC con China.

Nicaragua no es Costa Rica

A criterio del economista nicaragüense, una de las grandes ventajas que hay con China, “es que varios productos que por la calidad o por x o y razón no pueden entrar al mercado de Estados Unidos o al mercado europeo, podrían entrar en China. Habrá que esperar si se va a hacer un acuerdo comercial con este país, que termine en un tratado de libre comercio”.

No obstante, para el economista el gran problema es que “Nicaragua tiene grandes mercados, pero no tenemos nada que vender”, e indicó que antes de pensar si China, Europa, Sudamérica o Estados Unidos son mercados que ofrecen grandes oportunidades, Nicaragua debería de pensar en qué es lo nuevo y provechoso que les ofrecerá a estos.

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“Por ejemplo, China es un país agrícola como nosotros, igual que Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, entre otros. Son países que producen lo mismo que nosotros producimos, entonces, ¿Cómo podemos entrar a esos grandes mercados como China? Hay que hacer estudios y ponerse a trabajar en función de analizar las oportunidades que Nicaragua tiene con los diferentes mercados”, precisó.

El especialista recomendó que es tiempo de comenzar a pensar en transformar toda la estructura económica, y cambiar las formas en las que el país está produciendo.

“No podemos seguir produciendo de la misma forma en que lo estamos haciendo, tenemos 200 años de estar haciendo lo mismo y los mercados han cambiado tanto, que ya este esquema no nos está funcionando. No podemos estar con exportaciones que dependen de los precios internacionales. Hay que enfrentar mercados enormes, como Estados Unidos, el de la Unión Europea, ahora China e incluso, Rusia puede ser un socio comercial interesante, sin embargo, ¿cómo enfrentamos esos grandes retos? Esa es la tarea que nosotros como país debemos pensar”, expresó.

Siguiendo esta línea, indicó que otro factor interesante de China son las inversiones, “pero ¿qué tipo de inversiones?, también va a depender del tamaño de nuestra economía, es decir, nosotros tenemos que cambiar ya esta mentalidad de estar atrayendo zonas francas, creo que poco a poco hay que ir quemando esas etapas”.

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“Lo que nos plantea una relación con China es el mismo reto que nos plantea una relación con Estados Unidos, con la Unión Europea y con todos los grandes bloques comerciales del mundo, que es transformar nuestro sistema productivo y económico”, concluyó.

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