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Periodismo Independiente

Periodistas independientes tratando de realizar una cobertura en diciembre de 2019. LA PRENSA/ARCHIVO

“Nicaragua está en una etapa de un periodismo de catacumbas”, advierte periodista nicaragüense desde el exilio

"Eso está dado por el contexto, de que Nicaragua vive no en una democracia, sino en una dictadura, que controla todos los poderes del Estado y que obviamente ve al periodismo como un enemigo".

El periodismo independiente de Nicaragua se encuentra en un escenario complejo: de riesgos y amenazas.

Sin embargo, pese a ello, los periodistas han asumido un compromiso de informar a la sociedad desde donde estén, destacó Octavio Enríquez, periodista de investigación y miembro de la Mesa Editorial de Connectas, la principal plataforma que promueve el periodismo colaborativo en América.

“Los riesgos son grandes, cuando andas cubriendo en la calle, las amenazas judiciales, cierres de medios. Es el peor escenario para el ejercicio periodístico en Nicaragua. Eso está dado por el contexto, de que Nicaragua vive no en una democracia, sino en una dictadura, que controla todos los poderes del Estado y que obviamente ve al periodismo como un enemigo, al que tiene que erradicar para imponer sus discurso”, expresó el periodista nicaragüense este miércoles, en el conservatorio “América Latina: periodismo en contexto cada vez más adverso para la democracia”.

En el conservatorio también participaron periodistas de Cuba, Bolivia, El Salvador y Venezuela que han mantenido su trabajo a pesar del cierre de medios de comunicación, persecución por parte de la fuerza pública, estigmatizaciones desde el poder, allanamientos judiciales, intimidaciones a los reporteros, interceptaciones ilegales, entre otras amenazas.

Periodismo de catacumbas

Enríquez, quien se vio obligado a exiliarse en agosto pasado, luego de haber sido citado varias veces por el Ministerio Público, para testificar sobre el trabajo de la extinta Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCH) a la que el régimen señala de lavado de dinero, expresó que “Nicaragua está en una etapa de un periodismo de catacumbas”, como ocurrió a durante la dictadura de Somoza.

“El periodismo de catacumbas lo ejercía la gente que trabajaba en la radio e iban a los atrios de las iglesias y ahí informaban a la gente de lo que estaba pasando en el país, por la censura que había. La diferencia es que ahora nosotros lo hacemos a través de las redes sociales, desde los lugares donde nos sentimos nosotros seguros”, expresó al ser consultado cómo están haciendo los periodistas nicaragüenses para cubrir e informar.

Notas y fuentes anónimas, debido a la represión

Enríquez, quien además pertenece al equipo periodístico del medio digital Confidencial, allanado por la Policía del régimen en mayo pasado, agregó que “la mayoría de los periodistas que están en Nicaragua trabajan sin ni siquiera firmar con sus nombres sus artículos por un tema de seguridad. Los que estamos firmando son los que estamos afuera”.

A la vez, señaló que no solo los periodistas corren riesgos en Nicaragua, sino que las fuentes que brindan información u opinan sobre la situación del país están siendo amenazadas con cárcel, tras la aprobación de un combo de leyes restrictivas, recordó, y mencionó el reciente caso del exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Edgard Parrales, detenido por el régimen orteguista el lunes por la tarde y acusado de “incitar a la violencia” por sus declaraciones a los medios de comunicación independientes sobre asuntos relacionados con su experiencia diplomática.

“Una cosa muy importante que tengo que decir, es que no solo los periodistas estamos corriendo riesgos, en realidad todos los ciudadanos, por ejemplo el diplomático, exembajador ante la OEA, Edgard Parrrales, fue apresado hace unos días, después que nos dio una entrevista a nosotros y a otros medios de comunicación. Por esa razón, también en el periodismo nicaragüense van a encontrar en sus paginas muchas fuentes que no son citados con sus nombres y apellidos, y eso nos obliga a nosotros a buscar y contrastar más para dar información de calidad”, manifestó Enriquez.

Sorteando las amenazas de un Estado que quiere silenciar a la prensa

Entre finales del año pasado e inicios de 2021, el régimen Ortega Murillo, a través de la Asamblea Nacional, aprobó una serie de leyes represivas contra la ciudadanía, entre ellas, la Ley Especial de Agentes Extranjeros y la Ley Especial de Ciberdelitos, “que limitan severamente la capacidad de operación de los grupos políticos de oposición, la sociedad civil y los medios independientes”.

Sobre las medidas que han encontrado los periodistas en Nicaragua para sortear las amenazas legales, Enríquez dijo que “básicamente nos hemos centrado en seguir haciendo periodismo pese a las amenazas legales y de cárcel”.

Aunque “nosotros tenemos a un periodista, Miguel Mendoza, que fue detenido por opinar en las redes sociales”, apuntó y agregó que “cuando está la voluntad del Estado de acallar, de silenciar a una sociedad lo único que queda es resistir. Nosotros, los periodistas en Nicaragua hemos asumido un compromiso de informar a la sociedad”.

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