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A través de un comunicado en conjunto, los gobiernos de Argentina y México llamaron este lunes a sus embajadores en Nicaragua, Mateo Capitanich y Gustavo Cabrera Rodríguez, respectivamente, a trasladarse a sus países para realizar consultas sobre “las preocupantes acciones políticas-legales realizadas por el gobierno nicaragüense”. La medida —afirmaron dos expertos en temas de relaciones exteriores—, es bastante severa porque evidencia y transmite un grave malestar del Estado que la aplica.
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“La llamada a consulta es una medida diplomática bastante severa, que transmite grave malestar del Estado que la aplica (Argentina), que en este caso también la aplica México, de forma conjunta, siendo estos los dos países que proponían mediación para conseguir la liberación de los presos políticos, se puede leer como un hecho relevante e importante”, manifestó el abogado y académico Harold Rocha, experto en Derecho Internacional.
“En diplomacia eso es malestar, aunque se diga para consultas, pues ya las cancillerías están bien informadas. Más bien son llamados a discutir líneas de actitud o eventualmente acciones”, coincidió por separado el exembajador José Dávila Membreño.
De acuerdo con el sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno Español la llamada a consulta, en términos diplomáticos, significa el “orden que se envía a un jefe de Misión por el ministro de Relaciones Exteriores del Estado acreditante para que se persone urgentemente con objetivo de informar sobre un determinado asunto y recibir instrucciones particulares”.
“Quizás la propuesta de mediación ya no sea viable. Hay que recordar que Argentina y México se abstuvieron en el voto de la resolución hace unos días. Quizás en una sesión futura voten a favor”, agregó Rocha.
¿Podría ser este el inicio de una ruptura de relaciones?
Pese al llamado de carácter urgente a consulta de los embajadores de Argentina y México, no necesariamente significa el inicio de una ruptura de relaciones entre ambos países con Nicaragua, coinciden los expertos. Pero a juicio de Dávila, sí evidencia un gesto severo de inquietud entre gobiernos con afinidad ideológica.
“(El llamado a consulta) suele ser un paso previo, pero no siempre lo es, aunque es señal inequívoca de tensión en las relaciones bilaterales”, dijo Rocha.
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Mientras que Dávila agregó que “no necesariamente es inicio de ruptura, es malestar del país acreditante ante el Gobierno donde ha acreditado embajador. Sería positivo si México y Argentina quisieran mediar, urge detener la radicalización del régimen y la profundización de una situación política en Nicaragua que no es sostenible”.
Ambos expertos también descartan la posibilidad de suspensión de sus cargos a ambos embajadores. “No necesariamente (serían suspendidos), pero es un gesto severo de inquietud, sobre todo entre gobiernos con afinidad ideológica”, dijo Dávila.
“Se conoció en medios argentinos a finales de semana que el canciller (Felipe) Sóla (ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina) había cursado carta al canciller (Denis) Moncada manifestando ‘grave preocupación’. Llamar a consultas al más alto representante diplomático acreditado en el país indica que la respuesta del canciller, o de Nicaragua, no fue satisfactoria”, precisó Rocha.
Bajo “el principio de no intervención en asuntos internos”, México y Argentina se abstuvieron de votar el pasado martes 15 de junio, a favor de la resolución sobre la situación de Nicaragua, que fue aprobada en la Organización de Estados Americanos (OEA) y que condena las acciones represivas del régimen orteguista.