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Justo Rodríguez López, de 68 años, excarcelado político. LA PRENSA

Justo Rodríguez López, de 68 años, excarcelado político. LA PRENSA

“Lo que nos entregaron fue un poco de huesos”, dice hermana del excarcelado político Justo Rodríguez

Justo, originario de la Isla de Ometepe, fue excarcelado el lunes 21 de diciembre. Hoy se encuentra parapléjico y postrado en una cama

Justo Emilio Rodríguez López era un hombre robusto, de buen temple y con la fuerza que caracteriza a los campesinos que trabajan de sol a sol. Era. Ahora Justo apenas tiene fuerzas para respirar, está postrado en una cama bajo el cuido permanente de su familia. Cuatro meses en prisión en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro “La Modelo” y cuatro en el Hospital Lenin Fonseca le cambiaron la vida a Justo, de 68 años, originario de Moyogalpa, Isla de Ometepe, Rivas. Justo, excarcelado político, fue entregado a su familia el lunes 21 de diciembre.

“Lo operaron de la cabeza y le sacaron coágulos de sangre, el doctor me dijo ´15 minutos más y don Justo se muere, pero ahora le vamos a dar 72 horas necesitamos que usted esté aquí porque si no responde lo desentubamos´. Él despertó, pero como mi hermano ya no, no es el mismo, lo que nos entregaron es un poco de huesos, porque es una barbaridad como está. Él era un señor gordo, está desnutrido, le hablamos y solo nos queda viendo”, explica su hermana Emérita Rodríguez.

Justo se dedicaba a la agricultura: sembraba yuca, quequisques, malangas y frijoles. Todos los días se levantaba muy temprano para ir hacer rondas en sus parcelas. Hoy su hermana , de 70 años, llora al ver las condiciones en las que se encuentra su hermano.

“Mi hermana, mi hermano no se consuela, yo tampoco, cuando lo vemos que él era un hombre bien activo, bromista, curioso y ahora solo me vuelve a ver, está como un vegetal. Él está bien mal, yo lo veo mal”, declaró su hermana, con la voz entrecortada, Emérita Rodríguez a LA PRENSA.

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Don Justo nació en el seno de una familia muy trabajadora. Él es el menor de sus hermanos: Hernaldo, de 85 años; Liliam, de 79 y Emérita, de 70. Esta última ha hecho todo lo posible para que su pariente reciba justicia y no quede abandonado.

Al otro lado del teléfono, se escucha a Emérita agradeciendo a la gente que ha llegado a ver a su hermano. Cuenta enseguida, “aquí está viniendo un montón de gente, es una barbaridad, él era una buena persona, anoche que vino, no hubo ni una sola persona a quien no se le saliera las lágrimas cuando lo vieron, usted cree que si él fuera una mala persona estuviera aquí toda esta gente. He aquí no he podido arrimarme a hacer comida porque está viniendo la gente. Él tenía muchas amistades”, describe.

El día de su arresto

El 20 de abril de 2020 fue detenido por la Policía Orteguista mientras caminaba a ver sus cultivos. Agentes antidisturbios realizaban el “rescate” del suboficial mayor Noel Reyes, que fue retenido por pobladores, tras la represión a la celebración del segundo aniversario de la rebelión de abril de 2018, la noche del 19 de abril de 2020.

En esta operación, además de don Justo, fueron detenidas otras seis personas. Él fue brutalmente golpeado durante su arresto. “Mi hermano no se metía en nada, que va hacer un señor de 68 años en esas cosas”, sostiene su hermana.

Expone que cinco días después del arresto, el 25 de abril, cuando logró ver a su hermano, él le dijo que “en la estación de Policía en Moyogalpa a él lo golpearon, lo torturaron, le dejaron caer una llanta de repuesto y después lo agarraron a patadas policías y antimotines”, denunció Emérita.

Tras la captura don Justo fue trasladado a las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) en Managua, conocido como el nuevo “Chipote”. La Fiscalía lo acusó por el delito obstrucción de funciones y el 21 de julio pasado el juez Séptimo de Distrito Penal de JuicioMelvin Vargas, lo declaró culpable y le impuso la pena de tres años y dos meses de cárcel.

Sufrió un derrame cerebral mientras estaba en la cárcel y fue intervenido quirúrgicamente para extraer tres coágulos de sangre de su cabeza. Yonarqui Martínez, abogada de don Justo, dijo que fue girada una orden de convivencia familiar a su favor, pero lo habían dejado internado en el Hospital Lenín Fonseca, por las secuelas derrame cerebral.

“Sus canillas no le responden”

En medio del dolor y la impotencia que siente Emérita, describe el estado de su hermano: “él está bien mal, sus canillas no le responden están encogidas y duras, el doctor me dijo que no va a volver a caminar, está desganado, ni siquiera quiere comer, no habla (…) a él le hicieron dos operaciones una en la cabeza y la otra en el intestino, no sabemos por qué, el doctor nos dijo que le dio una embolia, un derrame cerebral y que tiene una lesión en el corazón”.

Justo Rodríguez López, de 68 años, excarcelado político. LA PRENSA
Justo Rodríguez López, de 68 años, excarcelado político. LA PRENSA

La principal necesidad: “un médico”

En medio de las múltiples necesidades que requiere don Justo, su hermana hace hincapié en que “no tiene ni esposa, ni hijos, es solo. Solo nos tiene a nosotros -sus hermanos- pero somos pobres, no tenemos recursos, lo que él necesita es un médico privado que lo vea en la casa, porque no podemos andar así con él en las calles. Solo puede estar acostado de lado, no lo podemos sentar”, afirma Emérita.

Su hermana solicita a las personas de buen corazón a que lo asistan con pampers, toallas húmedas, comida y frutas.

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