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Los huracanes Iota y Eta han puesto de rodillas las proyecciones económicas de Nicaragua, tanto así que los economistas indican que si bien aún es prematuro para determinar el impacto que estos fenómenos tendrán en las previsiones oficiales, temen que la recesión se profundice con una contracción de hasta 9 por ciento del Producto Interno Bruto.
Pero advierten que también incidirá otro factor: la capacidad que tenga el Gobierno para encontrar rápidamente recursos para el proceso de reconstrucción, como ocurrió en 1998 cuando la comunidad internacional se volcó con Nicaragua tras el Mitch, lo que permitió que el PIB se mantuviera en crecimiento.
Lo que sí está claro es que las consecuencias de estos ciclones se han comparado con el huracán Mitch, el que alcanzó categoría cinco en la escala internacional de huracanes y con velocidades máximas de 298 kilómetros por horas.
Economistas consultados por LA PRENSA sostienen que las proyecciones serán más negativas de lo que ya han pronosticado organismos como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y hasta el mismo Banco Central de Nicaragua (BCN).
El Banco Mundial estimó un decrecimiento en 2020 del Producto Interno Bruto (PIB) de 5.9 por ciento. “Aún es temprano para dar una estimación exacta de la caída, dependerá de la magnitud de las afectaciones de las cosechas de postreras, las pérdidas en infraestructuras y el aumento del gasto público social, que debe evaluarse cuidadosamente. Pero fácilmente, es de esperar a groso modo, un decrecimiento en 2020 del PIB real a precios de mercado del -7 a -9 por ciento, algo que hay que comprobar con la evaluación de daños”, a juicio del economista Óscar Neira Cuadra.
Señaló que la caída del PIB real se podrá contemplar entre 1 y 3 puntos porcentuales adicionales las proyecciones ya realizadas hasta la fecha. El Gobierno ya admitió recientemente que solo Eta le costó a la economía 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto.
La ruina que dejan estos ciclones va más allá del daño en infraestructuras y económico. “Hay una tragedia humana aún incalculable, en las zonas más pobres y abandonadas del país como el Atlántico Norte y Central, que podría ser la oportunidad para apoyar con financiamiento externo programas de desarrollo productivo y educación técnica (por ejemplo, la cooperación danesa, irremediablemente perdida para Nicaragua por las restricciones impuestas bajo este Gobierno)”, lamentó Neira.
Sumando la crisis sanitaria del coronavirus y la recesión económica nacional, el BCN calculaba un decrecimiento económico de -4.5. El especialista en economía, Óscar René Vargas dijo que el porcentaje de la profundización de la contracción es difícil de saberlo sin antes tener una evaluación de los daños.
“Con los dos huracanes que han producido afectaciones negativas en los sectores agropecuario (hortalizas, café, frijol, maíz, leche, ganado y producción en general) en diferentes departamentos del país, posiblemente vaya a incrementar la caída del PIB”, puntualizó.
Hasta el segundo trimestre de 2020 Nicaragua registraba una disminución de 2.3 por ciento, luego que en el trimestre abril-junio registrara una caída de 7.9 por ciento como consecuencia del impacto de la pandemia, según reflejan cifras del máximo emisor bancario.
Contexto más adverso para Nicaragua
¿Puede esperar Nicaragua el impacto económico similar como el ocurrido en 1998, cuando el Mitch dejó pérdidas fuertes en la producción, pero aún el PIB creció? En ese año el ciclón arrasó con más del 70 por ciento de la producción de postrera de frijol y el 51 por ciento de maíz, más de 40 mil viviendas afectadas, reducción de 2.6 por ciento del hato bovino y pérdida de 149 mil aves.
Pero aún así, según registros del Banco Central de Nicaragua, ese año el Producto Interno Bruto creció 3.7 por ciento, lo que significó un comportamiento ligeramente menor que en el 1997, cuando la economía se expandió cuatro por ciento. Esto a pesar de las pérdidas económicas graves que dejó el Mitch. La cooperación internacional fue clave para evitar una contracción económica así como la rápida obtención de recursos en la reconstrucción.
El problema es que el panorama actual es distinto. Además de Nicaragua tiene menos donantes y cooperantes que en ese año, el contexto internacional es más adverso para el país, situación que empeora por las relaciones conflictivas que el gobierno de Ortega mantiene con la comunidad internacional lo que ha derivado en dificultades para conseguir con rapidez recursos para la reconstrucción de Eta, que estima en 178 millones de dólares. La cifra ahora podría ser mayor debido a que se sumarán los daños de Iota, que perjudicó casi todo el territorio nacional.
Vargas considera que la ayuda humanitaria de emergencia esta vez servirá para paliar las consecuencias negativas, pero no para recuperar la capacidad productiva que el país vaya a tener al finalizar la actividad de los ciclones. “Es difícil saber los montos de la ayuda de la comunidad internacional, teniendo en cuenta, por ejemplo, los problemas de los países europeos por la pandemia y por el hecho que el régimen Ortega-Murillo no goza de mucha aceptación internacional. También, va a depender de las gestiones que pueda hacer el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), incluyendo a Nicaragua, en una paquete de ayuda para Centroamérica”, enfatizó.
La rapidez y abundancia de fondos que le están llegando a El Salvador, Honduras y Guatemala está distante de lo que viene para Nicaragua. “No es razonable esperar un flujo rápido y abundante de ayuda externa, que la habrá, pero altamente condicionada por la desconfianza en las instituciones públicas nicaragüenses, y de aprobarse, será canalizada conjuntamente con ONGs internacionales, Cruz Roja y proyectos locales. Será lenta y a cuenta gotas, tanteando que se cumplan compromisos del Gobierno”, observó Neira.
“La crisis sociopolítica y la situación de irrespeto a los derechos humanos ya lastraron la ayuda para enfrentar al Covid-19 así que porqué habría de esperarse que la ayuda ante los huracanes sea más ágil”, cuestionó.
Otro factor que influyó para evitar que el Mitch destrozara el crecimiento fueron las condonaciones de deudas y financiamiento de los organismos internacionales. En la reunión del Grupo Consultivo en Estocolmo en mayo de 1999, Nicaragua logró que se le condonara parte de su deuda externa y se comprometieron 9,100 millones de dólares para la región centroamericana.
Fluyó la cooperación
Los ofrecimientos en recursos financieros durante aquella reunión sumaron 1,543 millones de dólares para Nicaragua. La oferta que hizo el Banco Mundial en aquel momento fue de 450 millones de dólares, la más generosa de todos, seguida de 250 millones de dólares de la Unión Europea y finalmente España con su los 183 millones de dólares, según registros históricos.
El exdiplomático Mauricio Díaz recordó que la tragedia del Mitch en 1998 provocó una solidaridad activa de países del mundo, el propio Bill Clinton, presidente de los Estados Unidos visitó la región para constatar in situ las devastadoras consecuencias del paso del Mitch por la región, particularmente en Honduras y Nicaragua.
Pero en esta ocasión la ola de solidaridad dudan que se vaya a repetir. “La imagen y el desprestigio del Gobierno de Nicaragua es ya mundial, especialmente luego de los sucesos de abril del 2018. Estamos señalados por graves violaciones a los derechos humanos incluyendo “crímenes contra la humanidad”, recuerda Díaz.
Y agrega: “Los organismos financieros internacionales deberán buscar mecanismos para apoyar a nuestros damnificados sin que esa ayuda sea administrada por un gobierno que se ha caracterizado por el uso discrecional de millones de dólares provenientes de la cooperación venezolana. El equilibrio entre el deber de ayudar, como parte de la cooperación y la solidaridad internacional, no debe servir para fortalecer a un régimen que desprecia sus compromisos jurídicos internacionales particularmente en materia de derechos humanos”.
Destacó que para la Costa Caribe estará difícil el acceso a la cooperación otorgada por organismos internacionales debido a un acumulado de agravios internos e internacionales que dejan un saldo rojo del gobierno ante la comunidad internacional.
“La pandemia, los huracanes y las desgracias que conllevan no pueden ser usadas para reprimir más ni para consolidar el autoritarismo sino para buscar consensos y acuerdos nacionales para, como una sola nación, enfrentarlos y superarlos. La dictadura de una minoría sobre la mayoría no es viable mucho menos sostenible, a no ser a sangre y fuego. Veremos si la política de aislamiento y haber convertido a nuestro país en una isla en tierra firme contará con la solidaridad de las democracias del mundo”, refirió el exdiplomático.
Sí vendrá ayuda, pero condicionada
Fue inusitado que Nicaragua lograra un mayor volumen de ayuda internacional que Honduras cuando pasó el Mitch, a juicio de Neira. “No es de esperar que recibamos, pese a los mayores daños en relación al Mitch, un mayor caudal de ayuda externa, la que de darse, será muy condicionada y focalizada, con fuerte fiscalización. Ojalá exista voluntad del Gobierno de dejarse ayudar bajo escrutinio, por el bien de los damnificados”, manifestó el especialista.
En 1998 lo primero a lo que se recurrió fue a modificar el Presupuesto General de la República principalmente para destinarle fondos al Ministerio de Transporte e Infraestructura, ampliándolo hasta por un monto de 78 millones de córdobas para ser utilizado en un Proyecto Especial de Emergencia, dentro del “Programa 09, Rehabilitación y Mejoramiento de la Infraestructura”, denominado «Proyecto de Rehabilitación Vial de Emergencia», de acuerdo con registros de La Gaceta.
Se desconoce cuál será la movida del Gobierno actualmente para solucionar los problemas de infraestructura que ya se han contabilizado. Lo único que hasta ahora se conoce es que el Gobierno está exigiendo a los países ricos compensación financiera, a los que responsabiliza por el cambio climático. También que el Presupuesto General no tiene capacidad para absorber los daños estimados hasta ahora por Eta, y aún está pendiente medir Iota.
Honduras y Nicaragua fueron severamente afectadas entre el 28 y 31 de octubre de 1998, por el mayor desastre ocasionado por un fenómeno natural registrado en la historia de ambas naciones. En Nicaragua los daños a la infraestructura física y económica causaron casi 1,000 millones de dólares en pérdidas.
Antes de la destrucción causada por el huracán Mitch, Nicaragua se ubicaba en el segundo país más pobre de América Latina, sus niveles de pobreza en el 50 por ciento de su población total y del 75 por ciento de su población rural, tasa de desempleo del 14 por ciento y subempleo del 35 por ciento. Ese contexto económico y social no ha cambiado mucho hasta ahora. Nicaragua sigue siendo uno de los más pobres del hemisferio, tres años de recesión han aumentado significativamente la pobreza y el subempleo, que ahora supera más del 40 por ciento.