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Arnoldo Alemán y Daniel Ortega estudiaron en el mismo instituto y se conocieron en el barrio San Antonio. LA PRENSA/ Archivo

El expresidente Arnoldo Alemán y el actual mandatario Daniel Ortega, aliados políticos. Gracias al pacto de ambos, volvió al poder el sandinista en Nicaragua. LA PRENSA/ Archivo

¿Sigue vivo el pacto Alemán-Ortega? Esto dicen los críticos y opositores

Los acuerdos de hace 20 años entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega son una sombra que persigue al Partido Liberal Constitucionalista y que restringe su participación en una alianza opositora

Mientras se mantenga el sistema bipartidista en los poderes del Estado y familiares de Arnoldo Alemán sigan en cargos de poder, también seguirá existiendo la percepción de que está vigente el pacto entre Arnoldo Alemán y el dictador Daniel Ortega, según valoraciones de críticos y opositores.

Hace más de 20 años se concretaron esos acuerdos entre arnoldistas y orteguistas a través de una reforma a la Constitución Política que estableció repartir los cargos de los poderes del Estado entre la primera y la segunda fuerza política, que en ese momento era el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de Alemán y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Ortega.

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Además, la reforma constitucional redujo el porcentaje de votos para ganar la Presidencia nacional en primera vuelta, pasando de 45 a 40 por ciento y hasta el 35 por ciento si el candidato ganador le sacaba al menos cinco puntos de ventaja al del segundo lugar, una reforma a la medida del voto orteguista. En 2006, Ortega ganó las elecciones con el 38 por ciento y en un contexto político con una oposición dividida. Desde entonces el orteguismo se ha mantenido gobernando Nicaragua de forma dictatorial.

Alemán y su gente nunca han admitido ese pacto, pero es un hecho que antes de que Ortega comenzara a acaparar todos los poderes del Estado cuando retornó al Gobierno en 2007, ambos se repartían los cargos entre sus leales.

La razón que lo obliga a cambiar

Pero en 2018 cambió todo. La represión armada de Ortega contra las protestas civiles marcó un antes y un después en la política tradicional. Desde entonces comenzó un proceso de unidad opositora que está obligando al arnoldismo a definir claramente su posición si quiere formar parte de una alianza en la Coalición Nacional (CN).

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La opositora Violeta Granera, miembro de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) e integrante del proceso de unidad dentro de la CN, dijo que el PLC debe demostrar que ese pacto ya no existe si quiere formar parte de un bloque que se opone a todo lo que representa el orteguismo.

“Yo creo que hay que dar pruebas fehacientes de que ese pacto está roto y no es con declaraciones únicamente. Ahí hay altos funcionarios en los poderes del Estado que están en esos cargos debido al pacto justamente y que continúan manteniendo esas posiciones. Así es que el PLC tiene que encontrar la forma de demostrar que hay un distanciamiento y una ruptura total con ese episodio tan negro de la historia de Nicaragua”, dijo Granera.

Las pruebas del pacto

Uno de los hechos que más se menciona para afirmar que existe el pacto es la participación de una de las hijas de Arnoldo Alemán en el régimen de Ortega: la contralora María Dolores Alemán Cardenal.

El politólogo José Antonio Peraza manifestó que Alemán Cardenal llegó a ese cargo no porque tenga “grandes habilidades de contralora”, sino porque es hija de Alemán.

“Ese es un cargo político que tiene porque su padre lo gestionó para ella. Yo nunca la he escuchado agilizando una investigación sobre X o Y caso, por lo tanto, así como llegó pudo haberse retirado”, manifestó Peraza.

El politólogo recordó que los hechos que marcaron el 2018 crearon una ciudadanía más exigente con quienes se están poniendo al frente de la oposición, por eso valoró que si se quiere una verdadera alianza contra Ortega no se pueden dejar raíces de lo que llevó a Ortega nuevamente al Gobierno, ni ignorar las viejas maniobras políticas para llegar al poder.

“Arnoldo Alemán está en la lógica vieja, de la política vieja que no ha desaparecido”, agregó el politólogo.

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Alemán fue condenado en 2003 a veinte años de cárcel por lavado de dinero, malversación y delitos electorales, entre otros. La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia (CSE) —controlada por el bipartidismo— exoneró en 2009 a Alemán de los delitos.

El exdiplomático Julio Icaza Gallard recordó que Alemán logró “impunidad y unas migajas a cambio del sometimiento total a Ortega”. “Los funcionarios liberales en los poderes del Estado y en la alta burocracia pagan el favor con el silencio cómplice. No se trata de espacios para denunciar las anomalías de la dictadura sino para medrar a la sombra del poder. En la Asamblea han hecho lo mínimo, que es oponerse a las leyes represivas ordenadas por el tirano. Esos curules son producto de la participación del PLC en la última farsa electoral de 2016, que sirvió para legitimar a Ortega un tercer período. El pacto ha estado siempre vigente, más o menos activo, pero presente, como uno de los engranajes fundamentales del sistema”, valoró Icaza.

“Pacto no tiene caducidad”

Luis Fley, excontra y presidente del movimiento Fuerza Democrática Nicaragüenses (FDN) que también forma parte de la Coalición Nacional, dijo que hay rumores de que más de 600 militantes del PLC están en cargos públicos a nivel nacional.

“El pacto está vivo porque no tiene fecha de caducidad. Recordemos que hay varios PLC que son funcionarios dentro de las estructura del Gobierno y eso equivale a los términos del pacto. Estamos claros en la Asamblea Nacional, pero fuera de la Asamblea Nacional hay funcionarios que están en diferentes instituciones. Se rumora que son más de 600 funcionarios del PLC que están dentro del Gobierno”, aseguró Fley.

Política Arnoldo Alemán Daniel Ortega Nicaragua PLC archivo

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