El secretario general y vocero de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), Abelardo Mata Guevara, valoró como positiva la recién creada Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y confió que esta pueda lograr sus objetivos de retornar a Nicaragua la democracia, al tiempo que insistió en que Nicaragua con Daniel Ortega al frente no tiene futuro.
“Todos los esfuerzos que se hagan por robustecer la voluntad cívica de generar un ambiente de solución a nuestros problemas sociopolíticos son siempre bienvenidos. Esperamos que esta recién creada Unidad Nacional alcance sus objetivos”, afirmó el jerarca.
“Dado el nivel de violencia a que ha llegado este gobierno, no hay futuro para Nicaragua con Ortega al frente”, afirmó Mata.
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La Unidad Nacional Azul y Blanco lo integran 43 organizaciones de estudiantes, campesinos, empresarios, productores, profesionales, defensores de derechos humanos y de otros sectores de la sociedad civil que decidieron unir sus esfuerzos para hacerle frente a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Entre las demandas de la Unidad Nacional están el reinicio del Diálogo Nacional, cese de la represión y la libertad de los presos políticos y elecciones anticipadas.
El obispo Mata expresó que la Iglesia, representada por la Conferencia Episcopal, está a favor del diálogo como vía para que se supere la crisis que, desde abril, ha costado la vida de entre 322 y 512 personas, pero lamentó que la postura de Ortega más bien ha sido la de atacar a los jerarcas católicos acusándolos de “golpistas”.
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Mata afirmó que pese a las agresiones con la Iglesia católica, la CEN insiste en el diálogo. “Sí, insistimos en la necesidad del mismo para hallarle una salida pacífica y eficaz a la crisis social que vivimos, siempre que haya amor sincero a la búsqueda de la verdad y la justicia, y sin falsear la realidad”, expresó.
Al inicio de la crisis, Ortega se vio forzado a llamar al diálogo y pidió a la CEN ser mediadores y testigos. Sin embargo el interés del régimen solo era que los campesinos y ciudadanos autoconvocados suspendieran los tranques y barricadas que entre abril y julio permanecieron a nivel nacional hasta que la Policía Orteguista y los paramilitares los quitaron a punta de represión.
El diálogo está suspendido desde el 16 de junio. La CEN ha insistido al Ejecutivo continuar las conversaciones con la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, pero Ortega no ha respondido las cartas enviadas a través de su canciller Denis Moncada.
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“En su momento enviamos cartas a la Alianza Cívica y al Gobierno; este último ha respondido acentuando su ataque a la CEN tildándonos de golpistas. Nosotros no hemos variado nuestra posición. Somos testigos y mediadores, no podemos imponer el diálogo”, indicó el obispo Mata.
La dictadura emprendió una campaña de desprestigio contra los obispos y sacerdotes católicos, varios de ellos han sido insultados y agredidos físicamente por las turbas orteguistas, que también han profanado parroquias. El régimen ha intentado arrebatar las fiestas patronales en los municipios donde la Iglesia decidió suspenderlas por la represión.
Otras reacciones
Para nicaragüenses residentes en el extranjero, la Unidad Nacional Azul y Blanco les genera confianza de que en el país se restablezca el estado de derecho. Augusto Chamorro, nicaragüense residente en California, ve en la creación de la Unidad Nacional “una oportunidad única de hacer historia patria, sin tener que recurrir a la violencia para generar cambios permanentes en el modo de participación ciudadana”.
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Pablo Chamorro, experto en derecho internacional y residiendo también en Estados Unidos, dijo que este proyecto de Unidad Nacional “que hoy es una realidad que aglutina a los sectores de la sociedad civil marca el inicio de que por fin Nicaragua comience la verdadera ruta del tan anhelado proceso de democratización”.