Negocios cerrados y calles desoladas fueron las imágenes predominantes este jueves de paro nacional a lo largo y ancho de Nicaragua, pese a que el Gobierno trató de hacer contrapeso al exigir que todas las instituciones públicas atendieran normalmente y que el transporte colectivo, en el caso de Managua, brindaran servicio aunque que no existiera demanda.
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Gasolineras, bancos, restaurantes, industrias, y comercios permanecieron cerrados durante todo el día y similar ocurrió en el comercio informal al guardar sus productos, para presionar al gobierno de Daniel Ortega a que cese la represión, abandone el poder y dé la cara por los más de 150 asesinatos ocurridos en menos de dos meses.
El paro nacional, que fue de 24 horas y convocado por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, es calificado como un éxito total y con una respuesta histórica del sector empresarial a nivel que gozó del acompañamiento de la ciudadanía.
La participación empresarial fue generalizada, desde grandes empleadores como las maquilas de Zona Franca, pasando por el sector financiero, hasta micro, pequeñas y medianas empresas.
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“Las imágenes a nivel nacional son claras y reflejan el mensaje de unidad que hay alrededor de los dos objetivos que se plantearon en el paro, obviamente desde el plano de la operativización esto es muy importante”, aseguró el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri.
Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), recordó que aunque una sola acción no generará los cambios deseados “es importante que el Gobierno analice y tome conciencia de la magnitud de la protesta”.
La semana pasada Funides calculó que el sector empresarial perdería unos 18 millones de dólares por cada día de paro nacional. Sin embargo, Chamorro consideró que el monto pudo ser mayor ya que la proyección fue muy conservadora porque no se contempló una aceptación generalizada como ocurrió.
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No obstante, Chamorro y Aguerri lamentaron que el paro solo haya cumplido uno de los objetivos, el referido a la respuesta del presidente designado Daniel Ortega a los obispos de la Conferencia Episcopal para retomar el Diálogo Nacional.
Pero que el otro, que era el cese a la violencia y los asesinatos sigue pendiente, ya que en las últimas horas durante los ataques a la población que protesta se siguieron sumando muertos y heridos.
Policía en las calles y buses sin pasajeros
El panorama fue buses circulando casi vacíos y en algunos casos modificando sus recorridos ante las barricadas puestas por ciudadanos autoconvocados como forma de protección a posibles ataques de paramilitares y antimotines. Así transcurrió el día del paro nacional en Managua cuando pocos salieron de sus casas por la inseguridad que reina.
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Los conductores de las unidades reconocieron que desde antes de iniciar labores sabían que el día estaría “palmado” ante la falta de usuarios, pero que debían salir a trabajar porque esa fue la orden que recibieron los presidentes de las cooperativas del transporte colectivo de parte de los dirigentes del sector que son allegados al partido gobernante.
“Es más lo que se gasta en diesel y el pago de cada uno de nosotros que lo que se recoge en pasaje, pero es una orden que recibimos de los dueños de los buses y como nosotros solo somos choferes tenemos que cumplirla”, expuso un conductor de la ruta 163, de la Cooperativa Casimiro Sotelo.
La terminal de esta ruta era en el complejo habitacional Ciudad Belén, al este de la capital, pero después que el viernes 25 de mayo turbas atacaron la zona y mataron a un adolescente, los conductores llegan hasta Sabana Grande porque los buses fueron apedreados por los pobladores.
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Este jueves de paro nacional la Policía Nacional tuvo presencia en diferentes partes de la capital desde horas tempranas, siendo la Carretera Norte uno de los ejes más vigilados por uniformados armados y dando vía a los pocos vehículos que circularon.
Masaya se hace notar en el paro
Pese a que la fluidez comercial en Masaya se ha visto afectada desde semanas atrás, la población de esta ciudad, al igual que el resto del país, apoyó el paro nacional y se quedó en sus casas sin realizar ningún tipo de actividad económica.
La explosión de morteros y el sonido de cazuelas a la cero horas de ayer jueves se escucharon en toda Masaya, en respaldo a la acción de protesta.
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Durante todo el día, las calles de la ciudad permanecieron desoladas, ni siquiera se observaron compradores que se dirigieran al mercado municipal Ernesto Fernández. Los únicos que estaban en las calles eran los pobladores autoconvocados, quienes establecieron controles más estrictos en las barricadas para no dejar circular a ninguna persona, excepto emergencias médicas.
De acuerdo con el párroco de la iglesia San Miguel, en Masaya, Edwin Román, desde la noche del jueves se indicó que las motos dejaran de circular en la ciudad, ya que una barricada había sido rafagueada por motociclistas.