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Fabián Medina

En letra pequeña

EL EMPERADOR DESNUDO

Han salido algunos por ahí queriéndole restar importancia a la información publicada por WikiLeaks, aduciendo que “eso es noticia vieja” o “todo eso ya lo sabíamos, no está revelando nada”. A ver, vamos poniendo las cosas en orden. Lo interesante de WikiLeaks no es lo que dice, sino quién lo dice y cómo lo dice. Es el chisme que circula de boca en boca expuesto en voz alta. Es la voz del niño que grita “¡el emperador va desnudo!”, algo que todos están viendo, pero ninguno, al menos quienes gozan de autoridad oficial, se atreve a reconocer públicamente. Es lo que hay tras la sonrisa congelada del diplomático.

SER O NO SER

Otros tratan de establecer la validez de estas publicaciones, por “la verdad” que pueda o no tener lo que ahí se dice. Insisto, el asunto no es de “creer o no creer”. Evidentemente estamos ante la opinión de ciertas personas ante determinados hechos que no siempre tiene que calzar con la realidad. La noticia es que “esa” es la impresión que tienen “esas” personas, y que por alguna razón esas impresiones son importantes sobre determinados gobiernos o personajes.

LO REAL Y LO APARENTE

Daniel Ortega y el Ejército presionan ahora por la aprobación urgente de tres leyes de gran impacto nacional. ¿Por qué “ahora” y por qué “urgentes”? Si se fijan bien no tiene pie ni cabeza el sofoque presidencial. ¿Es por el caso Costa Rica? Obviamente no. Sería una desproporción. Y lo más probable es que esas propuestas de ley hayan estado elaboradas desde hace buen rato y sólo no encontraban cómo justificarlas. Costa Rica es la coartada que hallaron, pero no hay que ser muy inteligente para saber que la intención debe ser más antigua y trascendente. Entonces, ¿cuál es el propósito real? ¿A dónde quiere llegar Ortega? ¿A dónde quiere llegar el Ejército? ¿Es un destino común o casualidad histórica?

EL PAÍS SOÑADO

Pieza a pieza, Daniel Ortega ha venido armando su “país soñado”. No hay espacio a la improvisación. Uno, desde hace 20 años comenzó la invasión masiva de miembros del antiguo Ministerio del Interior a los cursos de Derecho que improvisaron las universidades en horarios de fin de semana. En la actualidad, la mayoría de los jueces de todo tipo tienen origen, no solo sandinista, en ese organismo de represión e inteligencia. Algunos de estos ya han llegado incluso a ser magistrados de la Corte Suprema de Justicia, lo cual no es un delito, pero sí un hecho que demuestra este movimiento. Dos, el pacto con Alemán le permitió poner a sus leales en todas las instituciones y conseguir un techo electoral que se ajustara a sus posibilidades. Tres, hace poco más de diez años se organizaron los “comandos electorales”, dirigidos por Lenín Cerna, y que no son otra cosa que el tendido oficial y paraoficial de militantes dispuestos a ganar las elecciones a como sea. Pero no basta conseguir el poder, hay que cuidarlo, y ahí es donde deben encajar el Ejército y la Policía.

COPIAR A SOMOZA

Paradójicamente el modelo que busca Ortega no está en el futuro, sino en el pasado. Como copia al carbón, está repitiendo los pasos que siguieron los Somoza para diseñar su propio “país soñado”: pacto, reelección, incubar una oposición zancuda, hacer capital propio y controlar las tres fuentes de poder: el poder político (tener el gobierno), el partido (ser el secretario general) y el ejército (control personal o familiar).

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