El presidente de Estados Unidos (EE. UU.) Donald Trump humilló a su homólogo de Colombia, Gustavo Petro, en el primer enfrentamiento directo del nuevo presidente estadounidense con los líderes izquierdistas de América Latina y el Caribe.
“Nocaut en el primer asalto”, tituló el periódico venezolano El Nacional, hermano de LA PRENSA de Nicaragua, su editorial de este martes 28 de enero sobre el choque frontal del domingo anterior entre Trump y Petro, por la deportación de más de un centenar de inmigrantes ilegales colombianos.
Petro había aceptado previamente recibir a los deportados, que serían llevados de EE. UU. a Colombia en dos aviones estadounidenses. Incluso llamó a recibirlos “con banderas y flores”. Sin embargo, cuando supo que los deportados serían enviados en aviones militares y esposados dijo que de esa manera no los recibiría porque era una violación de sus derechos humanos.
Trump reaccionó ordenando la imposición de drásticas sanciones comerciales y diplomáticas contra Colombia; y Petro a su vez declaró que también impondría sanciones comerciales a EE. UU. y expulsaría a todos los estadunidenses que según él viven ilegalmente en Colombia.
Durante todo el día domingo Petro divulgó en sus redes sociales encendidos mensajes antimperialistas y retó a Trump a que lo sacara del poder. «No me arrodillaré ante un blanco esclavista”, vociferó el líder izquierdista colombiano. Y añadió: “Puede intentar darme un golpe de Estado como hicieron con Allende, pero yo muero en mi ley”.
Sin embargo, al final de la noche Petro se echó hacia atrás y su gobierno declaró en una nota oficial que los deportados serían recibidos. Solo que en un avión colombiano y con las manos libres, como en efecto ocurrió.
Como balance del enfrentamiento, el Gobierno de EE. UU. declaró que había dejado claro al mundo “que América ha vuelto a ser respetada. El presidente Trump seguirá protegiendo ferozmente la soberanía de nuestra nación y espera que todas las demás naciones del mundo cooperen plenamente para aceptar la deportación de estos ciudadanos que se encuentran ilegalmente en Estados Unidos”.
Pero la humillación sufrida por Petro trasciende necesariamente a los demás gobernantes izquierdistas de la región, que agitan permanentemente la bandera antimperialista yanqui, abiertamente o envuelta en un supuesto nacionalismo regional latinoamericano.
La presidenta izquierdista hondureña, Xiomara Castro, quien previamente amenazó con cerrar la base militar que EE. UU. tiene en Honduras desde hace mucho tiempo, en su carácter de presidenta temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) convocó a una reunión de emergencia para este jueves con tres puntos de agenda: migración, medioambiente y unidad latinoamericana. Reunión en la que según anunció el presidente colombiano Gustavo Petro, participará personalmente.
En su editorial antes mencionado El Nacional dice que la humillación sufrida por Petro a manos de Trump “no es una buena noticia, aunque muchos se alegren de que alguien que se hace la vista gorda con Nicolás Maduro sufra un traspié semejante, y este es aún de pronóstico reservado. Y no es buena —precisa el diario venezolano— porque el tema de los migrantes requiere mejores defensores que el presidente de Colombia”.
Es razonable la reflexión del periódico de Venezuela. La deportación masiva de gente que en su gran mayoría es buena y solo se ha visto obligada a buscar en EE. UU. una vida digna que en sus propios países les ha sido negada, es una tragedia humana que debería ser abordada y resuelta con responsabilidad humanitaria, al mismo tiempo que con reconocimiento de los derechos de las partes y en base del mutuo acuerdo. Ojalá que pudiera ser así.