Era tan grande la firmeza y la estatura política y moral de opositor del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal que el Frente Sandinista lo caracterizó en los últimos años de la década del 70 como un potencial aliado, pero después de la victoria sobre la dictadura somocista, lo consideró un enemigo al que, no obstante, debía tratar con cuidado en su discurso público, porque era admirado y querido por la mayoría de la población debido a su integridad, consecuencia e inclaudicable lucha antisomocista, que lo llevó hasta el martirologio.
Desde 1961 el Frente desarrolló una lucha armada contra el somocismo, pero no fue sino hasta 1977 que comenzó a calar en las masas populares, y con el asesinato de Pedro Joaquín el 10 de enero de 1978, la incorporación popular al combate contra la dictadura somocista alcanzó sus niveles más altos en treinta años.
El martirologio de Pedro fue un motor que catapultó la lucha armada a un nivel que hizo posible la derrota del régimen somocista, lo que, para el Frente, que había dirigido el combate político-militar, significó un grave problema, porque la gigantesca estatura alcanzada por el director de LA PRENSA demandaba reconocerle su mérito, lo que le quitaba la exclusividad de la victoria.
Por eso, una de las primeras decisiones de la dirección del Frente compuesta por nueve comandantes, tres de cada fracción en que se había dividido en los últimos años, fue darle un perfil bajo a PJCh, de modo que no lo atacaban, pero tampoco le daban su lugar. En 1980, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional lo declaró Mártir de las Libertades Públicas. Deliberadamente se abstuvieron de considerarlo Héroe Nacional, como hicieron ese mismo año con Emmanuel Mongalo, Andrés Castro y Juan Santamaría.
El Frente se vio comprometido a declararlo Héroe Nacional en el año 2012, cuando ya habían establecido igual categoría para el general José Santos Zelaya, una designación controversial, pues luego de una primera etapa muy liberal, este presidente descendió a un rígido y condenable autoritarismo.
Con la instalación de una estatua a Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, frente al costado oeste de la Asamblea Nacional en 2011, comenzó a gestarse una operación para intentar reducir su imagen, opacar su legado, y su influencia en la sociedad. Poco después, bajaron la efigie de su base de al menos dos metros. Fue la primera reducción de “Estatura”
En los años 90, a solo unos metros de ahí, fue construido un monumento a Pedro, es un bello anfiteatro. El Frente quitó la estatua de la acera de la calle donde las descargas de perdigones mataron a P.J.Ch., y lo puso unos metros atrás, donde levantó unos obeliscos de al menos ocho metros de altura con imágenes de héroes militares y culturales, y quedó cercado el anfiteatro, y Pedro aislado del mismo, y junto a la primera de esas torres de norte a sur.
Como la estatua de Pedro Joaquín Chamorro es de cuatro metros, y los obeliscos de ocho, se mira pequeño a la par de los colosos, está disminuido, ninguneado, ofreciendo una proyección de imagen de que él no fue tan trascendente como los demás. Está en el extremo norte, y luego sigue.
De sur a norte, en el lado occidental de la Avenida Bolívar, en los obeliscos están las imágenes de los siguientes personajes: caciques Nicarao, Diriangén y Adiact, doctora Concepción Palacios, Tomás Borge Martínez, Carlos Fonseca Amador, Rigoberto López Pérez, Blanca Sandino, Augusto C. Sandino, Andrés Castro, José Dolores Estrada, Benjamín Zeledón, Darío, Mujeres del Cuá y Josefa Toledo de Aguerri. Y, pequeñito, degradado, está Pedro.
Los que conocemos la historia sabemos que la altura de esos monumentos no es proporcional a la grandeza de las personas ahí representadas, porque PJChC fue un gigante, un opositor consecuente como pocos, capaz de pelearse manejos de ningún tipo contra Somoza. Por su rectitud y verticalidad tuvo diferencias con líderes del Partico Conservador, y con grandes empresarios y publicistas. Nunca permitió que el contenido de LA PRENSA fuera condicionado por pautas publicitarias.
Quienes no conocen la historia de Pedro, ven lo que la dictadura bicéfala quiere que vean. Este es el daño que causa esa malvada operación. No pueden desaparecer la estatua del Héroe, pero montaron esa escenografía perversa.
A pesar de los esfuerzos de la dictadura por reducir la estatura política de Pedro Joaquín Chamorro, este seguirá siendo un ejemplo de lucha, y una inspiración, para una gran parte de los nicaragüenses. En este contexto, se impone la tarea de difundir su pensamiento político entre la juventud.
El autor es nicaragüense graduado en Ciencias Políticas de la Universidad de Malmó, Suecia.