El doctor nicaragüense y máster en Salud Pública, José Antonio Delgado, de 55 años, se vio obligado a salir de Nicaragua tras una amenaza que le hizo un oficial de la Policía en el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino, en Managua, después que logró retornar de un viaje que realizó a EE. UU. en junio del 2024.
“Cuando a mí me amenaza la policía en junio, al llegar a Nicaragua, dije ‘ya mi tiempo se terminó’, o sea, la próxima vez que viaje a Estados Unidos ya no voy a entrar al país”, contó Delgado a LA PRENSA.
Delgado era uno de los pocos médicos, dentro de Nicaragua, que accedía a abordar temas de salud con medios de comunicación. “En Nicaragua me dediqué a atender pacientes desde mi profesión en Salud y a enviar mensajes de salud desde las plataformas de comunicación”, refirió.
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El galeno cuenta con larga trayectoria; trabajó durante un tiempo en el sistema de salud pública, posteriormente pasó al sistema de salud provisional y finalmente en el ámbito privado. También fue docente, impartió clases de metodología de investigación en una universidad privada del país.
“Saqué una maestría en Salud Pública cuya tesis fue sobre consentimiento informado, que de hecho es el diseño del consentimiento informado que tiene Nicaragua, que el Ministerio de Salud (Minsa) me robó y quitó de la norma del expediente clínico en 2012”, afirmó.
“Mis recomendaciones eran a favor de la gente y no a una política de salud equivocada”
El experto fusionó su profesión con su habilidad para realizar programas educativos desde medios de comunicación y redes sociales.
“Me dediqué a hacer programas de televisión, programas de radio, a interactuar en las redes sociales como Facebook, Instagram, TikTok, vinculado a temas de salud en toda el área de mi especialidad como médico ginecólogo y en el área de Salud Pública”, explicó.
Lo anterior lo continuó realizando incluso durante la pandemia del covid-19 y pese a la centralización del manejo en el Minsa. “Durante la pandemia dediqué parte de mi tiempo profesional a enviar consejos acerca de los cuidados preventivos del covid-19 y cómo abordar el impacto de la pandemia a nivel de la población”, refirió.
Delgado trabajó entre 2005 y 2006 en el Minsa, en proyectos de extensión de cobertura cuando la ministra de Salud era Margarita Gurdián, pero cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) regresó al poder, fue despedido. “Yo recuerdo que durante el gobierno de Arnoldo Alemán se hizo una huelga de cuatro meses, yo fui parte activa e incluso caí preso un día por participar. Ya en 2008 me di cuenta que el sandinismo empezó a perseguir a los médicos, que aunque el gremio era desorganizado, se organizó y se volvió solidario ante las complicaciones médicas”, apuntó.
Desde ese momento, según Delgado, se mostró como un profesional que no estaba de acuerdo con todo el primer gobierno de Ortega tras su retorno. “Nos pasaron de ser médicos, a ser funcionarios públicos”, dice.
“En ese momento empecé a salir en televisión, radio y siempre brindaba mis recomendaciones. Eran a favor de la gente y no a favor de una política de salud equivocada, y por eso el Gobierno detectó que yo no era una persona a favor, que no estaba a favor de ellos”, mencionó.
En 2018, con el estallido de la crisis sociopolítica que aún persiste en Nicaragua y se ha profundizado, Delgado mantuvo una postura que lo llevó a ser objeto de amenazas. “En medio de todo, como sé que soy médico, no político, me atreví a hacer programas relacionados a lo que pasaba, por mencionar de la salud mental y cómo cargar a un herido en caso de un accidente. Lógicamente lo hacía con la intención de orientar a los que eran víctimas de la represión, desde ahí las amenazas aumentaron”, explicó.
Ya con la pandemia del covid-19, las recomendaciones se centraron en lo que vivía el país con el incremento de casos y el mal manejo del Minsa. “Un director de un canal oficialista me dijo que si yo seguía hablando de la pandemia me iban a quitar mi título profesional, y yo sabía que lo podían hacer, porque las contradicciones médicas que yo tenía contra el Minsa, que dentro del gremio médico es correcto hacer contradicciones, se convirtieron en un delito”, denunció.
“Comprendí que en mi país ya no podía vivir en libertad”
Este galeno sostiene que las amenazas que recibió en los últimos años le hicieron autocensurarse por cierto tiempo. “Le bajé a mis críticas, pero me dediqué a exponer problemas comunes en zonas de la capital, como problemas de tuberías, pero yo me preparé psicológicamente en el 2021 para dejar el país porque sabía que estaba expuesto, porque estaba amenazado todo el tiempo, desde redes sociales”, contó.
Desde el estallido de la crisis sociopolítica y de derechos humanos, Delgado afirmó que “comprendí que ya no se podía vivir en libertad en el país, pero resistí lo más que pude”.
Ya en 2021, cuando la dictadura en pleno contexto electoral del país empezó a encarcelar a diversos actores de la oposición, activistas y defensores de derechos humanos, el galeno entendió que ya no podía vivir en Nicaragua. “Empecé a prepararme para salir del país tanto emocionalmente, psicológicamente e hice mi duelo en el país, esa decisión que tomé en 2021 se concretizó en 2024”, acotó.
La amenaza recibida en el aeropuerto lo empujó para aceptar que debía cumplir con la decisión, al punto que comentó lo vivido con familiares que tenía en EE. UU. “Empecé a ordenar rápidamente las cosas personales para prepararme para ese viaje, no compré un boleto a Estados Unidos porque era sospechoso, lo compré a El Salvador y ahí hice una interconexión a EE. UU.”, compartió.
Delgado reconoce que dejar el país por amenazas le da un sabor agridulce a su vida, en suelo norteamericano, a pesar de que se encuentra bien con su familia, “me dio un episodio de estrés postraumático, empecé a recordar todos los eventos de la guerra cuando estaba en el Servicio Militar, de hecho tuve que pasar consulta psicológica, estoy aquí por hacer mi trabajo, por no gritar viva el comandante”.
El profesional de la salud cuenta que las amenazas del régimen han llevado incluso a que familiares de él no lo contacten por temor. “Hay una prima mía que ya no me habla, que no me manda mensaje porque piensa que el teléfono se ha intervenido, porque la pueden llegar a traer presa. Yo me dije a mí mismo que si no me callé estando dentro de Nicaragua, tampoco lo haré ahora, voy a seguir dando mis recomendaciones médicas a favor de la población”, concluyó.