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Incendio Mercado Oriental

El Mercado Oriental ha sobrevivido a terremotos, incendios, asonadas, inundaciones y terremotos. LA PRENSA/Wilmer López

El indomable Mercado Oriental: 92 años de vida entre fuego, caos y resistencia

Un aviso gubernamental, el enésimo de su especie, anuncia un nuevo plan de reordenamiento del Mercado Oriental, un coloso de 92 años de existencia que no solo ha sobrevivido a desastres y tragedias, sino que sigue creciendo sin orden.

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Terremotos, incendios, inundaciones, bombardeos, pandemias… ¿Qué no ha sufrido el Mercado Oriental? Desde su humilde inicio como tiangue en una manzana de tierra en 1931 tras el terremoto que devastó Managua, este centro de comercio popular no solo sigue vivo, sino que amenaza con seguir engullendo las periferias de la capital.

A finales de 2024, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo anunció un nuevo intento de reorganizar este coloso en el marco de la XVII Cumbre Empresarial China-Latinoamérica y el Caribe.

Presentado como parte de un acuerdo con la empresa china Actisa, el proyecto del “Nuevo Mercado Oriental” busca abordar décadas de desorden y precariedad. Sin embargo, entre los comerciantes y expertos, la noticia no fue recibida con optimismo, sino como un déjà vu de promesas incumplidas.

Con más de 170 manzanas ocupadas, 29,800 comerciantes y 300,000 visitantes diarios, el anuncio de reorganizar el Oriental se vislumbra más como un milagro que como un proyecto.

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Marzo de 2013. Más de 300,000 personas visitan diariamente el Mercado Oriental, según estadísticas de la Alcaldía de Managua. LA PRENSA/O.NAVARRETE

Nacido entre ruinas

El Mercado Oriental surgió en 1931, en un predio baldío al este de Managua, como un refugio improvisado para los comerciantes afectados por el terremoto de ese año.

Según el historiador Gratus Halftermeyer, en sus primeros años el mercado era una especie de tiangue de 80 a 100 metros, con apenas un conjunto de carretas cargadas con frutas, verduras y productos básicos.

“Era un lugar sencillo, sin infraestructura ni orden, pero necesario para la economía de la ciudad”, señala en su libro Managua en la historia.

A medida que Managua se recuperaba, el Oriental crecía sin planificación, alimentado por el comercio rural y la necesidad de espacio para las actividades económicas.

En la década de 1940, el Distrito Nacional (la Alcaldía capitalina), bajo el régimen de Anastasio Somoza García, construyó dos galerones metálicos para evitar su crecimiento desordenado de la plaza, lo que entonces se consolidó como el centro comercial mayorista de más crecimiento en Managua, con relación a otros tres mercados de la capital.

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Mercado Oriental
Casi 30,000 negocios formale y más de 5,000 informales operan en el Mercado Oriental, según cifras oficiales de la Alcaldía de Managua. LA PRENSA/O.NAVARRETE

Incendios: tragedias recurrentes

A partir de la década de los años cincuenta, con el crecimiento del mercado y la proliferación de cuarterías, cantinas, mesas de juegos, casas de prostitución y viviendas de comerciantes, también comenzaron los incendios.

Desde la década de 1950, los incendios han sido una constante, con grandes siniestros en 1952, 1957, 1960, 1965, 1967 y 1970, según el registro histórico del Centro de Memoria y Documentación de la Alcaldía de Managua levantado en el año 2000 por el historiador y cronista de la capital, Roberto Sánchez Ramírez. Sin embargo, los dos mayores desastres ocurrieron en 1972 y 1979.

El 23 de diciembre de 1972 un terremoto destruyó la capital con un saldo de más de 10,000 muertos. Las llamas de la ciudad alcanzaron al Mercado Oriental que igual ardió por varios días hasta dejar en cenizas gran parte de la infraestructura de ese centro comercial.

De acuerdo con datos de la época compilados por Sánchez Ramírez para LA PRENSA, donde trabajó como reportero y cubrió el terremoto, a raíz de aquel gigantesco incendio el mercado comenzó a extenderse vorazmente hacia los terrenos baldíos destruidos por el sismo.

El otro gran desastre ocurrió en julio de 1979. Producto de la guerra civil entre los guerrilleros sandinistas contra la dictadura de la familia Somoza, miles de personas corrieron para saquear las tiendas y tramos del Mercado Oriental.

Según el relato, algunos empresarios y comerciantes prendieron fuego a sus tiendas para cobrar el seguro contra incendio y recuperar las pérdidas por los saqueos, pero también se supo que guerrilleros y habitantes enardecidos pegaron fueron a comercios y negocios de gente identificada como “somocistas”, por lo que, entre el bombardeo aéreo de la ciudad y los combates en las calles de Managua, el Mercado Oriental volvió a arder hasta quedar gran parte en cenizas.

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El Mercado Oriental cubre más de 170 manzanas donde igual se venden repuestos para carros y electrodomésticos, hasta chorizos artesanales de cerdo. LA PRENSA/O.NAVARRETE

Mercado Oriental, caos eterno

Pero el Mercado Oriental volvió a surgir. Siguió creciendo caóticamente y siguió ardiendo bajo la administración de los alcaldes Arnoldo Alemán (1990), Roberto Cedeño (1995) y Herty Lewites (2001): entre 1994 y 2001, según la Dirección General de Bomberos, ocurrieron 93 incendios, muchos de ellos atribuidos a cortocircuitos, conexiones ilegales de electricidad y la acumulación de materiales inflamables.

Lewites, al igual que otros alcaldes anteriores, planteó un plan maestro para reorganizar “finalmente el caos”, en caso de que ganara las elecciones nacionales de 2006, pero murió sospechosamente durante la campaña electoral.

Su idea era trasladar el grueso del mercado informal a una zona cercana al aeropuerto internacional y reorganizar las tiendas y negocios con infraestructura firme en la capital. Con su muerte, sus planes pasaron a ser historia.

Al alcalde Dionisio Marenco también le tocó lidiar con el caos del Oriental y sus siniestros. Uno de los más devastadores, de los 26 acontecidos después de 2001, ocurrió en 2008, cuando más de 1,500 tramos fueron consumidos por las llamas.

Según informes de la Dirección General de Bomberos, las pérdidas ascendieron a más de 2,000 millones de córdobas. “Los hidrantes no funcionaban, las rutas de acceso estaban bloqueadas y los camiones de bomberos apenas podían acercarse”, reportó LA PRENSA en entrevista a un jefe de bomberos de la fecha.

Marenco entonces salió al frente para proponer otro “plan maestro” de traslado del Mercado Oriental a una zona occidental de Managua y reorganizar la zona central del monstruo “incluso con mano dura si fuera necesario”.

Un año antes de esa propuesta de Marenco, el dictador Ortega había subido al poder y boicoteó el plan en el Concejo Municipal mientras azuzó a los comerciantes a rechazar la idea de Dionisio Marenco, bajo el argumento de que el alcalde “quería eliminar la fuente de ingresos de miles de familias humildes”.

Así lo denunció entonces el excandidato presidencial del Movimiento Renovador Sandinista, Edmundo Jarquín.

“No hemos conocido ninguna propuesta del gobierno de Ortega, ni sobre cómo apoyar a los afectados por el siniestro ni cómo evitar que semejante tragedia se repita. Pero sí hemos visto como desde el régimen se empeñan en boicotear la propuesta que ha hecho el alcalde Marenco, solamente porque ahora están en aceras políticas diferentes”, denunció Jarquín en agosto de 2008.

Cada cierto tiempo ocurre un incendio en el Mercado Oriental, con pérdidas económicas enormes. LA PRENSA/ARCHIVO

Ni la pandemia cerró el Oriental

El mercado siguió creciendo y ardiendo. El incendio de 2017 no fue menos impactante que el de 2008. En mayo de hace casi ocho años el fuego destruyó 6,300 metros cuadrados de comercio, afectando a 208 tramos. En diciembre de ese mismo año, otro siniestro arrasó con 120 tramos adicionales.

Cada tragedia estuvo acompañada de promesas de reorganización que nunca se cumplieron.

El anuncio del dictador Ortega de un “nuevo Mercado Oriental” es solo el último de una larga lista de planes para reorganizar este centro de comercio.

En 2005, bajo la administración del presidente Enrique Bolaños, se inauguró el Mercado Oriental 2, un centro comercial moderno diseñado por el arquitecto Alfredo Osorio Peters, con la idea de descongestionar el viejo mercado.

Ubicado en el barrio Santa Ana, prometía seguridad, orden y comodidad. Sin embargo, el proyecto fue un fracaso rotundo. La gente no llegó.

Los compradores siguieron prefiriendo el caos del Oriental original y el nuevo centro comercial pronto pasó a ser una plaza fantasma con tramos cerrados y tiendas vacías.

Y es que ni siquiera la pandemia del covid-19 pudo detener al Oriental. Mientras el mundo se encerraba tras puertas y mascarillas, el mercado siguió funcionando las 24 horas del día.

Incendio Mercado Oriental
Incendio en el Mercado Oriental, LA PRENSA/Julio Estrada Galo

El futuro incierto del Mercado Oriental

El proyecto del Nuevo Mercado Oriental contempla 179 módulos estándar, 50 locales comerciales, 220 espacios de estacionamiento, sistemas de seguridad y un área de construcción de 79,500 metros cuadrados.

El nuevo local estaría ubicado a tres cuadras del actual, sobre un terreno de 52,080 metros cuadrados junto a la carretera Panamericana Norte.

El inicio de las obras está previsto para mayo de 2025, con un plazo de ejecución de 18 meses. Sin embargo, más allá de estas promesas, el régimen no ha proporcionado detalles sobre la experiencia de Actisa en proyectos similares ni ha incluido participación ciudadana en el diseño del proyecto.

Estaría llamado a convertirse en el mercado más grande y moderno de Nicaragua. Pero de nuevo, para muchos, el anuncio suena a más de lo mismo.

La especialista en gestión urbana, Yudelis Aburto, dijo a LA PRENSA a raíz del anuncio del dictador, que la iniciativa del nuevo mercado parece más un compromiso político con China que una solución real.

Aburto subraya que este proyecto refleja “las componendas del régimen con los chinos” y podría replicar el fracaso del Mercado Oriental 2 de 2005, adonde “la gente no llegó a comprar y quedó como una infraestructura vacía”.

La municipalista considera fundamental incluir a la ciudadanía y comerciantes en el proceso, argumentando que “el Oriental no puede ser simplemente un edificio, porque es un espacio vivo que requiere un enfoque integral”.

Aburto advirtió que, sin consultas públicas ni transparencia, el nuevo mercado podría convertirse en “otro monumento al despilfarro”.

En 2005 se inauguró un nuevo centro comercial bautizado Mercado Oriental 2, para descongestionar el viejo Mercado Oriental, pero no funcionó. LA PRENSA/ARCHIVO

El desafío del nuevo mercado

Aunque el proyecto promete orden y modernidad, el éxito dependerá de su capacidad para resolver los problemas estructurales que han marcado la historia del Mercado Oriental.

Con un pasado de promesas incumplidas, como las reformas de 2008 y los planes de reordenamiento en 2016 y 2017, la pregunta es si este nuevo intento finalmente traerá orden y seguridad o si simplemente añadirá otra capa al caótico desarrollo de este icónico centro de comercio.

Un ingeniero capitalino, quien solicitó el anonimato para opinar sin riesgos de represalias, dijo tras analizar la propuesta de un Nuevo Mercado Oriental que con los recursos de China “y la capacidad explícita de represión social de Ortega, el reordenamiento parece factible”.

Según el antiguo socio de la extinta Cámara Nicaragüense de la Construcción, la organización del Mercado Oriental “ha sido una papa caliente que siempre ha ameritado fuerza para hacerla realidad, pero nadie ha tenido la sangre fría ni ha querido cargar con el enorme costo social de reprimir a los comerciantes”.

“Creo que a Ortega no le temblaría la mano en mover a la fuerza el mercado, siempre y cuando eso genere ganancias a su familia y la cúpula empresarial que lo rodea”, dijo.

“Si fuéramos China o Japón, este mercado ya sería otra cosa. Pero en Nicaragua, las cosas se hacen a medias. El Oriental está peor que cuando comenzó hace 92 años y seguirá así hasta que otra desgracia nos vuelva a avisar”, dijo el ingeniero.

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