Los nicaragüenses estamos viviendo una eterna pesadilla y lamentablemente somos testigos de cómo la ambición desmedida de poder destruye lentamente a nuestro país. Desde 2018 cuando inició la persecución de ciudadanos que se levantaron en contra de toda la barbarie realizada por el Estado, se ha tratado, desde dentro y del exilio, lograr el restablecimiento de la democracia, sin embargo, no se ha podido alcanzar, sino todo lo contrario, cada vez surgen leyes sin sentidos que violan los derechos humanos y entronizan a personas al poder como si Nicaragua fuera un trofeo para heredar.
Han pasado seis años y los grupos formados han hecho un enorme esfuerzo en ser escuchados, pero ha sido insuficiente por una sencilla razón: no hay una completa unidad como diáspora. Se necesita despojarse de orgullos, de discusiones inútiles, de rencores y venganzas viscerales porque al final todos buscan lo mismo: vivir en una Nicaragua nueva en donde la democracia y paz verdadera reine en el país, mientras los niños y jóvenes recuperen esperanzas en crecer como profesionales y se conviertan en los encargados de desarrollar la nación.
De nada sirven las ideologías cuando siguen encarcelando a ciudadanos, cuando el nivel de vida se encarece, cuando la educación se ha convertido en un adoctrinamiento político, cuando la gente ya no llega a fin de mes y cada día escasea aún más la comida, cuando se vive en un estado de terror y la Asamblea Nacional promulga leyes que perjudican al ciudadano, cuando la Policía Nacional es un instrumento de miedo y no de protección y el Ejército es cómplice de permitir atrocidades.
En 2025 se abre una nueva luz con los cambios en la política de Estados Unidos hacia los países convertidos en ruinas por el “socialismo”. La comunidad cubana y venezolana ya parece estar preparada y empieza a hacer eco de esa situación y ¿nosotros los nicaragüenses? Debemos estar todos remando hacia la misma dirección, tragándonos nuestras diferencias y pensar en lo que realmente le conviene a Nicaragua. Mientras se conocen oficialmente las posturas del gobierno norteamericano y cómo manejarán la crisis de Cuba, Venezuela y Nicaragua, solo resta organización y preparación para cuando sea el momento de actuar y jalar el gatillo al unísono y, así, juntos ser un volcán.