En medio de su temporada número 28 como analista y narrador de los Astros de Houston, Alex Treviño ha ido ampliando el récord de más años en las transmisiones del equipo texano. En 2016, este mexicano de voz grave y sonora dejó atrás el registro de 21 campañas describiendo partidos que había establecido el cubano Orlando Sánchez Diago.
No obstante, Treviño es mucho más que eso. Durante 13 temporadas fue receptor en el beisbol de las Grandes Ligas. Le recibió disparos entre otros lanzadores a los legendarios Nolan Ryan y Tom Seaver. También a Dwight Gooden. Incluso, en 1986 junto al histórico Fernando Valenzuela formaron la primera combinación de pitcher-cátcher mexicanos.
Aunque su principal virtud era la defensa, Treviño terminó su carrera con un promedio de .249 y atrapó al 35 por ciento de los corredores que le salieron de robo. Su brazo era tan fuerte, que tuvo temporadas con promedios de 41, 44 y hasta 48 por ciento de atrapados en intento de robo. En la actual campaña, el promedio en las Mayores es del 30 por ciento.
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“Fíjate que yo conozco Nicaragua. Fui a jugar pequeñas ligas si no me equivoco en 1972 o 1973. Recuerdo bien que jugamos en Managua y en Granada. Sé la pasión que tienen los nicaragüenses por el beisbol y fui conociendo más de los nicas a través del tiempo y de la amistad de años que tengo con René Cárdenas”, dice Treviño al iniciar este diálogo.
Nacido en Monterrey, Nuevo León, Treviño comenzó a jugar en Ciudad Victoria y los Mets de Nueva York compraron su contrato a sus 16 años en 1975 y luego de tres campañas en las Ligas Menores, fue promovido a Grandes Ligas en 1978. En 1982 pasó a los Rojos en el cambio por George Foster y luego hizo un tour por Bravos, Gigantes, Dodgers y Astros.
Le catchaste a Ryan, Seaver, Gooden…
Sí, fue una buena experiencia todo eso. A menudo me preguntan que si era difícil recibirle a esa gente y la verdad es que no. Entre mejor es un lanzador, menos complicado es el trabajo para el cátcher. Son tipos con muchas habilidades, muy inteligentes y se las arreglan para salir adelante en su trabajo. Solo necesitas estar muy concentrado.
Pero recibirle a Ryan, que tiraba tan duro…
No, no era difícil. El problema con Ryan era cuando se presentaba sin control porque si te fijas, Ryan es líder en ponches en toda la historia, pero también en bases por bolas y aunque a menudo se salía de los problemas, había ocasiones en las que no y sacarlo del box era un conflicto porque él nunca quería salir del partido y a veces estaba wild.
Pero su velocidad era cosa seria, ¿no?
Pues sí, claro, lanzaba muy duro, pero si te fijas, hoy día todos los equipos tienen ‘Nolans Ryans’ es decir, lanzadores que tiran muy duro y cada vez se lanza a mayor velocidad. Y esa es parte de la evolución que tiene el beisbol, pero también, hay lesionados con más frecuencia y esa es una las mayores dificultades que enfrenta este deporte.
¿Te gusta el beisbol actual o preferís el de antes?
Creo que tiene cosas muy buenas y otras que no. Pero veo que hay mucha prisa por terminar los juegos y, por ejemplo, entre un pitcheo y otro, el lanzador tiene menos tiempo para recuperarse y quizá eso afecte su salud, pero también hay cosas buenas que hacen mejor este deporte. Su nivel siempre es elevado, pero hay muchas lesiones.
Siempre se habla de tu amistad con René Cárdenas…
Claro, hemos sido amigos desde mediados de los años ochenta cuando jugué con los Dodgers y él ya narraba sus juegos. Luego la amistad se fortaleció cuando me trasladé a Houston y entonces nos encontrábamos yo en la cabina y él en el palco de prensa haciendo sus columnas para los Astros. Me ha alegrado mucho su ingreso al Salón de la Fama de los Astros.
¿Recordás a David Green?
Por supuesto, un jugadorazo con un talento extraordinario. Lástima que no pudo con todos sus demonios y quedó distantes de las expectativas, pero un pelotero con todas las herramientas para tener éxito. Lo recuerdo aquí en las Grandes Ligas y también en el beisbol de México tanto en la liga de invierno como en verano. Un tipo talentosísimo.