A raíz de las elecciones presidenciales en Venezuela, señaladas de fraudulentas por pruebas presentadas por la oposición, son más visibles las discrepancias entre gobiernos de izquierda en la región. Una parte de estos apoya los resultados a favor del dictador venezolano Nicolás Maduro y otros rechazan las elecciones o, en las posturas más blandas, siguen pidiendo que se muestren las actas electorales.
Los representantes de los tres tipos de posturas, desde la izquierda podrían ser: el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva; el presidente saliente de México, Andrés Manuel López Obrador; la presidenta electa mexicana, Claudia Sheinbaum; y el mandatario colombiano, Gustavo Petro, quienes mostraron una postura ambigua en sus comentarios ante Maduro.
También está Gabriel Boric, presidente de Chile y crítico a regímenes como el de Ortega y Maduro.
Por otro lado, solo los dictadores Daniel Ortega y Miguel Díaz Canel, en calidad de jefes de Estado, así como Luis Arce, de Bolivia, apoyaron a Maduro. Evo Morales o Rafael Correa, exmandatarios de Bolivia y Ecuador, respectivamente, también mostraron posturas complacientes a las acciones de Nicolás Maduro.
No obstante, Bolivia, bajo la administración de Luis Arce, “felicitó” a Maduro y justificó su acción señalando que se trató de un saludo protocolar en el marco de la diplomacia.
“Nosotros hemos recibido la información oficial desde nuestra Embajada de Bolivia en Venezuela, información oficial que se conoce también y lo que corresponde es hacer un saludo protocolar con relación a ese proceso democrático y lo que ocurre en Venezuela”, justificó la viceministra de Comunicación de Bolivia, Gabriela Alcón.
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Sin embargo, especialistas consultados por LA PRENSA aseguran que la izquierda no debe justificar, bajo el manto de la ideología, las faltas a la democracia por parte del régimen de Maduro.
“La postura de las izquierdas, no solo de América Latina, ante lo que está ocurriendo en Venezuela se enfrentan a una especie de examen para poner a prueba qué es eso de ser izquierda hoy. Se debe repensar muy bien qué es la izquierda”, dijo a LA PRENSA el sociólogo y catedrático venezolano, Edgardo Lander.
A consideración de Lander, hay muchos sectores de izquierda que están fallando “porque si se identifica como izquierda un gobierno autoritario y se apoya la revolución bolivariana porque el fascismo está atacando, estamos matando toda idea de izquierda de que es posible una lucha anticapitalista. Es un paso más en este proceso de descomposición de la izquierda global”.
Esto pasa por ejemplo con el régimen de Ortega, en Nicaragua, figura a la que muchos movimientos de izquierda internacional siguen viendo como un líder por su escueta participación en la revolución y su constante y repetitivo discurso antimperalista. Sin embargo, lo que ha establecido en Nicaragua es un régimen dictatorial.
La izquierda democrática versus la izquierda autoritaria
A consideración de analistas políticos consultados por LA PRENSA, la reciente acción del régimen chavista crea una “confusión” ideológica entre los gobiernos y representantes de izquierda.
“No sé si los partidos y movimientos de izquierda tomarán estas lecciones por varias razones, porque la izquierda y la derecha es heterogénea: hay democrática y autoritaria”, consideró el politólogo e historiador cubano, Armando Chaguaceda.
En ese sentido, Chaguaceda expresó que la izquierda latinoamericana no está representada de forma adecuada en espacios como el Foro de Sao Paulo o en el Grupo de Puebla.
“Esto es un problema, porque quienes son de izquierda democrática tienen que compartir espacios con la izquierda autoritaria. De manera que hay un problema, porque la izquierda democrática avala posturas y deja hacer a la izquierda autoritaria”, refirió.
En el caso venezolano todavía existen posturas ambiguas y que se resisten a condenar los actos del régimen de Nicolás Maduro. Un ejemplo de esto fue el fracaso de un proyecto de resolución promovido por Estados Unidos, Argentina, Uruguay y Paraguay en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El miércoles 31 de julio, Brasil y Colombia se sumaron a otros nueve países que se abstuvieron de votar en un proyecto de resolución que exige al régimen de Maduro que exhiba las actas de las elecciones y cese la persecución política. Votaron a favor 17 países miembros, pero al no alcanzar los 18 votos necesarios el proyecto fue rechazado. Sin embargo, el papel de México generó mayores cuestionamientos, puesto que la representación de este país se ausentó de la sesión.
“Lula, Petro y López Obrador tienen suficiente autoridad política e intelectual para convencer a Maduro que busque una forma de salir del poder”, señaló Lander al respecto.
Este lunes 5 de agosto, Lula da Silva y Gabriel Boric se reunieron en Chile, pero evitaron profundizar sobre sus conversaciones alrededor de las elecciones de Venezuela. Sin embargo, Lula expuso que realizó gestiones con mandatarios como el mexicano Andrés Manuel López Obrador.
“También hablé de las negociaciones que he impulsado con Gustavo Petro (Colombia) y Andrés Manuel López Obrador (México) por las elecciones en Venezuela, detallando que el respeto por la soberanía popular es lo que nos mueve para defender la transparencia y los resultados, el compromiso por la paz es el que nos lleva a proponer el diálogo y proponer el entendimiento entre el Gobierno y la oposición”, dijo Lula en su declaración.
Es más evidente el rechazo de la izquierda hacia Ortega
En el caso del régimen de Nicaragua, las posturas románticas y nostálgicas a favor de la dictadura terminaron de desencantar a líderes de izquierda en 2021, cuando meses antes de las elecciones generales, la dictadura arrestó a prominentes figuras de la Revolución sandinista, como Dora María Téllez, Víctor Hugo Tinoco y Hugo Torres, quien falleció privado de libertad en 2022.
“Yo creo que confluyen varios factores, porque desde el 2018 el régimen de Ortega se descaró ante el pueblo y la comunidad internacional como un dictador. La muerte de Hugo Torres golpeó a sectores que se identificaron como izquierda históricamente y llevó al rechazo a la dictadura”, dijo Héctor Mairena, integrante de la Unión Democrática Renovadora (Unamos).
Sin embargo, señaló que Maduro se dirige en la misma dirección de Ortega, por lo que no descarta que también sectores de izquierda, que aun no lo hacen, terminen tomando distancia con el dictador venezolano.
“Lo que está haciendo Maduro ahora es desnudarse, como lo hizo Ortega antes. Hay que decir que en Venezuela, hasta antes del domingo (28 de julio), había espacios en los que la oposición podía actuar, no así en Nicaragua. Pero la represión en Venezuela va a seguir desnudando a Maduro. Estos sectores que todavía están dudando, van a terminar reconociendo que Maduro es un dictador”, dijo Mairena.
Más en posiciones ambiguas que los que apoyan a Maduro
Por otro lado, Mairena cuestionó a quienes se identifican de izquierda, pero que, desde dictaduras, defienden a otros dictadores como Nicolás Maduro.
“Hay quienes se identifican como izquierda, pero en realidad son dictaduras autocráticas que en nombre de la izquierda detentan el poder a cualquier costo. Las personas que se identifican de izquierda y que apoyan a Maduro son una absoluta minoría. Dentro de la izquierda hay una izquierda democrática y estas fuerzas son las que estamos solidarizadas con el pueblo venezolano”, manifestó Mairena.
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Por su parte, la historiadora venezolana Margarita López Maya considera que Maduro, al no abrirse al diálogo, se enrumbará al mismo camino del dictador Daniel Ortega.
“En este momento Maduro está muy aislado y tiene que negociar o encaminarse a un régimen como el de los Ortega Murillo, con un sistema sultanístico y totalmente arbitrario”, expresó López Maya.
La nostalgia revolucionaria no es excusa
El 29 de julio, un día después de las elecciones en Venezuela, el partido de izquierda Podemos, de España, reconoció los resultados a favor de Maduro, pese a los señalamientos de fraude. Además, Irene Montero, integrante de Podemos y diputada ante el Parlamento Europeo, llamó a “la derecha a entender que la democracia se respeta también cuando se pierde”.
Según Chaguaceda, la ideología y la “nostalgia” de las revoluciones de izquierda no puede ser una justificación para avalar las faltas antidemocráticas de regímenes de la izquierda autoritaria de la región.
“No podemos seguir justificando por esa nostalgia que el régimen nicaragüense haya matado a más de 300 jóvenes desde 2018, no se puede justificar los 1,000 presos políticos en Cuba o lo que está pasando en Venezuela. Ni siquiera se justifica por una nostalgia revolucionaria y creo que ahora es un pretexto para seguir justificando posiciones criminales”, dijo Chaguaceda.
A consideración de Lander, eso tiene que ver con la tradición socialista, en la que hay cierta estructura dogmática de que se está hablando en nombre de la verdad.
“Hay gente que quiere actuar por esa verdad y es parte de la noción maniquea de que los buenos están contra los malos. Hay una ausencia de disposición de reflexión autocrítica por parte de la izquierda y que forma parte de su tradición. Hoy la izquierda le está dando la espalda al mundo y sigue con su fantasía”, refirió Lander.
Los regímenes autoritarios cambian a conveniencia
Carolina Jiménez, presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), dijo a LA PRENSA que los regímenes autoritarios cambian de ideología política a conveniencia y que por esta razón el apoyo de una minoría de la izquierda a Maduro puede responder más a intereses económicos.
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“El apoyo de Nicolás Maduro, más que de izquierda, viene de otros autoritarismos. Ya ninguna ideología tiene el monopolio de la democracia y hoy en día los autoritarismos son mucho más transideológicos que los autoritarismos del pasado. Probablemente los gobiernos que apoyan a Maduro lo hacen por intereses económicos más que ideológicos, aunque hay algunos movimientos que sienten identificación con Maduro”, dijo Jiménez.
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En ese sentido, consideró que los regímenes autoritarios, como el de Nicaragua y Venezuela, “vaciaron” sus sistemas de todos los conceptos ideológicos y cambian dependiendo de la conveniencia del contexto.
“La autodefinición que hacen Ortega y Maduro está bastante desvirtuada si uno ve a la izquierda como una ideología política que cree en las igualdades. Hoy en día, defender a Nicolás Maduro no equivale a defender principios democráticos. Hoy en día vemos autoritarismos que cambian de ideología según la conveniencia política y terminan vaciando las ideologías. La flexibilidad ideológica de los líderes políticos es a conveniencia actualmente”, aseveró.
Por esta razón, consideró que “es difícil prever cómo se mantendrán las alianzas (entre gobiernos de izquierda). Está claro que hay líderes que se mantienen en un fuerte apoyo al chavismo, como Ortega o Cuba. Y creo que hay otros que pueden cambiar en el camino precisamente porque los regímenes autoritarios vaciaron mucho de contenido a las ideologías”.