El 29 de octubre de 2002 una llamada telefónica llegó al despacho de Luiz Inácio Lula da Silva. El mensaje era una felicitación por parte del dictador Daniel Ortega por el triunfo de Lula da Silva en las elecciones generales de Brasil.
Según notas periodísticas, Freddy García, entonces portavoz del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ―partido de la dictadura de Nicaragua― detalló que Lula y Ortega “ratificaron las firmes y fraternas relaciones entre el Partido de los Trabajadores (PT) y el FSLN.
En ese momento, Lula invitó a Ortega —quien todavía no retornaba al poder— a la toma de posesión el 1 de enero de 2003. Sin embargo, las relaciones entre Ortega y el mandatario brasileño, 22 años después de esas calurosas felicitaciones telefónicas, se convirtieron en desplantes por parte del dictador de Nicaragua. Esto pese a que ambos se conocieron desde la década de 1980, según el mismo Lula da Silva expresó en junio de 2023.
Ahora Ortega no atiende las llamadas de su antiguo “camarada”. Este lunes 22 de julio, Lula da Silva expresó que Ortega no le responde al teléfono luego que el papa Francisco le pidiera en junio de 2023 que conversara con el dictador nicaragüense sobre el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien permanecía en prisión desde agosto de 2022.
“Lo concreto es que Ortega no me atendió el teléfono y no quiso hablar conmigo. Entonces, nunca más hablé con él”, dijo Lula da Silva.
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Lula asumió su primer mandato el 1 de enero de 2003 y se reeligió por un segundo período entre el 1 de enero de 2007 y el 1 de enero de 2011. Su tercer mandato (y vigente) comenzó el 1 de enero de 2023 y concluirá el 1 de enero de 2027.
¿Aislamiento del régimen de Daniel Ortega?
Un analista político especialista en relaciones diplomáticas con Brasil dijo a LA PRENSA, en condición de anonimato, que estas declaraciones de Lula confirman el aislamiento del dictador Daniel Ortega con sus antiguos compañeros ideológicos.
“Eso confirma el claro aislamiento de Ortega en las principales fuerzas de América Latina. Ya era sabido de los intentos diplomáticos de Brasil para conseguir un contacto de Ortega con el presidente Lula. La prensa brasileña lo informó en su momento, pero es relevante que el propio Lula confirme que ni siquiera le atiende el teléfono”, dijo el analista.
Poco menos de un mes después que Lula anunció una posible comunicación con Ortega, señaló que no fue posible conversar. El portal brasileño O Globo publicó el 20 de julio del 2023 que, en el marco del Foro de Sao Paulo, el canciller Mauro Vieira se reunió con su homólogo nicaragüense, Denis Moncada Colindres, y le expresó las preocupaciones de Lula por la situación política de Nicaragua y la detención del obispo Álvarez. Sin embargo, no hubo ningún progreso.
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En 2023, según O Globo se conoció que los intentos de comunicación por parte de Lula da Silva se hicieron también a través de la vía diplomática, pero no hubo respuestas.
Ortega ya no ve a Lula da Silva como un potencial aliado
A consideración del analista político Eliseo Núñez, el dictador Daniel Ortega ya no ve con los mismos ojos a Lula da Silva desde que se enteró que este podría “pedirle algo”.
“Cuando un compañero ideológico como Lula le pide algo, Ortega lo considera como una traición. Él espera de Lula que le aplauda todo porque cree que ser antinorteamericano le da una patente de corso para hacer lo que él quiera”, refirió Núñez a LA PRENSA.
En 2007, año en que Ortega regresó al poder, Lula visitó Honduras y Nicaragua y dio un espaldarazo al dictador, a quien aseguró conoce desde 1980.
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En esa ocasión, prometió ayuda a Nicaragua con proyectos permanentes de cooperación en agricultura, pesca, salud y educación.
“En el período anterior de Lula, representó un gobierno con el que Ortega tenía muchas cosas en común y con el que consideraron que pudieron hacer sinergia económica. Ahora, Ortega no le mira mayor utilidad porque Brasil no le puede dar plata y al final del día, está al mejor postor en términos de dinero o de protección geopolítica”, expresó Núñez al respecto.
Hasta antes de la solicitud del papa Francisco, las relaciones entre Lula y Ortega mantenían cierta cercanía. En octubre de 2022 se conoció que funcionarios de la dictadura Ortega Murillo fueron parte de los invitados especiales del Partido de los Trabajadores de Brasil para el cierre de campaña en la segunda vuelta de las elecciones, que dejó como ganador a Lula.
No hay similitud en reacciones
El 18 de marzo de 2024, Lula da Silva aseguró que “existió riesgo de un golpe de Estado en Brasil” durante su actual mandato, en referencia a la investigación sobre el asalto a la Plaza de los Tres Poderes, instigado por el expresidente Jair Bolsonaro.
“Lula respondió con las fuerzas de las instituciones democráticas, con investigaciones judiciales adecuadas y procesos que aún están en curso. Eso muestra una diferencia sustantiva con las actuaciones de Ortega”, dijo el analista consultado bajo condición de anonimato.
Por su parte, Eliseo Núñez consideró que esto también marca la diferencia entre Ortega y Lula da Silva.
“No me extraña que Ortega no le conteste a Lula a estas alturas porque Ortega ha apostado por el aislamiento. No veo a Lula metido en esa misma lógica. Ortega prefiere sus relaciones con Rusia, con Corea del Norte, Irán y con China, y cree que ese mundo le va a generar lo suficiente para sostenerse en el poder”, señaló.
Además, el analista consultado bajo condición de anonimato añadió que esto significa que el régimen Ortega Murillo quiere “apoyo sin condiciones”.
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“El mensaje que resta es que Ortega quiere un apoyo sin condiciones y nadie que tenga el desafío de sostener un proyecto democrático, como el de Lula en Brasil, está dispuesto a dar un cheque en blanco”, puntualizó.
Lula intentó la vía diplomática
Mientras se procuró el diálogo entre Lula da Silva y Ortega, la diplomacia brasileña adoptó una postura menos beligerante contra el régimen Ortega Murillo. El 15 de junio de 2023, el medio Infobae publicó unas supuestas modificaciones para “suavizar” las críticas hacia la represión del régimen nicaragüense en el marco de una resolución que se abordaría en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, Estados Unidos.
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“Cuando en vez de pretender que la OEA pida el “retorno” de la democracia a Nicaragua, propone solicitar “el fortalecimiento” de la democracia en el país. En la fase de diagnóstico de lo que pasa en Nicaragua, el texto original propuesto hablaba de una “profunda alarma” por los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre el escalamiento de la represión en Nicaragua. Brasil pide sustituir ese calificativo por “expresar preocupación”, señala la publicación de Infobae.
A consideración del analista en relaciones diplomáticas brasileñas, esto responde a que la diplomacia del país sudamericano tiene como estrategia la no confrontación.
“Obviamente que en ese momento lo que se quería intentar era establecer puentes, pero quedó claro que Ortega no tiene las mismas estrategias. No me parece que Brasil intentó ‘proteger’ a Nicaragua como en su momento lo divulgaron. En ese momento se trataba de ser estratégico”, expresó.