En medio de decenas de vehículos, un menor de entre cinco y siete años, vestido con un mameluco celeste, se abre paso tomado de la mano de un adulto, aparentemente su familiar, para acercarse a cada ventana y pedir una moneda. Minutos antes, el mismo niño y su acompañante habían realizado frente a esos vehículos un acto de entretenimiento. Ambos, bajo el sol intenso de Managua, soportaban el calor que les produce llevar mamelucos que les cubren por completo.
Al no recibir una moneda y cambiar la luz del semáforo ubicado en Carretera Masaya, en una de las entradas de Las Colinas, en Managua, ambos se apartan del centro de la vía y cruzan al otro lado de la pista, repitiendo el mismo acto para otro grupo de personas, que a bordo de sus vehículos esperan el cambio de luces en esos semáforos, en busca de conseguir alguna moneda.
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Dicha escena se repite todos los días con diferentes actores y labores, en los semáforos de Managua. En el extremo este del mismo semáforo de Las Colinas, otro grupo de cuatro menores, en compañía de otro adulto, venden bebidas, mientras el mayorcito, de unos siete o nueve años de edad, es enviado a acercarse a cada vehículo a ofrecer limpiar los parabrisas a cambio de una moneda.
Uno de cada diez niños es sometido a trabajo infantil en el mundo
Hoy, 12 de junio, que a nivel global se conmemora el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, en Nicaragua miles de niños siguen sometidos a este tipo de situaciones. Las defensoras de Las Venancias, a través de sus redes sociales, resaltaron que en el país “seguimos viendo a la niñez limpiando parabrisas, vendiendo cualquier cosa, y trabajando en el campo , entre otras labores”.
Alertaron que en Nicaragua “hay quienes les explotan en jornadas de personas adultas, pagándoles una miseria”, apuntando que cuando los menores hacen este tipo de trabajos “exponen su salud y vida, asumen tareas que no les corresponden”, que “no son adecuadas para sus edades, afectan su salud integral y pisotean sus derechos”.
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La Organización de las Naciones Unidas, en una publicación de junio del año pasado, citando a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señaló que uno de cada 10 niños en el mundo trabajan en vez de ir a la escuela.
En todo el mundo, detalla el reporte, 160 millones de niños trabajan para ganarse la vida. De estos al menos 11 millones corresponden a América Latina.
Más de 300 mil menores hacen trabajo infantil en Nicaragua
En Nicaragua, según los datos del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, en su informe sobre Trabajo infantil y trabajo forzoso 2022, “hay un 47,7 por ciento de la población en edades de entre 10 a 14 años, unos 342,076 menores”, que estarían siendo sometidos a trabajo infantil.
El 37.8 por ciento de esos más de 340 mil menores que son sometidos a trabajo infantil laboran prestando servicios, entre estos, según el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, “trabajo doméstico, trabajo en transporte, turismo y hotelería, restaurantes y trabajo de calle”.
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“Los niños en Nicaragua están sujetos a las peores formas de trabajo infantil, incluida la explotación sexual comercial, a veces como resultado de la trata de personas. Los niños también realizan tareas peligrosas en la agricultura”, advierte dicho Departamento en su informe de 2022.
Además, señala que el Gobierno nicaragüense “carece de un mecanismo específico y consistente para coordinar los esfuerzos para abordar el trabajo infantil” que sigue afectando al país.
Nicaragua, en los últimos cinco años ha estado sometida a un estado policial de facto, orquestado por la dictadura Ortega Murillo, que incluso ha ordenado el cierre de miles de organizaciones sin fines de lucro, entre ellas algunas dedicadas a la promoción de los derechos de la niñez y la adolescencia.
Menores venden cocos, mangos y limpian parabrisas
Mientras no haya políticas concretas para erradicar el trabajo infantil en el país, en los semáforos de la capital se seguirán repitiendo las escenas en las que menores laboran o piden. En semáforos de El Guanacaste, frente a Walmart Carretera Sur, en Managua, mientras otros niños salían de sus horarios escolares, otros dos menores, uno en una mesa de venta de mango y otro con un limpia parabrisas en mano, realizaban trabajos bajo el sol de la capital.
En los semáforos de Las Palmas, una zona que colinda con El Carmen, la fortaleza donde residen los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, otro menor en compañía de un adulto mayor se acerca diariamente a cada vehículo a pedir una moneda para comer.
Asimismo, en los semáforos del barrio Jonathan González menores acompañan y realizan trabajos con adultos que se dedican a la venta de cocos. En los semáforos de Enel Central, cerca de las instalaciones de la confiscada Universidad Centroaamericana (UCA), otro grupo de menores, con limpia parabrisas en mano, se acercan a cada vehículo para limpiar vidrios y conseguir alguna moneda.