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La imagen impacta: aproximadamente un centenar de personas duerme en casas de campaña, en hamacas colgadas a la intemperie o hacinados en champas de láminas de zinc y plástico. A otros se les ve en viviendas de estructuras deterioradas donde consiguen bañarse, hacer sus necesidades fisiológicas o lavar algo de ropa.
El lugar es la terminal de buses La Rotonda, ubicada en el empalme que lleva hacia la zona fronteriza de Las Tablillas, en el municipio de San Carlos, del departamento de Río San Juan. Ahí, cientos de migrantes que usan Nicaragua como trampolín para llegar a la frontera sur de Estados Unidos, han improvisado un campamento para descansar mientras continúan su travesía.
De acuerdo con los habitantes de la comunidad La Argentina, donde se ubica esta terminal de buses, la mayoría de estos migrantes son de origen venezolano, quienes ingresan desde la zona fronteriza de Las Tablillas, que une a Nicaragua con Costa Rica.
Algunas personas explicaron a LA PRENSA que estos grupos de migrantes tienen varios meses de estarse agrupando en esa zona y saliendo en los buses que ahí se mantienen. Pagan 45 dólares por una ruta exprés hasta la frontera entre Nicaragua y Honduras, el boleto que les asegura un paso más en el camino al «sueño americano».
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“En esa terminal solo salen buses con migrantes (…) De ahí no salen buses ruteados para los nicas”, contó una de las habitantes de la zona.
Un día de esta semana, inicios de junio, se comprobó que en la terminal de buses La Rotonda habían más de 10 unidades, algunas incluso ya cargadas con parte de los migrantes, entre ellos menores. A todos se les ve con mochilas y bolsos al hombro.

Otros migrantes que seguían a la espera de la salida de los buses se encontraban sentados en el suelo, pavimento, acostados en hamacas, o en una especie de comedor improvisado, donde había sillas y mesas.
Todo indica que los migrantes ya tienen mapeada la zona para moverse desde la frontera con Costa Rica hacia esta terminal de buses, ya que unos llegan caminando y otros en taxis.
En ese mismo lugar también se han ubicado champas donde habitantes de la zona aprovechan para comercializar alimentos, ropa, bebidas, tarjetas SIM, recargas telefónicas y el servicio de alquiler de baños.
Traslado de migrantes con el «visto bueno» de las autoridades
Este campamento improvisado en el kilómetro 279, carretera hacia Las Tablillas, se mantiene con la venia de las autoridades.
Se comprobó que al menos dos patrullas vigilan el lugar, una haciendo constantes recorridos y otra que se estaciona en algunas de las viviendas que ofrecen alojamiento o servicios a los migrantes.

Al parecer, el transporte hacia la frontera con Honduras es operado por leales al régimen de Daniel Ortega, que ha hecho todo un negocio con el drama migratorio de miles de personas que huyen de sus países y buscan llegar a Estados Unidos.
Los migrantes que toman los buses en la terminal La Rotonda no tienen problemas para llegar hacia el otro extremo del país. Pero aquellos que se niegan a pagar los 45 dólares sufren las consecuencias.
En la carretera que va desde San Carlos a San Miguelito, siempre en el departamento de Río San Juan, se observaron al menos tres retenes policiales que detienen vehículos pesados y livianos para «inspeccionar».
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Entre los kilómetros 226 y 227, en la carretera San Carlos-San Miguelito, se comprobó que un grupo de al menos 15 migrantes, que iban con menores de edad, fue bajado de un camión al que le habían pedido un aventón. La Policía los bajó y los migrantes tuvieron que seguir su ruta a pie con bolsos y mochilas a cuestas.
Ya finalizando la tarde y cayendo la oscuridad sobre los kilómetros 204 y 205 de la misma carretera, en otro retén policial, un grupo de unos 10 migrantes fue bajado de una camioneta que al parecer no contaba con el «permiso» para mover a estas personas. La única opción que tenía ese grupo de migrantes era seguir en un camino sin luminarias y poco transitado.

Hospedajes llenos en San Carlos
En San Carlos, Río San Juan, aunque su principal zona turística se mantiene desolada, sin ningún turista a la vista, al menos dos de los hospedajes con los precios más económicos no tenían habitaciones disponibles.
Los trabajadores de estos lugares evitaban dar detalles sobre el por qué estaban tan llenos si a la vista el pueblo luce sin turistas.

Los precios de las habitaciones económicas en los hostales de San Carlos, dependiendo si son dobles o triples, si es baño privado o individual y si incluye abanico, pueden costar entre 300 y 1,000 córdobas.
Los recepcionistas de estos hospedajes, hostales y hoteles, donde sí había capacidad, ofrecían tarifas de 150 o 200 córdobas por persona, en caso que fueran grupos, permitiendo a entre tres y cinco personas por habitación.
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Algunos de los habitantes de San Carlos comentaron que hay «hostales llenos» en el lugar, pero no de turistas, porque de estos hay «poquísima» o casi nula presencia. Y a quienes recientemente más han visto que se han acercado a alquilar habitaciones, sobre todo grupales, son personas «que no llegan a consumir», solo duermen en el lugar por unas noches y luego se van.
Nicaragua, el puente ideal
La política migratoria que dicta el orteguismo es cambiante de acuerdo a sus intereses políticos y económicos. Entre 2015 y 2017, el orteguismo sostuvo una política cero tolerancia para la migración irregular, incluso persiguiendo y cerrando el paso a miles de migrantes de origen cubano, haitiano, venezolano y africano, dejándolos varados en la frontera sur.
El régimen incluso provocó una crisis migratoria en la región al convertirse en un “muro de contención” en Peñas Blancas, donde impidió la entrada al país de miles de migrantes que dejó varados en Costa Rica.
Pero desde 2021, el régimen convirtió al país en un paso ideal para migrantes sudamericanos, caribeños, europeos y asiáticos. Ha eliminado los requisitos de visa para varios países o en su defecto facilitado el pago de la visa.
Y ha hecho un negocio, tanto por la entrada de las miles de personas por el Aeropuerto Internacional de Managua, así como por tierra, centralizando la movilidad de estas personas que buscan llegar a Honduras y seguir camino hasta la frontera de México con Estados Unidos.
Todo esto, de acuerdo con analistas y expertos en temas migratorios, para presionar a Estados Unidos sobre todo este año electoral donde se juega el futuro de las políticas migratorias.