Bethsary Hernández, de 32 años, migró a Estados Unidos en 2018. Se fue sin papeles y duró casi un mes en la travesía. Ya no podía estar en Matiguás, de donde es originaria, porque había participado en las protestas en contra del régimen de Daniel Ortega lo que provocó que recibiera amenazas.
Hernández vive en Milwaukee, Wisconsin y ahí inició su negocio, un supermercado de productos nicas que bautizó como “El Changarro nicaragüense”. Ahí ofrece queso, quesillo, crema, cuajada, pinolillo, rosquillas, kola shaler, yuquitas, platanitos y hasta chinelas Rolter, huipiles y camisas nicas.
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Primero ofrecía los productos en su casa, pero fue creciendo y ahora tiene un local propio donde trabajan ella, su esposo y otro familiar. Ahora, además, hace envíos a todo Estados Unidos a través de su sitio web.
¿Por qué El Changarro?
Hernández vendía lácteos en Matiguás, en su negocio que también se llamaba “El Changarro”. “Quise poner el mismo nombre porque es para poder reponer el que tenía en Nicaragua”, dice.
Los productos, cuenta, son importados directamente desde Nicaragua. Su principal proveedor es también el de otra amiga nicaragüense que tiene el mismo tipo de negocio, pero en otro estado de Estados Unidos.
Los nicas en Milwaukee
Según el último censo de Estados Unidos (2020) en el condado de Milwaukee vivían apenas 692 nicaragüenses y en todo el estado de Wisconsin 3,108. Pero a la tienda de Hernández no llegan únicamente nicas, también llegan latinos de otras nacionalidades.
“Me siento agradecida con los nicaragüenses que estamos aquí. Me di cuenta de la cantidad (de nicas) que viven en Milwaukee cuando Sheynnis Palacios ganó el Miss Universo”. Hernández aseguró que fueron cientos los que llegaron a la convocatoria realizada por ella “para celebrar en las afueras de El Changarro la primera corona del país”.
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Hernández tiene clientes de los alrededores del condado de Milwaukee, ella asegura que “la voz se ha corrido entre el resto de nicas en la ciudad” y llegan a comprar los productos “que son difíciles de encontrar en Estados Unidos, como la rojita”.
El éxito que ha tenido, dice,“se lo debo a Dios”. Ahora, comienza a ofrecer su recién creada línea de zapatos para mujer. Se trata de calzado elaborado en Masaya y que lo lleva hasta Milwaukee.
“Aunque el camino ha sido difícil, vamos paso a paso logrando los objetivos”. Las metas a mediano plazo, cuenta, es la apertura de otra sucursal de “El Changarro” en Chicago.
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