Considerada como directa y tajante al momento de entrevistar a funcionarios del régimen de Daniel Ortega, la periodista Michelle Polanco Alvarado vivió bajo asedio sus últimos años ejerciendo el periodismo en un programa de televisión del Canal 10, hasta su exilio forzado en 2021.
Una de las entrevistas más vistas en la revista matutina para la que trabajaba fue la realizada al canciller sandinista Denis Moncada en 2019, en la que Polanco le preguntó si el régimen de Ortega aceptaría adelantar elecciones como lo pedía la oposición en la mesa de diálogo, a lo que Moncada respondió: “Definitivamente no”.
Ahora, Polanco vive en Cleveland, Ohio, donde desde hace dos años logró un trabajo en la radio latina La Mega Cleveland, ahí programa música, locuta y también hace de controlista.
“Lloraba mucho, extrañaba a mi familia y a mis hijos”
Su viaje a Estados Unidos “fue planificado bajo mucha cautela”. Polanco asegura que renunció a su trabajo sin dar explicaciones y con la liquidación compró un boleto hacia el norte sin retorno. Allá la esperaba su novio.
Lea también: La familia matagalpina que hizo su sueño realidad y fundó un restaurante nicaragüense en Sweetwater
El dolor más grande, reconoce, fue dejar a sus hijos —en ese entonces de 11 y 3 años de edad—, quienes temporalmente quedaron en custodia de su mamá. Sin embargo, la periodista sabía que no quería ver a sus hijos sufrir “viéndome arrestada”. Al inicio de su llegada a Estados Unidos, “lloraba mucho, extrañaba a mi familia y a mis hijos” asegura.
Desde hace casi tres años, Polanco, vive en Cleveland. Un año después de exiliarse se reencontró con sus hijos, el varón ya un adolescente de 14 años y la niña de 6 años. “Recibí ayuda de organizaciones, el padre de ellos también recibió apoyo para traerlos. Ellos salieron por Costa Rica, porque teníamos miedo de que los retuvieran en el aeropuerto. Ellos llegaron justo cuando iniciaba el año escolar aquí, así que tuvieron que adaptarse muy rápido”, cuenta.
De la televisión en Nicaragua a la radio en EE. UU.
“Empecé a investigar los pasos para asilarme”, explica Polanco, quien se tomó un mes para procesar el duelo del exilio. El hecho de llevar consigo las suficientes pruebas de su persecución política, hizo que en seis meses el Gobierno de Estados Unidos le otorgara el asilo político. Polanco explicó que ella estuvo consciente “que para cualquier trabajo necesitaría un estatus legal y un permiso de trabajo”.
Puede interesarle: El nica que ofrece almíbar en California para Semana Santa desde hace cuatro años
La periodista nicaragüense sabía que siendo migrante debía trabajar en lo que surgiera, sin embargo, tomó la iniciativa de aplicar a La Mega Cleveland, una radioemisora latina, donde ya lleva más de dos años trabajando.
“Perder el miedo, atreverse a emprender, a tocar puertas y tener fe que se van a abrir”, es lo que Polanco afirma llevar en su mente para poder salir adelante en otro país. La comunicadora explica también que en el estado que vive hay muchas oportunidades laborales, sin embargo, “el principal desafío es la barrera del lenguaje para obtener un trabajo bien remunerado”.
“Empecé una faceta diferente de la comunicación porque, aunque uno viene dispuesto a trabajar en lo que se presente, el chance de trabajar en lo que has hecho toda tu vida te ayuda en tu autoestima”, afirma.
El trabajo en la radio facilitó que Polanco se adaptara a la vida en Estados Unidos. “Corrí con muy buena suerte de encontrar una radio de habla hispana, con compañeros que hablan español”, y por eso es que, aún en el exilio, dice, “estoy muy contenta de seguir ejerciendo mi profesión aún lejos de mi casa”.
Le recomendamos: La banda nica que ameniza fiestas en San Francisco, California
Polanco logró comprarse un automóvil en poco tiempo, ya que considera que eso le daba independencia. Recomienda a las personas migrantes a buscar oportunidades en lo que saben hacer, “no deben dejar de investigar, porque es difícil encontrar oportunidades, pero las hay”.
La periodista de televisión que ahora hace radio en Estados Unidos asegura que “poder seguir haciendo comunicación es una bendición, es lo mejor que me pudo haber pasado estando lejos de mi patria”. Esa oportunidad, dice, no la ha hecho sentir que “estudiaste o trabajaste de balde y que tu experiencia vale en cualquier parte del mundo”.