Las relaciones diplomáticas entre Nicaragua y Panamá podrían verse “fracturadas” ante la tensa situación que atraviesan por el asilo político que la dictadura de Daniel Ortega otorgó al expresidente Ricardo Martinelli, condenado en su país a diez años y ocho meses de cárcel por blanqueo de dinero.
El más reciente cruce diplomático se dio este martes 27 de febrero, cuando Panamá acusó al régimen de Ortega de violar los convenios diplomáticos al permitir que Martinelli emita opiniones políticas desde la Embajada de Nicaragua, y le exigió impedir la continuidad de dichos señalamientos.
Las autoridades de Panamá expresaron su “formal y enérgico llamado de atención (…) en virtud de las acciones y comunicaciones que se realizan por parte del señor Ricardo Alberto Martinelli Berrocal desde la sede de la Embajada de Nicaragua en Panamá”.
El exmandatario panameño ha acondicionado a su antojo la sede diplomática y se ha encargado de mantener activas sus redes sociales, contando su día a día y además haciendo campaña política y emitiendo acusaciones.
Panamá reaccionó y acusó a Nicaragua de permitir a Martinelli publicar mensajes en sus redes sociales “para incidir en la política doméstica panameña”, pese a que las normas y convenios internacionales “prohíben este actuar de forma expresa”.
Comete faltas
Para un exembajador de Nicaragua en organismos internacionales, está claro que la intención de Martinelli “es incidir a través de las redes sociales en el proceso electoral panameño, como ya lo ha estado haciendo, en contravención de lo dispuesto en los convenios internacionales”.
Recordó que la Convención de La Habana de 1928, en su artículo 3, párrafo quinto, establece que “mientras dure el asilo no se permitirá a los asilados practicar actos contrarios a la tranquilidad pública”.
Según el exfuncionario, estas violaciones al derecho de asilo podrían generar una respuesta del gobierno panameño, que podría consistir en medidas dirigidas a impedir el acceso a las comunicaciones del que hasta ahora ha hecho uso Martinelli, “lo que abriría las puertas a un escalamiento de las tensiones y generar a su vez represalias de parte de Nicaragua”, afirmó.
Carlos Murillo Zamora, experto en derecho internacional, temas de integración y catedrático de la Universidad de Costa Rica (UCR), indicó que no le extraña que Ortega utilice a su conveniencia cualquier normativa internacional.
“No me extraña que Ortega desconozca, eso no quiere decir que no sepa, sino que niegue lo que la normativa de derecho y de asilo político”, dijo Murillo.
Casos como el de Martinelli, que para Murillo no es político ya que el exfuncionario fue condenado por un delito, no obligan a ningún Estado a “otorgarle un salvoconducto, aún así cuando fuera asilado político si no cumple con los requisitos”.
“Hay muchos casos en la historia latinoamericana donde líderes políticos sí merecían la condición de asilado político y duraron años en embajadas porque se negaban a otorgarle el salvoconducto los países donde estaban”, recordó.
El experto salvadoreño en temas internacionales, de integración regional y migraciones, Napoleón Campos, dijo a LA PRENSA que sin duda alguna el caso Martinelli es “uno más en la triste historia reciente de las últimas tres o cuatro décadas de gobernantes corruptos, criminales y delincuentes de esta terrible etapa de Centroamérica. Es llamativo que su caso no hace más que taladrar la llave de la ya por sí débil integración centroamericana a la cual Panamá se sumó en los años 90”.
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Campos subrayó que “aquel Martinelli que enarboló las banderas de democracia quedó en el olvido frente a esta disyuntiva no tiene caballito blanco, yo creo que por largo que sea su estancia en la Embajada de Nicaragua en Panamá, se ve a todas luces que compró a la dictadura la figura del asilo político a sabiendas que es una de las personas más adineradas de ese país”.
¿Por qué no le conviene?
En cuanto a las relaciones diplomáticas entre Nicaragua y Panamá los expertos ven poco probable que se suspendan, no obstante advierten que pueden dañarse.
“Lo que se puede esperar es que esto se alargue porque a Martinelli no le interesa irse a Managua; recordemos que Martinelli y Ortega son enemigos, y lo que Ortega anda buscando es posicionarse y tener en el ámbito internacional, por todas las limitaciones que tiene, tener aliados”, opinó Murillo Zamora.
“Hay una gran posibilidad que el que quede candidato a la Presidencia por la boleta de Martinelli gane las elecciones”, y de llegar al poder, indulte a Martinelli. “Eso es lo que (Ortega) anda buscando”, opinó Murillo Zamora.
A su criterio en las relaciones “no va a pasar nada” con excepción de que “Ortega comience a desconocer otras normas de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas; las convenciones sobre asilo político y otras”.
Una opinión similar tiene el costarricense y profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica, Carlos Cascante Segura, quien añadió que el caso de Martinelli “va a provocar una importante desavenencia; primero porque Panamá alega que (el caso) Martinelli no es para nada un delito de carácter político, sino pura corrupción”.
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José Dávila, analista político y exdiplomático nicaragüense, sí considera que esta situación podría ocasionar un “delicado conflicto diplomático” entre ambos países.
“Con esto de Panamá se ha agregado un eslabón más a esta cadena de la antidiplomacia de los Ortega Murillo y ahora con una violación grave a los tratados de asilo político que es por razones políticas no por delitos comunes, se está sentando un gravísimo precedente que sería darle asilo político a un delincuente, que puede llevar a una discusión internacional por este caso”, apuntó Dávila.
Caos en las elecciones
Murillo Zamora considera que Panamá en este caso de Martinelli es el que pierde más, debido a que el caso de Martinelli podría generar un caos en las elecciones.
El 18 de febrero, el Tribunal Supremo Electoral de Panamá suspendió y reprogramó las fechas de los tres debates presidenciales, que originalmente estaban programados para iniciar este miércoles 21 de febrero. Una decisión que ha sido repudiada incluso por los propios candidatos a la Presidencia.
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Murillo Zamora indicó que Panamá tiene que garantizar la seguridad de Martinelli a través de la misión de Nicaragua. “Tiene que tener vigilancia 24 horas, para garantizar que el expresidente no escape, segundo que no ingresen personas sin autorización a la Embajada. Ortega creyó que eso es un juego”, dijo.
El experto costarricense destacó que además la policía panameña tiene que garantizar que Martinelli “no use la embajada como un mecanismo para difundir su discurso político”, pese a que ya lo ha venido haciendo. “Lo que no puede hacer y ya lo ha hecho, dando mensajes o saliendo a la ventana a decir cosas que no puede decir; y la policía no puede permitir que haya manifestaciones o aglomeraciones en torno a la embajada, porque si pasara Ortega le reclamaría a Panamá por no garantizar la seguridad”.
Aquí, dijo el experto costarricense, “el gran perdedor es el Gobierno de Panamá que está metido en un enredo que podría generar un caos en las elecciones”.