Este 10 de enero de 2024 conmemoramos el 46º aniversario del asesinato del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, Director Mártir de LA PRENSA, Mártir de las Libertades Públicas de Nicaragua y Héroe Nacional.
El asesinato del doctor Chamorro Cardenal perpetrado por sicarios el 10 de enero de 1978 en el centro de la antigua Managua, causó una enorme indignación nacional. El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) tuvo la capacidad y astucia para aprovecharla para impulsar la guerra revolucionaria que en julio de 1979, un año y medio después, derrocó violentamente a la dictadura dinástica somocista.
Nadie le habría podido decir al doctor Chamorro Cardenal que 46 años después de que sacrificara su vida por la libertad y la democracia en Nicaragua habría otra dictadura con pretensiones dinásticas. Pero así es la historia (el “viejo topo” como la denominaron Shakespeare y Hegel), sorprendente y en apariencia hasta caprichosa.
Tampoco podía avizorar el doctor Chamorro Cardenal que 46 años después de su sacrificio, en las cárceles de Nicaragua seguiría habiendo presos políticos, incluso más que cuando la dictadura somocista contra la que él luchó con impresionante valentía, pasión y anhelo de libertad. Presos políticos entre quienes insólitamente hay hasta obispos, sacerdotes, seminaristas y laicos consagrados al servicio de la Iglesia católica.
Y menos hubiera podido imaginar el doctor Chamorro Cardenal que ya en el siglo 21 dos de sus hijos y dos sobrinos habrían sido también sometidos a la condición de presos políticos y después desterrados y despojados de su inalienable condición de nicaragüenses.
Pero así es la dramática historia de Nicaragua. En esta fecha, coincidiendo con el 46º aniversario del martirio del doctor Chamorro Cardenal, el organismo no gubernamental Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas de Nicaragua ha informado que 91 mujeres y hombres nicaragüenses se encuentran actualmente en esa situación, incluyendo a los que además de presos políticos son prisioneros de conciencia, como es el caso de los obispos, sacerdotes y seminaristas de la Iglesia católica.
El doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal fue preso político cuatro veces de la dictadura somocista. La primera en 1954, cuando lo acusaron de ser parte del frustrado complot del 4 de abril de ese año para quitarle la vida al dictador Anastasio Somoza García.
La segunda en 1956, cuando falsamente el régimen lo acusó de complicidad en el asesinato del mismo general Somoza García, el primer dictador de la dinastía somocista.
La tercera vez que el doctor Chamorro Cardenal estuvo en la cárcel como preso político fue en 1959, después de que al mando de un nutrido grupo de héroes de la patria protagonizó la invasión armada de Olama y Mollejones que fue derrotada por la Guardia Nacional somocista.
La cuarta ocasión en la que nuestro Director Mártir sufrió la condición de preso político fue en 1967, después de que la dictadura masacró una rebelión de ciudadanos que demandaban elecciones libres para establecer la democracia en Nicaragua.
Y en la época actual, si tal cosa fuese posible sin duda que el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal sería o hubiera sido otra vez un preso político.
“Hemos estado allí —en la cárcel, como reo político— por levantarnos contra la injusticia…”, señaló el doctor Chamorro Cardenal en el editorial de LA PRENSA del 12 de julio de 1971. Y en otro editorial, el 16 de diciembre de 1977, denunció que las cárceles de Nicaragua dominada por la dictadura “son lugares de suplicio” y representan “una pavorosa violación a los derechos humanos”.
En el apéndice de su libro testimonial Estirpe Sangrienta: Los Somoza, en el que narra los suplicios que sufrió en la cárcel como preso político en 1956, el doctor Chamorro Cardenal escribió como si viera el futuro de Nicaragua: “Centenares de jóvenes luchan en la actualidad por hacer que su Patria se encauce en el sendero de la democracia, y asuma los caracteres de una república, perdidos por el fenómeno dinástico de la sucesión hereditaria en el mando”. Y concluye manifestando “la esperanza que tenemos acerca de su recuperación (de la Patria), en una sola frase: Nicaragua volverá a ser República”.