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Iniciamos el 2024 con muchas interrogantes y pocas respuestas

Al momento de escribir este artículo (veinte y nueve de diciembre de 2023), que leerán ustedes el primero de enero de 2024 en el Diario de los Nicaragüenses; después de hacer un recorrido por las principales agencias de noticias del mundo, les confieso que creo que el 2024 será un año con más de lo mismo que hemos tenido en los anteriores.

La invasión de Rusia a Ucrania continúa sin vislumbrarse una solución en el corto plazo. La guerra entre Israel y el grupo palestino conocido como Hamás, tiene preocupado al mundo por la cantidad de civiles que se asegura han fallecido, aunque la contabilidad de dichas víctimas provenga de un organismo de Hamás.

Las Naciones Unidas y los principales líderes del mundo no cesan de llamar a un cese al fuego, pero ninguno pide la liberación de los 152 rehenes con fuerza. Por mi parte considero que antes de criminalizar la ofensiva israelita, deberíamos recordar que es un pueblo que ya enfrentó una intención de exterminio en el pasado con más de tres millones de judíos asesinados y Hamás junto a otros grupos palestinos, lo que promulgan es el exterminio del Estado de Israel, algo que los judíos han jurado no volver a permitir sin luchar hasta las últimas consecuencias y eso es lo que están haciendo.

Luego tenemos los amagos de guerra entre Venezuela y Guyana por el Esequibo. Les confieso que hasta hace poco no sabía nada de esa disputa territorial, que aparentemente está siendo alentada por el señor Maduro para alejar un poco de las mentes de los venezolanos la posibilidad de elecciones que a mi juicio si son transparentes no tiene ninguna posibilidad de ganarlas la facción de don Nicolás y compañía. En el caso de Venezuela deseo llamar la atención sobre lo siguiente, en un año electoral en que el presidente Joe Biden aspira a la reelección, puedo asegurarles que no tiene ningún chance si antes no resuelve lo de Venezuela, pues tiene su palabra y su prestigio empeñados en ello.

El otro problema que logré apreciar en los últimos días del 2023 es la inmigración de cientos de miles de personas tratando de encontrar refugio en países que ellos consideran más seguros para establecerse con sus familias, países como España, Francia, Grecia, Alemania. Estados Unidos no haya qué hacer con la cantidad de inmigrantes que entran a su territorio de manera irregular. Esta migración proviene mayormente de países africanos, centroamericanos, venezolanos y recientemente supimos de un avión con más de 300 ciudadanos de la India, que pretendían usar nuestro suelo como trampolín para llegar a EE.UU. Esta situación de inmigración irregular es particularmente más grave en las fronteras de México y los Estados Unidos, en donde según datos estadísticos de enero a noviembre del 2023, cruzaron la frontera americana de manera ilegal más de dos millones de personas buscando refugio por diferentes motivos.

La gran mayoría de los que lograron ser aceptados están descubriendo que el sueño americano no existe y si en algún momento existió hoy se ha convertido en pesadilla, pues no se les permite trabajar de manera legal, sino es hasta después de pasar por una serie de requisitos todos engorrosos y hasta después de 150 días de haber solicitado por medio de abogado que no tienen para pagarlo, el asilo, refugio o cualquier otra forma que permita las leyes de inmigración de ese país.

En los días 29 y 30 de diciembre recién pasado el gobierno del presidente Biden envió a México una comitiva de alto nivel encabezada por el secretario de Estado, Antony Blinken, para tratar de frenar en México a los miles de migrantes que marchan hacia su frontera. En este punto me ha llamado mucho la atención las palabras del presidente mexicano, que públicamente dijo, cito textualmente: “El Congreso estadounidense debería invertir en atender las causas de la migración, en lugar de construir muros”. Estas palabras que vienen de un presidente de izquierda deben tener rascándose la cabeza a muchos.

En pocas palabras, tenemos muy pocas cosas por las que celebrar la llegada del 2024, por lo que no voy a finalizar esta vez con el estribillo deseando un próspero año nuevo. Pero si de verdad queremos que este año sea próspero y mejor para la humanidad, comencemos por poner nuestro granito de arena para lograrlo. Por el momento solo me resta desearles ánimo, no desfallecer en nuestra lucha cotidiana por subsistir y sobrevivir junto con nuestras familias.

El autor es analista político y social y directivo nacional de las Fuerzas de Veteranos de Guerra de la Resistencia nicaragüense

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