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Jesús es la Buena Noticia

En todo amar y servir

Evangelizar es ir comunicando la Buena Nueva de Jesús a la posible inmensa mayoría, para ir transformando el mundo según el designio del Padre de Jesús.

Comunicar la Buena Nueva y comunicarse uno como Buena Nueva viviente. Ser Evangelio.

San Marcos comienza su Evangelio dándonos la gran noticia de que Jesús es el verdadero Evangelio, la gran y buena noticia que se puede dar a todo hombre (Mc.1,1).

Hablándonos de la figura de Juan el Bautista y de su misión: Juan el Bautista era solo voz, un mensajero, un maestro que le enseña al pueblo la próxima llegada de Jesús, el Mesías (Mc.1,2-3.7).

Juan el Bautista era un hombre sencillo y humilde: Vivía como la gente sencilla y pobre: “Llevaba un vestido de piel de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre” (Mc.1,6).

Se conocía muy bien a sí mismo y sabía que él no era el “fuerte” sino Jesús, el Mesías (Mc.1,7).

Que el Señor no era él sino Jesús; él ni siquiera era digno de “desatarle la correa de sus sandalias” (Jn.1,7).

Que él sólo “bautizaba con agua, pero Jesús bautizaba con el Espíritu Santo” (Mc.1,8).

Juan el Bautista conocía muy bien cuál era su misión: Anunciar la inminente llegada de Jesús, el Mesías (Mc.1,7). Y llamar al pueblo a la conversión para aceptar su llegada y su mensaje (Mc.1.3-4).

Estamos preparándonos en este tiempo de Adviento para la gran fiesta de la Navidad.

Ciertamente, Jesús es esa Buena Noticia, ese evangelio que esperaba el pueblo de Israel, y que anunciaba también Juan el Bautista (Mc.1,1). Jesús es para nosotros hoy esa buena noticia que nació, murió y sigue viva entre nosotros.

No esperamos a ningún Mesías que vaya a nacer, como nació, hace veintiún siglos de una mujer llamada María.

La fiesta de la Navidad a la que nos preparamos para celebrarla con todo el corazón, es ese Evangelio, esa Buena Noticia que el Padre nos ofreció y sigue ofreciéndonos a todos los hombres de hoy y mañana dándonos a su propio Hijo, Jesús, nacido de una mujer y hecho hombre como cualquier hombre por el bien de todos los hombres.

El don del Padre Dios a los hombres de ayer y de hoy, Jesús, es el que en este tiempo de Adviento debe llevarnos también a todos los hombres a una conversión, como decía Juan el Bautista.

Vivimos en un mundo corrupto y deseamos escuchar buenas noticias, las buenas noticias de sentir y vivir que los hombres hemos cambiado, nos hemos convertido, somos hombres nuevos, y nuestro mundo también.

La Buena Noticia, la Gran Noticia que nos puede llevar a ese cambio que, en el fondo, todos deseamos no es otro que Jesús, el gran don que el Padre nos dio y sigue ofreciéndonos a todos y cada uno de los seres humanos.

Lo importante es estar siempre preparados porque Jesús puede ser Buena Noticia que se nos ofrece en cualquier momento.

Jesús, puede y debe seguir siendo Buena Noticia para nosotros en cualquier momento de nuestra vida, como nos dice el libro del Apocalipsis: “Mira que voy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap. 3,20). Necesitamos descubrir que Jesús llega en cualquier momento de nuestra vida. Si queremos que la humanidad cambie, que nuestro mundo cambie, no podemos temerle a su invitación a la conversión, al cambio, porque Jesús es siempre esa Buena Noticia, ese Evangelio que todos anhelamos. ¡Ven Señor Jesús!

El autor es sacerdote católico.

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