La inflación en Nicaragua cerró en 3.59 por ciento hasta agosto de este año, luego que en el octavo mes esta volviera a aumentar, aunque a menor ritmo relacionado con los meses previos a julio, cuando por primera vez esta reportó un descenso en los precios locales, según datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).
La variación de los últimos 12 meses se ubicó en 7.46 por ciento, por debajo del 12.15 por ciento en igual periodo del año pasado, lo que refleja que hay un descenso significativo, pero que a criterio del economista Néstor Avendaño, considera sigue siendo alta.
“Se puede concluir que los precios al consumidor continúan subiendo lentamente, no retroceden y la inflación ha sido persistente”, dijo Avendaño, en un análisis publicado en su sitio web.
La inflación de agosto, medida por la variación mensual del Índice de Precio al Consumidor (IPC), fue de 0.20 por ciento, por encima del 0.86 por ciento en igual mes del año pasado. El acumulado hasta agosto de 3.59 por ciento, está por debajo del 7.58 por ciento en igual lapso del 2022.
Factores que influyen
A criterio de Avendaño la desaceleración de la inflación no obedece exclusivamente a las políticas monetarias del Banco Central de Nicaragua, sino a otros factores, incluyendo el sacrificio que hacen los trabajadores para no pedir ajustes salariales, para conservar sus puestos. Esto le quita presión a la demanda versus la oferta.
“En mi opinión, la desaceleración del índice de precios al consumidor general (IPCG), que se inició en noviembre de 2022, no se puede explicar con el ajuste de la demanda interna, consumo e inversión, ya que estaba hecho desde abril de 2021. No había un exceso de demanda antes de que la política monetaria, que ya era contractiva, se concentrara en los aumentos de la tasa de referencia monetaria del Banco Central de Nicaragua (BCN)”, dice Avendaño.
Y agrega: “también puede explicarse con la política fiscal, que ya era contractiva mediante una mayor presión tributaria y un congelamiento del gasto público. Las dos políticas, la monetaria y la fiscal, mantenían y continúan manteniendo la condicionalidad mínima de la estabilidad cambiaria, es decir, que el saldo de las reservas internacionales brutas administrado por el BCN fuese igual o mayor que 2.5 veces el saldo de la base monetaria. En julio recién pasado, dicha condicionalidad era igual a 3.5 veces el saldo de dinero de alto poder”.
Deterioro salarial incide
Un elemento que Avendaño menciona como un factor que ha sido determinante en que la inflación se enfríe, es “la política salarial, mejor dicho, los trabajadores, también han contribuido a mantener la estabilidad macroeconómica al evitarse la formación de una espiral precio-salario-precio cuando la tasa de inflación comenzó a acelerarse en agosto de 2021. El salario promedio nacional del sector formal de la economía, de acuerdo con datos del Ministerio del Trabajo (MITRAB), refleja un deterioro acumulado de 21.1 por ciento en su poder adquisitivo entre enero de 2018 y junio de 2023. En tiempos de crisis, los trabajadores defienden su puesto de trabajo y no presionan por mayores tasas de ajuste salarial”.
También está incidiendo, precisa, que el crédito sigue sin recuperarse como porcentaje del Producto Interno Bruto, lo que limita la demanda interna. “El saldo del crédito de la banca comercial al sector privado, como un porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), se desplomó desde 40.3 por ciento en 2017, un año de máximos históricos de producción del país antes de que ocurrieran las crisis en el trienio 2018-2020, hasta 27.3 por ciento en 2022, es decir, ha disminuido en 13 puntos porcentuales del PIB”, dijo.
En los últimos meses el Banco Central incrementó la tasa de interés de referencia de sus operaciones en córdoba, para intentar reducir el fuerte aumento de la inflación, sin embargo, el impacto de su política monetaria es limitada, debido a que la economía está altamente dolarizada, moneda extranjera sobre la que no tiene control. La desaceleración que se observa tendría su origen también, en que a nivel internacional la presión inflacionaria está bajando.
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Solo los cigarrillos bajaron de precios
Pero más allá de ello, según el informe del Inide, en agosto se reportó aumentos de precios en ocho de las 12 divisiones que conforman la canasta del IPC, destacándose los aumentos de precios: Restaurantes y hoteles (1.24 por ciento), Bienes y servicios diversos (0.74 por ciento); y Prendas de vestir y calzado (0.51 por ciento).
No obstante, hubo bajas precios en las divisiones de Bebidas alcohólicas y tabaco (-3.48 por ciento) y Comunicaciones (-0.81 por ciento), principalmente.
En agosto, los nicaragüenses que acostumbran a comprar platos servidos en restaurantes y comiderías pagaron 1.59 por ciento más que en el mes anterior. También los alimentos preparados y servidos fuera del hogar subieron 3.31 por ciento; y los alimentos preparados para llevar se encarecieron 0.47 por ciento.
También hubo en aumentos en precios de productos como papel higiénico (1.04 por ciento de alza);
shampoo (1.39 por ciento), entre otros productos de uso personal.
Otros incrementos
En tanto, se reportó aumentos en los costos por servicio de hospitalización (0.95 por ciento de alza); exámenes de ultrasonido (2.14 por ciento), consultas médicas especializadas (0.57 por ciento); y productos farmacéuticos, principalmente los analgésicos (0.77 por ciento), antitusivos (2.16 por ciento), y digestivos y laxantes (0.76 por ciento).
Para los nicaragüenses también se volvió más caro vestirse. En agosto subieron de precios la ropa interior para mujer y niñas mayores de 10 años (1.22 por ciento), pantalón para hombre y niños mayores de 10 años (0.51 por ciento), y calzado deportivo para hombre y mujer (0.82 por ciento).
En contraposición a las alzas, en agosto se reportó una baja de precios en el cigarrillo de 5.07 por ciento.
“Los aumentos de la tasa de referencia monetaria del BCN no lograron aplacar la tasa de inflación, pero la desinflación observada en Nicaragua no ha provocado dolores con el desempleo abierto y la inactividad económica, ni con desaceleraciones y caídas de la producción de bienes y servicios”, resalta Avendaño.