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Orígenes del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA)

La Confederación Universitaria Centroamericana y su autoridad máxima, el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA), fueron creados por resolución del Primer Congreso Universitario Centroamericano reunido en San Salvador, El Salvador, en el mes de septiembre de 1948.

Convocado por el entonces rector de la Universidad de El Salvador, doctor Carlos A. Llerena, al congreso asistieron cuarenta y cinco delegados de las universidades nacionales de Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras. Por Nicaragua asistió el doctor Salvador Mendieta, fundador del Partido Unionista Centroamericano y en esa época rector de la Universidad Libre de Managua, de efímera existencia y creada a raíz de la clausura de la Universidad Central de Managua por el dictador Anastasio Somoza García, en 1946.

Este congreso ocupa un lugar sobresaliente en los anales de la vida universitaria centroamericana. No solo fue el primer gran foro donde los universitarios del istmo debatieron los más importantes temas relacionados con la problemática de la educación superior, sino que sus resoluciones fueron más allá de los postulados de la Reforma de Córdoba (1918), que a Centroamérica llegaron con varios lustros de retraso.

En efecto, el Congreso aprobó una lúcida Declaración de Principios sobre los fines y funciones de la Universidad contemporánea y en especial de las Universidades de Centroamérica, cuyo borrador redactó el entonces Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Dr. José Roltz Bennett. La Declaración señaló el momento de la recepción por los académicos centroamericanos del legado de la Reforma de Córdoba. En ella quedó plasmada la filosofía educativa, que luego presidió los procesos de reforma académica que, años más tarde, emprendieron todas las universidades de la región y las pautas principales de los planes de integración de la educación superior del área, que años después el CSUCA promovió.

La declaración abogó por desarraigar el sentido exclusivamente profesionalista de nuestras universidades e introducir un mínimum de estudios humanísticos en todas las carreras (antecedente de los Estudios Generales); la necesidad de incorporar estudios obligatorios sobre la realidad nacional; métodos docentes activos y planes de estudio flexibles.

En cuanto a las estructuras académicas, el congreso se pronunció por la recuperación del sentido unitario de la universidad, la superación de la estructura napoleónica, basada en las facultades profesionales, y la creación de los departamentos como núcleos académicos que debían concentrar las actividades docentes, de investigación y extensión en las distintas disciplinas. Proclamó la autonomía universitaria como condición indispensable para el ejercicio del oficio universitario; la función social como característica del quehacer de la Universidad y la función cívica como manifestación de su vocación democrática. Adelantándose a la propia Unesco, el Congreso propugnó por el planeamiento integral del desarrollo educativo, “tomando como base el sujeto educable, desde el hogar hasta la Universidad”.

Pero el acuerdo de mayor trascendencia adoptado por el congreso fue, sin duda, el referente a la creación de la Confederación Universitaria Centroamericana y del CSUCA,  como su autoridad superior, que de esta manera es el organismo pionero de todo el proceso de integración centroamericana.

En cumplimiento de la resolución creadora de la Confederación, en el mes de diciembre de 1949 se reunieron en San Salvador los representantes de las universidades de San Carlos de Guatemala, El Salvador, Honduras y Costa Rica a fin de acordar las bases fundamentales para la organización y funcionamiento del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA), autoridad suprema de la Confederación. 

En esa oportunidad se decidió que el CSUCA estaría integrado por un delegado de cada grupo estatal de universidades de cada país y que celebraría reuniones por lo menos anualmente. La presidencia del Consejo rotaría cada año entre las universidades afiliadas, correspondiendo al presidente, asistido por un secretario, comunicar las resoluciones del Consejo y velar por su cumplimiento. La estructura adoptada no fue seguramente la más adecuada para estimular los trabajos de la Confederación, ni para el mejor logro de sus amplios objetivos ni de los propios del Consejo, como organismo superior de aquélla.

Frente a sus tareas, el CSUCA no previó un organismo encargado de promoverla de manera permanente. Los presidentes pro témpore, a quienes se confiaba la ejecución de los acuerdos, no disponían ni del tiempo ni de una estructura de apoyo indispensables  para atender los asuntos del CSUCA. De ahí que los frutos de esta primera etapa de existencia del CSUCA hayan sido muy limitados en cuanto a realizaciones prácticas. Durante esta primera década de su existencia, el CSUCA celebró únicamente tres reuniones ordinarias.

Después de su tercera reunión ordinaria celebrada en 1953, el CSUCA permaneció inactivo por varios años. Fue el dinamismo que a fines de la década de los años cincuenta adquirió el Mercado Común Centroamericano y, en general, el proceso de integración económica centroamericana, lo que despertó al CSUCA de su letargo. En enero de 1957, la ODECA promovió una reunión en San Salvador de los rectores de las universidades para ver la forma de reactivarlo. Asistieron todos los rectores de las universidades nacionales, con la excepción del rector de la Universidad de Costa Rica, licenciado Rodrigo Facio, quien se excusó de asistir. El tiempo le daría más tarde toda la razón al rector Facio sobre el peligro de desplazar al CSUCA hacia la órbita política de la ODECA. En esa oportunidad, los rectores asistentes consideraron conveniente declarar que el CSUCA continuaba activo en sus funciones, que sus labores anteriores tenían validez para las universidades.

A la cuarta reunión ordinaria, celebrada en León de Nicaragua, en el mes de mayo de 1959, asistieron delegaciones de las cinco universidades estatales de Centroamérica, presididas por sus respectivos rectores. A esta reunión le correspondió aprobar la reestructuración del CSUCA y de esta arranca realmente, con la creación de la secretaría permanente y la designación de un secretario general de dedicación exclusiva, la segunda etapa de la existencia del CSUCA, caracterizada por un continuo y dinámico desenvolvimiento de sus programas y una amplia proyección de su labor en la vida universitaria de la región.

Los rectores acordaron que la secretaría general se estableciera provisionalmente, por un año, en la ciudad de León. El nombramiento del secretario general fuera interino hasta la quinta reunión ordinaria, después de la cual la secretaría permanente debía trasladarse definitivamente a la Universidad de Costa Rica. De esta manera, entre junio de 1959 y junio de 1960, la secretaría funcionó en León de Nicaragua, trasladándose a San José de Costa Rica en el mes de julio de 1960. Para entonces quien escribe había sido reelecto como secretario general. El CSUCA entró de lleno en un período de múltiples realizaciones. Una de las funciones más importantes que le fue asignada es la defensa de la Autonomía Universitaria.

El autor es educador, académico y escritor. Fue rector universitario y ministro de Educación.

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