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Las andanadas antisemitas de las universidades norteamericanas

Desde la guerra del Vietnam allá por los años sesenta del siglo pasado contra la intervención de EE.UU, en dicho país, los campus universitarios no habían visto las manifestaciones que se desarrollan en los mismo atacando la guerra que libra el Estado israelí contra los terroristas de Hamás que la desataron el 23 de octubre del año pasado. El pretexto aducido por los universitarios es que existe genocidio contra los palestinos de Gaza, promovida por el gobierno de Netanyahu y que se quiere exterminar al pueblo palestino.

Es cierto que ha habido ciertos desmanes cometidos por la Fuerzas de Defensa de Israel en la defensa de su territorio y su existencia, pero no es menos cierto que la guerra contra los terroristas no se puede distinguir entre quiénes son los militantes de Hamás en la abigarrada Franja de Gaza habitada por los causantes de este enfrentamiento que dejó más 1,500 muertos, asesinados de manera atroz y sin miramientos de ninguna especie y secuestrados más de 150 israelíes que todavía se mantienen rehenes de Hamás.

Pero voy al motivo de esta columna que es el ataque desde los campus de las universidades norteamericanas no ya contra Israel sino contra los judíos, a los que consideran genocidas, puesto que el pueblo judío es Israel, y lo que más llama la atención es que los centros universitarios que dirigen estos enfrentamientos la mayoría pertenecen a la llamada Ivy League, encabezados por la Universidad de Columbia y seguida por MIT, Yale, la Universidad Pública de New York, Berkeley en California, y otras más como la universidad de Pensilvania. O sea, donde se educa la élite de los hijos de los norteamericanos económicamente poderosos y por lo tanto los futuros dirigentes de ese gran país que es la primera potencia mundial.

Estas asonadas, revueltas, que se producen en esos campus, no cuentan con el apoyo de la gran mayoría del pueblo norteamericano, ni de su gobierno, ya que el presidente Biden se ha pronunciado en contra de las mismas. Igual sucede con el Congreso y el Senado, donde incluso se han producido debates en torno a las mismas y se ha escuchado en esos mitines la voz de algunos rectores como la presidenta de Harvard, de la Universidad de Penn y MIT a las que se les acuso de tolerar y permitir expresiones antisemitas, a los que incluso les ha llegado a costar el puesto, como a la presidenta de Harvard, Claudine Gay e igual sucedió con su par de la Universidad de Pensilvania, Liz Magill, las que dimitieron motu propio.

Supuestamente para defender sus posturas los universitarios se aferran a la libertad de expresión y contenida en la Constitución de EE.UU, alegan que hay censura de protestas políticas y que hay una alianza entre el gobierno Biden e Israel, quien es el principal suministrador de material bélico al gobierno Netanyahu, causante en parte del llamado genocidio contra el pueblo palestino. En su revuelta los estudiantes pro palestinos bloquearon la entrada a alumnos judíos, gritando consignas antisraelíes. Contra estas algaradas se han producido arrestos en varias de las universidades que están empujando el antisemitismo, e incluso algunas de entre ellas han cerrado las clases presenciales desde el lunes pasado y para no perder el curso se ha pasado clases virtuales.

La presidenta de Columbia, Minouche Shafik, dijo en una nota dirigida a su comunidad escolar que “estaba profundamente” entristecida por lo que estaba sucediendo en el campus y también anunció que las clases también pasarán a ser virtuales y siguió diciendo: “Pero no podemos permitir que un grupo dicte términos e intente alterar hitos tan importantes como la graduación para promover su punto de vista”. Los arrestos se siguen sucediendo y las policías de New York y de otros lugares donde se ubican las universidades en que están atrincherados los estudiantes pro palestinos, no permiten la entrada a los campus si no se comprueba fehacientemente pertenecer a esa universidad.

Está claro que estos movimientos están perfectamente planificados, organizados y sincronizados y cuentan con avituallamiento de todo tipo e incluso los que no tienen habitaciones en los campus viven en casas de campaña, hacen periódicos que divulgan entre sus seguidores acerca de las repercusiones que sus noticias tienen fuera de los recintos universitarios. Es probable que estos movimientos, como sucedió en el caso de la guerra de Vietnam, terminen extinguiéndose por el paso del tiempo, y que su eco no resuene más allá de estos momentos en que tienen un repercusión mundial y estén el foco de los mass media que les dedican portadas periodísticas y radiales o televisivas.

Puede que tal vez me equivoque en mi percepción. Y además hay que tener muy en cuenta que todas estas universidades de la Ivy League cuentan con patrocinios de donantes multimillonarios que se han educado en las mismas para programas educativos y becas a estudiantes que no pueden costearse sus estudios y que algunos ya se han pronunciado manifiestamente como el señor Kraft, que ha dejado claro que si persisten estas algaradas dejará de seguir haciendo donaciones, igualmente lo han hecho otros en el mismo sentido.

El gobierno de Biden, tiene un problema añadido a algunos de los que enfrenta como su edad y sus lapsus cada vez más frecuentes, en este año electoral en que pretende reelegirse en las elecciones a celebrar en noviembre de este año y su inquebrantable alianza con el gobierno de Israel a causa de estos malos momentos producidos por estas rebeliones universitarias, lo que está por verse en los próximos meses.

Finalmente también hay que destacar un trasfondo político detrás de lo que está sucediendo, pues tampoco debemos olvidar que hay una fuerte población de origen musulmán en los EE.UU. y que ello puede trastocar los resultados electorales de las elecciones de noviembre.

El autor es abogado nicaragüense residente en España.

COMENTARIOS

  1. Hace 1 semana

    Sr. Mena: No hay peor ciego que el que no quiere ver.

  2. Hace 2 semanas

    Todos estos antisemitas en las universidades de los EE.UU. son los hijos de los miles de refugiados palestinos y sirios que Reagan y Clinton ubicaron en su mayoría en el estado de Minnesota y les concedieron el estatus de refugiados en los 80’s y 90’s. Los hijos de los refugiados nacieron en los EE.UU y por lo tanto son ciudadanos de los EE.UU. Actualmente los hijos de los refugiados estan en la universidad. Cría cuervos para que te saquen los ojos.

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