Los incendios forestales en la isla hawaiana de Maui habían dejado el jueves 10 de agosto por la noche no menos de 55 muertos. El devastador fuego en la comunidad turística de Lahaina, en la paradisíaca Maui, se había contenido hasta en un 80 por ciento, pero el centro de la histórica villa estaba destruido.
“Todo ha desaparecido”, dijo el alcalde de Maui, Richard Bissen. “No queda nada. Todo está calcinado”.
Los descontrolados fuegos forestales han dejado a miles de personas sin techo y a más de 10,000 sin servicio eléctrico. El gobernador del estado de Hawai, Josh Green, dijo que los incendios posiblemente sean el mayor desastre natural que el archipiélago haya visto en su historia. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró a Maui zona de desastre y ordenó el envío de ayuda federal, pero van a pasar varios años antes de que la isla se recupere plenamente y sus comunidades sean reconstruidas. “El camino hacia la recuperación será largo”, dijo la vicegobernadora de Hawai, Sylvia Luke.
El huracán Dora estaba a cientos de millas al sur de las islas. No obstante, sus fuertes vientos llegaron hasta Maui y avivaron las llamas que ardían en un terreno castigado por una fuerte sequía. Cientos de personas quedaron rodeadas por los fuegos, mientras los turistas trataban desesperadamente de escapar de la isla.
Erica Flieshman, directora del Instituto de Investigación sobre el Cambio Climático en la Universidad Estatal de Oregón, dijo que los incendios forestales podrían hacerse más comunes en partes del mundo donde antes no había o eran raros. La causa es el cambio climático, que ha aumentado el calor y las sequías, propiciando condiciones favorables para la formación y la propagación de fuegos forestales.
Los científicos necesitan llevar a cabo un análisis exhaustivo para afirmar que los devastadores incendios de Maui son una consecuencia de la crisis climática. Pero sí se sabe que el calentamiento global causa cada vez más sequías. Maui sufría uno de esos fenómenos, y la sequía era grave en partes de la isla. La relación de causa y efecto es evidente.
El pasado mes de julio fue el más caluroso en la Tierra desde que se lleva registro. El verano ha sido abrasador en el hemisferio norte. En Estados Unidos, las temperaturas han superado los 50 grados centígrados (120 grados Fahrenheit) en algunas zonas. En la cuenca del Mediterráneo, más de 40 personas murieron en los incendios forestales que azotaron la región. Según los científicos, el cambio climático tuvo un papel “absolutamente abrumador” en las olas de calor que Estados Unidos, China y el sur de Europa sufrieron este verano. Los devastadores fuegos en Maui también pueden asociarse a la crisis del clima, provocada por la actividad humana.
Tenemos la tecnología y los conocimientos necesarios para detener y revertir el cambio climático, dejando de quemar combustibles fósiles, entre otras acciones. Lo que falta es civismo y voluntad política. Los arrasadores incendios en Hawai y en el sur de Europa deben abrirnos los ojos a la realidad de que mientras no pongamos en práctica medidas salvadoras, paraísos como el de Maui seguirán ardiendo. [FIRMAS PRESS]
El autor es un escritor y periodista radicado en Miami. Su novela más reciente es La espada macedonia, publicada por Mundiediciones.