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Dino Andino trabajó varios años en Canal 2 y en 2018 renunció tras el estallido de la crisis política. CORTESIA

Dino Andino: “Volver a Nicaragua es mi sueño”

El periodista habla sobre aquellos días en los que aparecía en la televisión nacional, también sobre su servicio militar, una anécdota de cómo perdió su primer empleo en medio de un secuestro orquestado por sandinistas y cómo vivió la llegada de la familia Ortega Murillo a la empresa en la que él trabajaba y por qué no podía renunciar.

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El 20 de septiembre de 2022, en medio de su exilio, el periodista Dino Andino tocó fondo. Ya no podía seguir financiando las operaciones de su plataforma informativa llamada Actualidad con Dino Andino y no tuvo más remedio que cerrarla.

Dino Andino nació el 25 de julio de 1966. Tiene 56 años. Desde el exilio está dedicado a su familia. Permanece fuera de la vista pública, pero se encuentra con otro proyecto entre manos, siempre en compañía de su esposa, una mujer colombiana que llegó a Nicaragua en 2006 huyendo de la violencia en aquel país y que buscó apoyo en aquel periodista y presentador de Canal 2. Ambos se enamoraron y se casaron.

Este periodista trabajó algunos años para uno de los canales propiedad de la familia Ortega Murillo. “Me sentía el tipo más miserable”, comenta mientras relata que le tocó informar sobre el primer día de las protestas de 2018 en Canal 2. En esta entrevista nos habla sobre esta y varias etapas de su vida.

Dino Andino durante sus años en Canal 2. CORTESÍA

Después del cierre de su plataforma, ¿a qué se dedica ahora?

Le estoy dando continuidad a un proyecto que tenía desde Nicaragua. Allá había iniciado con una productora audiovisual. Todo estaba caminando bien. Teníamos un programa en la televisión de perfil agropecuario y brindábamos servicios a empresas privadas. En ese contexto se dio el estallido y tuvimos que abandonar prácticamente todo. Al llegar aquí (Estados Unidos) nosotros buscamos como revivir ese proyecto e iniciamos. Entonces nos estamos dedicando a la fotografía y la producción audiovisual. Es una empresa familiar, trabajo con mi esposa y trabajamos con equipos que subcontratamos.

¿Fue fácil para usted hacer vida en Estados Unidos?

Cuando llegué, solicité mi asilo político. Estoy en ese proceso todavía, pero ya tengo mi permiso laboral, mi seguro social y todo en regla. Abrir una empresa aquí no es nada del otro mundo. Cuando llegamos tuve que trabajar en diferentes empresas. Estuve trabajando en una empresa de golf de cabina en el área de mantenimiento. Yo nunca había trabajado en eso. Lo más que había levantado era un micrófono.

Antes usted estuvo en Costa Rica.

Sí, yo salí el cinco de junio de 2018 hacia Costa Rica porque mi visa americana estaba vencida, además de que estaba cerrada la embajada americana y no podía irme a Estados Unidos. Tuvimos que irnos a Costa Rica y ahí estuvimos 18 meses y allá nosotros fundamos una plataforma, Nicaragua Actual. No sé por qué no nos mencionaron cuando hablaron de su aniversario, pero fui yo junto a varios periodistas de los que siguen ahí que fundamos Nicaragua Actual. Luego hubo algunas diferencias en el tema de la organización y tomamos caminos distintos. Fue ahí donde yo inicié con Actualidad con Dino Andino, y le puse ese nombre porque en Nicaragua Actual yo había creado un segmento que se llamaba así: Actualidad con Dino Andino.

Dino Andino durante una grabación en las calles de Costa Rica. CORTESÍA

¿Por qué cerró la plataforma?

Cuando nos vinimos acá (Estados Unidos), ya no recibíamos financiamiento de nadie. Te diría que tal vez un año logramos sostenerla con donaciones de exiliados, gente trabajadora. Pero poco a poco, a como pasó con muchos equipos de prensa, se fue enfriando el asunto y ya no teníamos más ingresos y decidimos, mi esposa y yo, seguir sosteniendo la operación. Me fui a trabajar a la compañía de golf y de ese salario, junto a lo que mi esposa también ganaba en otra empresa, con eso sosteníamos las operaciones de Actualidad con Dino Andino, pero ya no pudimos. Aquí en Estados Unidos los costos de vida son bastante elevados y al vernos en esa situación en septiembre de 2022, decidimos cerrar la página. Teníamos 187,000 seguidores en Facebook, pero no nos generaba nada. En Youtube teníamos poco más de 150,000 seguidores y eso sí generaba algo, dependiendo de las vistas, pero era insuficiente. Nosotros nunca fuimos un medio que recibiera dinero de organizaciones.

¿Por qué se movieron de Costa Rica a Estados Unidos?

Hubo varios factores y entre ellos la seguridad. Nosotros recibimos muchas amenazas en Costa Rica. Una vez nos sabotearon los medidores de energía eléctrica, luego una vecina nos dijo que había unos hombres sospechosos preguntando dónde vivía yo y que eran nicaragüenses. La señora me dijo que le parecían que eran personas que estaban decididas a hacer daño. Interpuse una denuncia ante la OIJ (Organismo de Investigación Judicial), y lo que me dijeron fue: “Compráte un perro y cambiá las cerraduras de tu casa”.

Lo otro es que Costa Rica es un país demasiado caro. No es lo mismo decir que aquí vas a pagar un apartamento de mil dólares, que en Costa Rica, porque aquí te los podés ganar rápido. Cuando yo llegué sostuve entrevistas con varios medios de comunicación y los ticos son muy amables, pero hasta ahí llega el tema con ellos.

¿En qué momento usted decidió que quería ser periodista?

Esa decisión la tomé desde pequeño. Desde que tenía como 12 años, yo veía el único noticiero que había en ese momento porque estaban los sandinistas en su apogeo, que era el Noticiero Sandinista, y veía a los presentadores y yo me ponía a imitarlos. Agarraba el periódico y trataba de leer como ellos. Yo decía que quería ser periodista y que iba a ser en televisión.

Yo entré a los 25 años a la universidad, pero ya tenía 7 años de experiencia de trabajar empíricamente. Trabajaba en una radio que se llamaba Ondas de Luz. Ahí yo había llegado a poner un mensaje del fallecimiento de mi mamá y ya me quedé trabajando ahí como mensajero. Tenía 17 años. Mi objetivo era trabajar en la cabina y me metía ahí con los controles, a hacer locución y de ponto ya estaba redactando un noticiero y después me fui a trabajar a una oenegé también haciendo periodismo. Después me fui al servicio militar y perdí dos años ahí.

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¿Cómo fue el servicio militar para usted?

Fue muy difícil. Me llevaron el 25 de julio de 1984, el día de mi cumpleaños. Yo no quería ir y a mí me llevaron engañado porque me dijeron que iba a una cita. En aquel entonces te llevaban a una cita para pasar el chequeo médico y luego te llamaban para que te presentaras. Ese día me voy confiado a la cita y después me dejaron encerrado, me pusieron el uniforme, me llevaron para una base militar a entrenarme y después para la guerra.

Yo nunca he tenido ideología de guerra y nunca he sido sandinista. Muchos nicaragüenses nos integramos a tareas de la revolución no por compartir la ideología sandinista, sino porque teníamos la conciencia de que podía traer algo bueno para los nicaragüenses. Yo participé en jornadas de salud, en la alfabetización, recogiendo basura y sin estar integrado en una organización ni partido. Cuando fui a la guerra, fue contra mi voluntad y yo me las arreglé para quedar fuera de la línea de fuego y entonces me dejan como jefe de la unidad de comunicación y tenía que estar ahí facilitando las comunicaciones por radio en el propio combate.

¿Cumplió los dos años de servicio?

No. Yo deserté. Una vez me enfermé y estaba en un hospital y me llegó un mensaje que decía: “Mientras vos estás aquí, hay unos comandantes en la playa, bebiendo whisky con un par de mujeres. ¿Vos conocés el whisky? No. Vos estás de idiota aquí”. Entonces venía despertando en mí una conciencia de que estos llamados revolucionarios habían cambiado sus ideales por una vida cómoda y un discurso que tenía dos caras. Ahí deserté y me tocó irme a esconder donde un amigo porque si yo me aparecía por la casa, se podían llevar a mis hermanos. Estuve escondido como un año en la casa de mi amigo y me iba a trabajar con él haciendo lámparas de luz para agradecerle que me daba donde quedarme. Ya en el 86 regresé a mi casa y me logré reintegrar a los estudios y entré a la universidad en el 91.

¿Cómo fue esa etapa universitaria?

Fue especial para mí. Una de las personas que más me marcó fue el decano Guillermo Rothschuh porque me hizo parte como de una élite de estudiantes que éramos como 12 y que sosteníamos lecturas de todo tipo y no tenía nada que ver con las clases. Nos daba un libro y nos decía que el próximo día lo íbamos a discutir y a analizar. Fue en ese momento que empecé a amar la literatura.

Dino Andino ahora trabaja en una productora que fundó junto a su esposa. CORTESÍA

¿Cuál fue su primer trabajo como periodista?

Cuando estaba en primer año logré que me contrataran en Canal 6, con el gobierno de doña Violeta Barrios. Llegué a hacer prácticas y luego hice un casting para presentador y quedé seleccionado y a los seis meses me contrataron para hacer micronoticieros que eran espacios de noticias que entraban en medio de la programación.

¿Cuánto tiempo estuvo en Canal 6?

Estuve tres años por esas cosas que a mí me parecen inconcebibles. Resulta que en una ocasión hubo un secuestro de varios funcionarios de la UNO en Quilalí y el jefe de prensa me manda para una reunión de emergencia que tenía la UNO para ver qué hacían con los secuestrados. Luego, llego a la sede de la UNO y me dicen en recepción que va a salir doña Miriam Argüello para dar declaraciones y me pongo a esperar. Estando yo ahí, se da otro secuestro en ese lugar y yo quedo secuestrado.

¿Qué hizo al verse en esa situación?

Comenzamos a grabar hasta donde pudimos y en eso, yo reconozco la voz del líder del comando porque yo lo conocía y eso me comienza a generar un problema grave. Era Donald Mendoza, “Cara de Piña”. Un año atrás él había sido el esposo de una hermana mía y cuando me doy cuenta que era él, yo me veo entre dos problemas. Uno, que él me quiera joder porque un año atrás él había golpeado a mi hermana y yo me había metido a golpearlo a él. Éramos enemigos. Él se dejó con mi hermana y después yo no sabía nada de él. Y lo otro que yo decía era que, si llegaba a oídos de alguien que este tipo estuvo casado con mi hermana y que yo soy el único periodista que está aquí adentro, van a decir que este tipo fue el que me filtró el plan del secuestro. Yo me comienzo a poner nervioso. Antes, yo logré reportar por teléfono al canal lo del secuestro y como ya había reportado eso y tenía las imágenes que eran únicas y necesitaba sacarlas, entonces yo hablo con uno de los tipos que estaban armados y le digo que me den salida.

¿Qué respondió el hombre?

Se fue a hablar con Cara de Piña y luego regresó y me dijo por dónde era que tenía que salir. Ya como a las 10 u 11 de la noche salí por una puerta trasera y me fui al canal para transmitir las imágenes. Después yo regreso al lugar, ya como a las dos de la mañana para integrarme a la cobertura, y había un periodista de la Radio Nicaragua que estaba transmitiendo en vivo y cuando me ve, me pregunta: ¿Es verdad que usted tiene un parentesco directo con Donald Mendoza? Lo que yo temía pasó.

¿Qué respondió usted?

Les dije que yo no sabía quiénes eran los que estaban adentro porque todos tenían la cara cubierta y que con Mendoza tuve parentesco, pero en ese momento no. Luego yo estaba incómodo, seguí con mi cobertura y después me regresé al canal. Casi amaneciendo me mandan para Quilalí porque iban a soltar a los secuestrados, pero antes de eso, llegó una gente de la Policía y me tomaron declaraciones para les dijera cómo estaba todo adentro y todo lo que pude ver. Luego me llamó Antonio Lacayo, el ministro de la presidencia, preguntándome que si sabía quiénes eran. Yo le dije que era un grupo armado con todo tipo de fusiles.

Después me voy para Quilalí y cuando regreso al canal con todo el reporte, transmito y todo, pero después no me asignan nada más. Así me tuvieron todo un día y el siguiente día también hasta que me entregan una nota donde decía que ya no podía continuar trabajando por reducción de personal. Yo me sentí abrumado porque sentí que estaban sospechando de mí por algo en lo que no tenía nada que ver.

Dino Andino junto a los periodistas deportivos Miguel Mendoza y Germán García. CORTESÍA

¿Cómo fue su llegada a Canal 2?

Yo tuve dos etapas. Primero de 1998 a 2008. Me voy en 2008 porque empiezo a ver cómo el Frente Sandinista endurece sus políticas hacia la prensa independiente. Yo recuerdo cuando llegaba Payo Ortega a discutir con doña Martha y don Octavio (Sacasa) los dueños de Canal 2, a reclamarles que porqué se estaba diciendo esto y lo otro. Ya mi incomodidad no me daba y comencé a darle vida a mi proyecto de la productora. Cuando logro hacer sociedad con una gente, yo pongo mi renuncia y me voy.

¿Cómo le fue con la productora?

Fracasé en mi primer intento porque me robaron unos socios y también en el segundo intento porque los segundos socios me robaron también y en eso me voy a un proyecto en Canal 10 a hablar sobre sexualidad. Se llamaba El Doctor del Sexo. Tuvo éxito en audiencia, pero no económico porque las empresas no querían asociar su nombre con sexualidad. Entonces desistí y fui avanzando en otros proyectos hasta que me asocié con mi esposa y comenzamos con otra productora hasta 2012 porque los ingresos eran insuficientes para sostener nuestra economía familiar.

¿Ahí regresó a Canal 2?

Sí. Recibí una llamada de mi hermano (buen amigo) Miguel Mendoza y me dice que Sheyla Cano renunció y que había llegado una fila de periodista y que doña Martha no le gusta nadie, y no quiere a nadie. Yo le digo a mi esposa y como estamos pasando una situación difícil, me dice que vaya a probar. Me voy donde Martha y le digo que si es cierto que está buscando periodista, y me dice: “¿Vos querés venir aquí? Yo ya no te puedo pagar como te pagaba antes y ahora ya no es como antes, vos tenés que hacer tus propias ediciones”.

Está bien, yo edito pues, le digo. Ella llamó a don Octavio y él me dice que solo están pagando 21,000 córdobas y yo le dije que sí, que me interesaba.

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¿Cómo fue para usted cuando la familia Ortega se apoderó del canal?

Yo llego cuando los Sacasa están en la transición de vender y se decía que se le iba a vender a Ángel González hasta que se dio el momento en 2015 y le pasaron la administración a la gente de Ángel González, luego él se los vendió a los sandinistas. De pronto aparece Arnulfo Peralta con que va a ser el director y me dice que quería saber si yo iba a seguir en el canal y le digo: Arnulfo, vos sabés y ellos saben que yo no soy sandinista y si ellos creen que voy a cambiar mi forma de hacer periodismo, pues entonces no, pero si ellos están dispuestos a permitirme hacer periodismo, entonces sí.

Pero eso no fue así al final.

Pues fue así, pero como por dos o tres meses.

¿Por qué no renunció?

Resulta que para esos días a mí me dio una trombosis en una pierna. Tengo un problema de circulación en mis miembros inferiores y se me alojó una burbuja (de sangre) en una vena y eso era peligroso y un tratamiento bien agresivo, y necesitaba mi seguro social. Mientras yo me estoy tratando, está pasando toda esa transición y me doy cuenta que no puedo retirarme de inmediato y me veo en la situación de que no puedo hacer periodismo a como yo quería y con la enfermedad. Yo de manera secreta me reunía con Arnulfo y veníamos hablando ya de cómo ir saliendo del canal y en eso estalló lo de 2018.

Dino Andino renunció a Canal 2 el 19 de abril de 2018. CORTESÍA

A usted le tocó presentar en esos días sobre las protestas.

El propio 18 de abril estoy presentando las noticias y tengo en los monitores toditos los canales de televisión y me ponen en el teleprompter a leer algo que no era, que un grupo de gente de la sociedad civil había llegado a protestar a Camino de Oriente y que habían agredido a gente de la Juventud Sandinista. Yo me sentí el tipo más miserable del mundo y cuando llegué a mi casa y me di cuenta de todo, decidí escribir una publicación en Facebook diciendo que estaba en contra de la represión y la violencia. El 19 puse mi renuncia.

¿Qué le dijeron cuando renunció?

Me dijeron que si no estaba con ellos, estaba contra ellos. Así con esa frase. Yo pregunté que si eso era una amenaza y la respuesta fue: “Entendélo como querás”.

¿Qué le dijo su familia?

Mi esposa me apoyó, pero vivimos situaciones difíciles. Me parquearon una camioneta fuera de mi casa con paramilitares y yo nunca me oculté cuando estaba allá. Yo salía a hacer ejercicios por el problema de la trombosis y siempre me seguía una moto. Fue una cosa bien complicada porque cuando mi esposa se dio cuenta, ella se desesperó porque salió de Colombia por una situación de violencia con paramilitares y ella me dijo que no quería volver a vivir eso. Yo le dije que yo no me quería ir porque yo era nicaragüense y no había cometido ningún delito y ella me dijo que entonces ella si se iba y se llevaba a los niños. Yo ya venía de un divorcio y no quería pasar por otro, y puse primero a mi familia y ahí nos fuimos para Costa Rica.

¿Espera regresar a Nicaragua?

Sí, yo no he abandonado la lucha. Yo sigo en mi posición de querer volver a Nicaragua y no voy a dejar de ayudar a aquellos que me pidan ayuda mientras esté a mi alcance. Volver a Nicaragua es mi sueño, no sé si eso va a ser posible, pero nunca he querido vivir en otro país.

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