William González Guevara, quien recientemente recibió el Premio Hiperión de Poesía, escribió su primer poema cuando tenía siete años y vivía en el barrio San Luis sur, en Managua. Era un niño feliz, dice, que vivía con su abuela materna, que le recitaba de memoria poemas de Rubén Darío, y que disfrutaba los juegos con sus amigos y primos; y el colegio donde estudiaba.
La vida de González Guevara cambió en el 2011, cuando su mamá decidió llevárselo a él y a sus hermanas a España, donde trabajaba como asistente del hogar desde hacía bastante tiempo atrás.
El nicaragüense, en ese entonces de 11 años, se convirtió en un niño migrante que se quedaba solo en su casa, pues su mamá y hermanas salían a trabajar, y no tenía amigos. Su soledad, cuenta, la compensó leyendo textos del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal y de Rubén Darío y lo que tenía su alcance. “Al estar solo, al no tener a nadie, pues era mi vida. Se convirtió en mi vida, pero ya de por sí lo era desde Nicaragua”, sostiene.
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En España, González culminó su sexto grado de primaria, sus estudios secundarios y ahora cursa el cuarto año de la carrera de Lengua y Literatura y Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos, en Madrid. Ahí también empezó a forjar su carrera en la literatura. A través de los poemas, dice, quiso contar su forma de ver la vida y el mundo, empezando una vida desde cero. “Muchas veces, cuando se piensa en inmigrantes, se piensa que los niños no sufren”, cuenta González, quien asegura que su familia migró por razones económicas.
Durante los doce años que lleva viviendo en España, el joven ha escrito tres libros: Los Nadies, Me duele respirar e Inmigrantes de Segunda, que lo han hecho merecedor de tres premios, entre ellos y el más reciente, el Premio de Poesía Hiperión. El joven se convirtió en el primer centroamericano y nicaragüense que ganar este premio.
Su poemario Inmigrantes de segunda es un homenaje a las empleadas del hogar. ” Insiste y amplía su temática en el mundo de los desposeídos, y muy en especial de las desposeídas, mujeres inmigrantes con las que convivimos sin prestarles apenas atención y cuyas vidas no tienen eco en el mundo de la poesía”, dijo el jurado.
González también ganó el Premio Internacional de Poesía Joven Antonio Carvajal, en junio de 2022, y el Premio de Poesía Hispanoamericana Francisco Ruiz Udiel, en octubre de 2022.
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“Un niño que le arrancaron Nicaragua”
Sus creaciones literarias, señala, tienen un grado nostálgico por lo que vivió en su niñez. “Yo inconscientemente, era un niño de 11 años que le arrancaron Nicaragua, pero en el fondo trataba de comprender por qué le habían arrancado a Nicaragua, porque estaba en otro país, por qué tenía que hacer amigos nuevos y la poesía es una forma de sentirme cerca de Nicaragua y por eso mi identidad y nunca la voy a perder”, dice.
“Me duele respirar”, cuenta el joven, aborda el tema de las protestas en Nicaragua e “Inmigrantes de Segunda” -que recibió el premio Hiperión- es un homenaje a las empleadas del hogar y aborda la pobreza y la marginalidad en los barrios de España.
A pesar de que lleva viviendo la mayor parte de su vida en España dice que extraña mucho Nicaragua y mantiene su identidad nica. “Se lo comento a mis amigos, a mis cercanos, a mi madre, de (que) tengo un miedo de un día levantarme y no recordar nada de mi infancia, porque me nutro, mi literatura se nutre de eso, de los recuerdos en Nicaragua”, asegura el joven, quien considera su infancia como su patria, porque fue totalmente feliz.
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El joven reconoce que se ha abierto un debate en España por haber nacido en Nicaragua, pero crecido en España y lo ejemplifica cuando las librerías categorizan sus libros en poesía latinoamericana, española o poesía en español.
También revela que su forma de escribir nunca buscó un premio, pues era su forma de llevar su día a día y de expresarse en medio de su soledad. Sin embargo, Manuel Francisco Reina, un crítico literario al que González conoció haciéndole una entrevista, porque el joven escribe para un medio; lo animó a que presentara sus poemas a premios. En diez meses el joven fue galardonado por sus creaciones literarias.
“Cuando premian a Los Nadies, están premiando precisamente a ese niño de 11 años, porque además el libro es una recopilación de poemas que escribí de los 11 a los 17 años; y claro y lo veía como un homenaje a todo ese esfuerzo, no, a esa soledad”, explica el joven quien dice ha tomado con humildad los reconocimientos, pues es uno de los valores que le inculcó su abuela, a la que dedicó el poema “Herencia”.
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Víctima de amenazas
Con la publicación de su libro Me duele respirar, que es una investigación periodística convertida en poemario, González empezó a recibir amenazas desde Nicaragua por parte de simpatizantes del régimen de Daniel Ortega pues quiso darle voz a la situación que empezó a vivir Nicaragua en 2018 y a hacerle un homenaje a un amigo de la infancia que fue asesinado durante las protestas. “Volver a Nicaragua sería muy peligroso”, dice el joven quien presagia que este libro será el más importante de su vida y no lo categoriza como un libro político, pues aborda el dolor, la violencia y el exilio. Teme que si vuelve a Nicaragua no le permiten el ingreso o lo encarcelan y lo torturan como ha ocurrido con los presos políticos.
William González espera seguir escribiendo y materializar un poemario sobre la violencia centroamericana y en específico la que vivió estando en Nicaragua, así como la pobreza que se vive en ambos países. “Vi cosas que un niño de siete años aquí en Europa no vería ni de broma y que me gustaría desprenderme de todas esas situaciones”, asegura.
También quiere culminar su carrera, obtener estudios superiores como una maestría en Periodismo Cultural y convertir realidad su sueño de ser periodista cultural, “no ser escritor ni nada”, dice. Aunque es consciente de que deberá enfrentarse a la incertidumbre del mundo laboral en España.