En la cárcel de mujeres era conocida como Rusia, aunque desde su tierna infancia siempre ocupó su segundo nombre entre grupos mas cercanos, Evelyn. Ella afirmó que “no se dieron el gusto” de meter presa a Evelyn Pinto, sino a quien tuvieron entre cuatro paredes fue a su otra personalidad.
Rusia Evelyn Pinto Centeno, reconocida defensora de derechos humanos de la niñez, mujeres y comunidades indígenas, fue detenida el 6 de noviembre de 2021. Formó parte del grupo de los 222 reos políticos que fueron desterrados del país el pasado mes de febrero con destino a Washington, Estados Unidos.
Esta activista de 64 años se define como defensora de derechos humanos, feminista y católica. Resaltó que la fe hizo que se involucrara en la lucha del pueblo nicaragüense durante los años setenta contra la dictadura de los Somoza. Además, desde su compromiso como cristiana se acercó a espacios organizados en pro de Nicaragua, y en estos mismos espacios ubicó su larga trayectoria de sensibilidad hacia temas sociales.

Defensora
“Yo fui sandinista y fui miembro de la Juventud Sandinista. No me avergüenzo de eso porque creo que respondí a mi época. Mi tiempo de juventud en los años setenta y ochenta, pero siempre tuve claro que me involucré desde una perspectiva humana, viendo por encima al ser humano de la política o de las ideologías”, afirmó la defensora de DD. HH.
Evelyn Pinto se graduó de la carrera de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN Managua) posteriormente cursó una maestría en Promoción y Derechos de la Niñez. Se ha especializado, asimismo, en el trabajo con mujeres y la demarcación territorial de los pueblos del Caribe del país.
Afirmó que su trabajo remunerado, voluntario y además su pensamiento político ideológico se ha basado en la protección de los derechos humanos.
“Me integré al Frente Sandinista, con mucha ilusión y utopía a los 15 años. Estaba en el colegio cursando la secundaria y posteriormente durante el Triunfo de la Revolución tenía 22 años. Estaba bastante joven y a pesar de mi juventud, tuve la idea de que el Frente de aquel momento tenía los instrumentos adecuados para poder hacer una nueva Nicaragua”, aseguró la ex rea política.

Abandonó el sandinismo en los años noventa. Para ella significó una profunda decepción, pero decidió seguir en otros espacios para poder trabajar en la democracia, libertad y justicia para el pueblo nicaragüense.
“Cuando uno define como opción de vida la defensa de los derechos humanos, los defiendes, independiente de las ideologías, me quedó claro en los noventa. No se puede ser defensores si nos apegamos a pensamientos y tenemos el sesgo de solo defender a los de izquierda o solo derechos de derecha. Seres humanos somos todos y por igual tenemos que prevalecer esos derechos”, definió su carrera Pinto.
Sanar heridas
En esta etapa, la defensora de derechos humanos ha priorizado la sanación para poder continuar con su vida. Comentó que se deben de dejar las rencillas de lado para cortar el círculo de violencia que ha presentado la historia de Nicaragua en las ultimas décadas. Agregó que no se trata de olvidar, sino aprender a gestionarlo.
“Yo no sufrí tortura física como quizás lo pudieron haber sufrido otras, pero sí, psicológicas. El hecho de la captura misma, el tiempo en el distrito que fue bien duro, fue la parte más dura para mí por las condiciones del lugar fueron muy dolorosas estar durmiendo en esa piedra helada. Sanar esas heridas psicológicas en la cual uno debe limpiar su alma de los rencores, de los odios, porque de lo contrario no vamos a poder salir adelante ahí seguimos con el mismo círculo de odio, venganzas y resentimientos, no digo con esto de que debamos olvidar”, afirmó.
Además, quiere iniciar una nueva etapa más vinculada a su familia. En cuestiones laborales debe volver a empezar porque el régimen Ortega Murillo la suprimió del derecho de recibir una pensión.
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Remarcó que esto es difícil para ella, pero lo ve con optimismo porque seguirá el camino de formación y capacitación a otros. “Creo que me están dando una oportunidad para reinventarme en otro país en otras condiciones, ahora no significa que mis esperanzas de que en Nicaragua puede haber libertad y democracia las haya dejado a un lado”, dijo.
Pinto conserva la esperanza de reconstruir el país desde una perspectiva más humana, para dejar a un lado las políticas, las ideologías y reencontrarse como humanos.