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Duque Hebbert, joven pícher nicaragüense que acaba de firmar con los Tigres de Detroit. ARCHIVO

La historia de Duque Hebbert, el pícher miskito que firmó con los Tigres de Detroit

Su padre es pescador y su madre tuvo que migrar para darle estudio y una mejor calidad de vida. Un jovencito que jugaba con pelotas hechas de calcetines está empezando a vivir su sueño después de ponchar a tres bateadores de Grandes Ligas en el Clásico Mundial de Beisbol.

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A Duque Hebbert le bastó una entrada en el Clásico Mundial de Beisbol en marzo para demostrar de qué está hecho. Con sus cambios de velocidad pudo ponchar a Juan Soto, jugador de los Nacionales de Washington; Julio Rodríguez, jugador de los Marineros de Seattle; y a Rafael Devers, jugador de los Medias Rojas de Boston.

La actuación del novato fue quizás lo mejor que tuvo Nicaragua durante su participación en el Clásico y le permitió al joven de Puerto Cabezas firmar con los Tigres de Detroit el pasado 30 de abril.

Hebbert ya tiene un mes y medio en República Dominicana haciendo pruebas físicas y desde que firmó fue asignado al equipo Rookie de los Tigres. Pasa entrenando para tratar de subir la velocidad de sus lanzamientos. Según cuenta, en este momento está lanzando entre 90 y 92 millas por hora, pero tiene que subir 10 más todavía.

Este joven miskito está empezando a vivir el sueño que tenía cuando era un niño que jugaba con pelotas hechas de calcetines cerca de la playa en su natal Puerto Cabezas.

Tras su participación en el Clásico Mundial de Beisbol, Duque Hebbert fue recibido por varios amigos, familiares y pobladores en Puerto Cabezas. CORTESÍA

Calcetines

Duque Ossami Hebbert Robinson nació el 29 de octubre de 2001 en Puerto Cabezas. Es el mayor de los dos hijos que tuvo Ivania Robinson Ismael con un pescador kriol originario de Laguna de Perlas y también llamado Duque Hebbert.

La madre de Hebbert tuvo que irse a Panamá a trabajar para poder darle una mejor vida a sus dos hijos, de manera que quedaron al cuidado de su abuela materna, doña Minerva Ismael. Hebbert comenta que su familia siempre lo cuidó a él y a su hermano para que no cayeran en malos pasos y que se dedicaran al deporte y al estudio.

La partida de su madre para otro país cuenta, lo golpeó muy fuerte anímicamente, sin embargo, “yo tenía que entender a mi madre” dice, y por eso siempre trató de portarse bien y no darle problemas a su abuela que le inculcó los principios del cristianismo. En los momentos de tristeza por la partida de su madre, el deporte fue lo que le ayudó a sobrellevarlo, dice.

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Él es de descendencia 50% kriol y 50% miskito, pero él se considera completamente miskito. “Yo me considero miskito porque crecí en Puerto Cabezas y mi abuela es miskita y con los que yo me crie son todos miskitos”, dice.

Desde muy joven, Hebbert aprendió a hablar miskito, inglés criollo y español, y a los ocho años, cuando estudiaba el tercer año de primaria, se iba a jugar con algunos compañeros de clases a un campo de beisbol cerca de la playa. Para entonces, hacían las pelotas con calcetines porque no tenían dinero para comprar una pelota en el mercado.

Duque Hebbert junto a su madre y su hermano mayor. CORTESÍA

Él vivía en el barrio Punta Fría, pero en otra zona de Puerto Cabezas llamada El Cocal, se estaba creando un equipo de beisbol y él se les unió. Hebbert cuenta que desde entonces le gusta ser pícher, pero también jugaba en segunda y en primera base, Para entonces ya miraba el beisbol por la televisión y soñaba con llegar a jugar en las Grandes Ligas de Estados Unidos.

Cuando tenía 10 años, Hebbert pasó a jugar con un equipo departamental que representaría a la Costa Caribe en un torneo a nivel nacional. Él recuerda que el torneo se jugó en San Pedro de Lóvago y le tocó abrir contra Nueva Segovia. “Ahí lancé y me fue muy bien. Hice un sin hit ni carrera”, recuerda.

Desde esa vez, sus compañeros y los entrenadores del equipo le decían que él llegaría lejos en el deporte y él se propuso a sí mismo que jugaría en un equipo profesional algún día.

Para entonces, Hebbert también practicaba atletismo en el colegio. Cuenta que una de sus virtudes físicas es ser muy rápido y a los trece años su profesor de Educación Física lo llevaba a competir contra otros jóvenes de otras escuelas. Con el paso del tiempo se separó del atletismo y se quedó solamente con el beisbol.

Duque Hebbert dice que una de sus mayores virtudes como deportista es que es muy rápido. CORTESÍA

Los Pescadores

Mientras crecía, Hebbert nunca se separó del deporte y aclara que nunca trabajó como pescador a como se ha dicho en redes sociales. “En ningún momento trabajé en la pesca. Yo me mantenía más enfocado en jugar deportes y estudiar”, dice.

La pesca para él fue más un pasatiempo al que la mayoría de los habitantes de la Costa Caribe se dedican, explica, e insiste en que jamás lo hizo para ganar dinero, sino que se iba con su hermano, primos o amigos y pescaban por gusto.

Cuando él habla de que fue pescador, se refiere a cuando estuvo en el equipo de Los Pescadores, de la Costa Caribe Norte. Con ese equipo fue que Hebbert debutó de manera profesional en el beisbol nicaragüenses en 2019.

Para entonces, el entrenador de Los Pescadores lo puso como jardinero central y así jugó esa temporada. El siguiente año, Hebbert lo jugó como bateador, pero él quería ser lanzador, de manera que en cada entrenamiento que podía lanzaba algunas pelotas para que se fijaran en él.

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Para el año 2021, finalmente le dieron la oportunidad para que jugara como pícher. Su debut fue contra los Dantos, recuerda.

Cuando miraba partidos de beisbol en su casa, siempre se fijaba en los bateadores a los que él quería enfrentar algún día, pero él decía que quería ponchar a William Vásquez, uno de los mejores bateadores del Boer. En ese primer año como pícher, le llegó la oportunidad de enfrentar a Vásquez. “Lo ponché”, cuenta.

“No me ha conectado hit desde que lo enfrenté”, agrega Hebbert y dice que con Vásquez ha desarrollado una gran amistad.

Previo al Clásico Mundial de Beisbol fue seleccionado novato del año de la temporada 2022-23 de la Liga Profesional de Beisbol Nicaragüense al cerrar el año con 4.71 de efectividad y 24 ponches en 21 relevos.

Sus buenos registros le valieron para que fuera convocado por la selección sub 23 para ir a jugar un torneo en Aguascalientes, México. En esa oportunidad, Hebbert abrió un juego contra Argentina y ganó el partido, relata. Luego, le llegaría el llamado para formar parte del equipo preliminar que jugaría en el Clásico Mundial de Beisbol el pasado mes de marzo de 2023.

Duque Hebbert junto a otros dos peloteros de la selección de Nicaragua que jugó el Clásico Mundial de Beisbol. CORTESÍA

Tras varias semanas de entrenamiento, los entrenadores de la selección dieron a conocer la lista definitiva y de los pícheres que estaban entre los escogidos. El nombre de Hebbert era el último.

El joven todavía se emociona al recordar el momento cuando vio su nombre en la lista. “Yo sabía que todo el esfuerzo que hice para quedar iba a dar su fruto y ese fue uno de los momentos más lindos de mi carrera”, comenta.

Tres Grandes Ligas ponchados

En el primer partido que jugó Nicaragua contra Puerto Rico, recuerda que se emocionó mucho al ver la bandera y escuchar el himno nacional al comenzar el partido. Él estaba preparado mentalmente de que no iba a jugar ese partido, y tampoco el partido contra Israel, pero sabía que para el partido contra República Dominicana sí tenía oportunidad de jugar.

En ese juego, lo mandaron a calentar al bullpen. Ahí estaba junto a Jonathan Loásiga y Erasmo Ramírez cuando sonó el teléfono y el manager dio la orden para que Hebbert se preparara porque lanzaría en la novena entrada.

Él pidió ver la alineación de los bateadores de República Dominicana para saber a quienes le tocaría enfrentar y se topó con los nombres de Juan Soto, Julio Rodríguez y Manny Machado. Tres jugadores profesionales de las Grandes Ligas de Estados Unidos.

“Yo ahí sentí miedo, ansiedad, pero inmediatamente traté de calmarme”, relata. Loásiga y Ramírez se le acercaron para animarlo y aconsejarlo. “Le vas a tirar sin miedo porque esos son hombres iguales a vos”, le dijo Ramírez.

El camino del bullpen al montículo lo sintió eterno y una vez que le tocó lanzar, vio a Juan Soto en la caja de bateo. Primer lanzamiento. Strike. Eso le dio confianza y siguió lanzando sin temor.

A Soto lo ponchó con tres lanzamientos. El siguiente fue Julio Rodríguez y también lo ponchó. Manny Machado bateó un elevado, pero un error de Dwight Britton en el jardín central le permitió llegar a segunda base. El siguiente en la caja de bateo era Rafael Devers, a quien también ponchó.

Los miembros del cuerpo técnico de la selección y otros jugadores felicitaron a Hebbert por su participación ponchando a tres jugadores de Grandes Ligas. Foto: Captura de video

Fue un debut soñado para Hebbert. Al llegar con sus compañeros al banquillo, todos lo felicitaron. Al festejo se unió Luis Molina, uno de los reclutadores de los Tigres de Detroit, quien le llevó la propuesta de firmarlo y que jugara para esa franquicia. “Sí, de una”, le respondió Hebbert.

Molina ya lo había visto pichar en uno de los partidos de fogueo que tuvo Nicaragua contra los Cardenales de San Luis, previo a su participación en el Clásico. Hebbert dice que Molina se le había acercado para conocerlo y preguntarle sobre su vida y su carrera, pero no esperó que después de su participación contra República Dominicana le llevara la propuesta de firmarlo.

Hebbert siente que está empezando a vivir un sueño, pero que su meta está en jugar en Grandes Ligas. Por ahora, está asignado a la Liga Rookie dominicana y es cuestión de tiempo para que vaya subiendo de categoría y ya se le pueda ver con el equipo definitivo en Detroit.

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