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El doctor Rike Pineda es originario de la comunidad Amak y es el único profesional de su localidad. CORTESÍA

La historia del doctor mayangna que soñaba con conocer un carro

Un joven de una zona remota de Nicaragua donde gobierna la pobreza extrema, se convirtió en el primer profesional de su comunidad. Ahora sueña con sacar una especialidad en Cirugía para servirle a su gente.

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Cuando era un niño, el doctor Rike Pineda soñaba con conocer un carro. No sabía cómo funcionaban ni cómo eran esas máquinas de cuatro ruedas de las que los adultos hablaban. A sus doce años jamás había visto uno porque nunca había salida de la comunidad Amak, en el territorio Mayangna Sauni Bu, en la reserva de Bosawás.

Para entonces, Rike no pensaba en convertirse en médico. Creía que no tenía futuro en el estudio y más bien le llamaba la atención convertirse en sacerdote católico porque miraba a los misioneros que llegaban a su comunidad.

Sin embargo, la insistencia de sus padres porque estudiara y un episodio fuerte en su vida lo llevaron a convertirse, según dice, en el único médico mayangna que existe hoy en Nicaragua. Su esfuerzo ha abierto el camino para que otros niños y jóvenes de su comunidad se dediquen al estudio.

Desde pequeño, Rike se dedico a la agricultura con sus padres y su abuelito. CORTESÍA

La vida en Amak

El doctor Rike Leopoldo Pineda Talavera nació el 10 de marzo de 1997 en la comunidad Amak, ubicada sobre el río Bocay, en la reserva biósfera de Bosawás, en la Costa Caribe Norte del país. Desde aquellos años, esta comunidad indígena está sumergida en la pobreza extrema y sus habitantes viven mayormente de la agricultura, la caza y la pesca.

El joven Rike creció rodeado de la naturaleza que hay alrededor de su comunidad, sembrando junto a sus padres y su abuelito.

De los siete hijos que tuvieron don Leopoldo Pineda Padilla y doña Isideria Talavera Pérez, Rike es el tercero y el primero al que sus padres mandaron a una escuela. Sus dos hermanas mayores no se dedicaron al estudio, pero Rike cuenta que su mamá quería un futuro diferente para él, así que lo matriculó en la única escuelita que había en la comunidad.

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Para entonces, Rike solamente hablaba miskito y las clases en la escuela eran en esa lengua porque eran impartidas por los mismos comunitarios, ya que hasta allá no llegaban los maestros.

“Yo casi no miraba un futuro estudiando” recuerda Rike, ya que era muy difícil para él seguir estudiando sin tener útiles escolares y sus padres hacían todo el esfuerzo necesario para conseguir dinero extra y que él no fuera a trabajar con ellos.

Cuando finalmente terminó la primaria a los 12 años, sus padres querían que continuara estudiando, pero en su comunidad no había una secundaría. La más cercana estaba en San José de Bocay, y para llegar ahí tenía que viajar en lancha por ocho horas, y luego en bus por dos horas y media más.

El doctor Rike Pineda junto a uno de sus hermanos menores. CORTESÍA

Su padre tenía un conocido en San José de Bocay, así que le pidió que si podía recibir a su hijo en su casa mientras estudiaba la secundaria. El hombre aceptó y a los pocos días Rike abordó la lancha que lo llevaría hacia una vida lejos de su familia y su comunidad.

Ese día fue cuando el joven mayangna finalmente conoció un vehículo. “Fue el bus que estaba saliendo de madrugada. Subí solo, tenía miedo, pero me sentía feliz”, relata. Cuando llegó a la parada donde se debía bajar, ahí lo estaba esperando el amigo de su padre, llamado Jorge que lo llevó a la casa donde viviría.

A la mañana siguiente, Rike ya debía asistir a la secundaria y se topó con el primer gran obstáculo: las clases eran en español y no entendía nada.

Primer bachiller de su comunidad

En los primeros días, el profesor de la clase se dio cuenta que Rike no estaba entendiendo nada de lo que él explicaba, de manera que le pidió a sus compañeros que le ayudaran a ir aprendiendo el español, pero en lugar de eso, se le burlaban y lo marginaban.

Jorge, el amigo de su padre, le dijo que él le iba a enseñar a hablar español y a cambio, él le enseñaría a hablar miskito. También, el hombre le daba una ayuda económica por las lecciones y con eso, Rike podía comprarse sus útiles escolares.

El español lo aprendió en un año y en el resto de la secundaria terminó por afianzar el idioma. Mientras estudiaba, el joven hacía algunos trabajos como mandadero en el pueblo y con eso podía ganar algo de dinero.

Rike ahora se está preparando para estudiar la especialidad de Cirugía. CORTESÍA

Cuando estaba en tercer año de secundaria, Rike tenía 14 años y su madre, casi muere dando a luz. Doña Isideria estaba embarazada de su séptimo bebé y lo iba a tener en la comunidad con la ayuda de una partera, pero durante el parto se complicó y tuvieron que sacarla de emergencia en lancha.

Como el trayecto es demasiado largo para llegar a un hospital, la mujer dio a luz en la lancha y aunque estuvo grave por varios días, se recuperó. La niña también nació sana. Esa experiencia despertó en Rike su deseo de estudiar enfermería porque pensaba que su mamá no habría pasado por eso si hubiese tenido asistencia rápida de un profesional.

Además, en su comunidad urgía alguien con conocimientos en medicina, cuenta. En Amak, cuando una persona se enferma asiste con los curanderos y usan tratamientos naturales, y las mujeres embarazadas llevan su proceso con las parteras, pero cuando tienen complicaciones o enfermedades graves, muchos corren el riesgo de morir. Todo eso hizo que Rike se decidiera para estudiar Enfermería.

Cuando se bachilleró, la noticia corrió como pólvora en su comunidad y cuando llegó con el diploma, todos querían verlo y felicitarlo. Se trataba de algo grande para su gente, cuenta Rike, pues le dijeron que él era la primera persona de Amak en bachillerarse.

“Mi vida cambió al tener el título de bachiller”, comenta y agrega que después de él, muchos otros jóvenes de su comunidad se aventuraron a estudiar la secundaria y aprender español, entre ellos, uno de sus hermanos.

En la actualidad, Rike hace recolectas para llevarle comida, juguetes y demás víveres a los niños y habitantes de su comunidad. CORTESÍA

Becado por Mata

Con el bachillerato superado, el joven mayangna tenía la oportunidad de estudiar Enfermería, pero perdió el cupo en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) porque para la fecha en que le tocaba ir a hacer el examen de admisión, hubo una fuerte tormenta en su comunidad y provocó que el río Bocay creciera tanto que se hizo innavegable.

Rike solo pudo salir de la comunidad dos semanas después, pero ya era tarde. Había perdido el cupo. Frustrado y triste, regresó a su comunidad para seguir trabajando en la agricultura, pero meses después, Jorge, el amigo de su padre lo contactó. Le dijo que regresara a San José de Bocay y que ahí verían que opciones tenía para poder entrar a la universidad.

El joven se fue la mañana siguiente y con Jorge vio que la única opción era entrar a una universidad privada, de manera que se fueron a la Universidad Católica del Trópico Seco (UCATSE), en Estelí, que era administrada por la Diócesis de esa ciudad y cuyo rector era el obispo Abelardo Mata.

Tras terminar su secundaria, Rike casi se queda sin entrar a la universidad y regresó a su comunidad a trabajar con su familia. CORTESÍA

Rike se fue a buscar directamente a Mata. Confiaba en que, si hablaba con él y le contaba su historia, lo ayudaría a entrar a conseguir una beca en la universidad ya que no tenía dinero para pagarla.

Ese día, Mata estaba saliendo de la casa pastoral de la Catedral de Estelí y Rike corrió para poder hablar con él, le contó su caso y después de unas preguntas, el obispo le dijo que lo iba a ayudar. Rike cuenta que Mata lo llevó en su camioneta a la UCATSE y dio la orden de que lo matricularan y le otorgaran una beca completa.

Sin embargo, Mata le dijo que no había cupos para Enfermería, y solo había espacio para Odontología y Medicina. El joven escogió la segunda opción, pero ahí mismo le explicaron que como era mediados de año, los demás estudiantes ya llevaban un parcial adelantado, así que él llegaría atrasado.

Mata le propuso que hiciera un examen de nivelación para ver si lo podían aceptar para el segundo parcial. Le dieron una semana para estudiar. “Yo sentí que me iba a explotar la cabeza” por la cantidad de libros y folletos que tuvo que leer para prepararse, recuerda Rike. El examen lo hizo y lo aprobó.

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Pero Rike todavía se enfrentaba a otro problema, pues no tenía donde vivir en Estelí y tampoco nadie que le diera posada. Tras buscar varias opciones, alquiló un cuarto y empezó a trabajar lavando vehículos, limpiando casas, trabajando en restaurantes y en donde pudo para poder pagarlo.

Llegó un momento en que quedó desempleado y como se atrasó con los pagos, lo corrieron del lugar. Se fue a alquilar a otro lugar y también tuvo problemas para pagar el cuarto. Muchas veces, recuerda, sus compañeros de clases le ayudaron con dinero para el alquiler, con comida y también con fotocopias de folletos para que pudiera seguir estudiando. En los primeros cuatro años de la carrera, estuvo a punto de dejarla en tres ocasiones por falta de dinero.

En su comunidad, a Rike lo conocen como “El Doctor” y llegan a buscarlo para que recibir atención médica. CORTESÍA

En su quinto año de universidad, a Rike le tocó hacer su servicio social. Fue enviado al hospital Victoria Mota de Jinotega y ahí llegaban muchas personas de su comunidad que, al verlo con la bata de doctor, se sorprendían y le expresaban su orgullo.

En el hospital a Rike lo ocupaban también como traductor porque llegaban muchos pacientes de comunidades indígenas que solo hablaban miskito y no podían comunicarse en español. Estuvo haciendo sus prácticas por 15 meses y luego le tocó defender su tesis. En diciembre de 2022, Rike se graduó como médico general e hizo su juramento hipocrático.

El único doctor mayangna de Nicaragua

Rike asegura que él es el único médico mayangna titulado en Nicaragua. Se está preparando para realizar un examen para estudiar la especialidad de cirugía. “Voy a llegar a ser el mejor especialista”, se dice a sí mismo.

De momento, Rike sueña en poder ejercer su carrera en su pueblo y desea que en algún momento se construya al menos un hospital primario donde él pueda servirle a su gente. Por ahora, en Amak lo que hay es un puesto de salud que es atendido por una enfermera y una vez al año llega una brigada médica desde Jinotega.

Rike junto a sus padres el día que recibió su título como médico. CORTESÍA

En su pueblo a Rike ahora lo conocen como “El Doctor”, y cuando está en la comunidad llegan a pedirle ayuda y medicamentos. Dice que, después de él, varios mayagnas ya están estudiando en la universidad. Uno de ellos es uno de sus hermanos menores que está cursando la carrera de Veterinaria y Zootecnia.

Él no deja de pensar en su comunidad. Desde que estaba en la universidad hacía recolectas para llevar víveres a Amak. Primero, dice, empezó llevando juguetes a niños para Navidad, y luego llevaba ropa y comida.

Ya tiene tres años llevando cosas a su comunidad y dice que su objetivo es que la calidad de vida de su gente mejore y que los niños tengan la oportunidad de estudiar y convertirse en profesionales algún día. En este momento, detalla, está organizando una ayuda para llevar útiles escolares en los próximos días.

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COMENTARIOS

  1. Hace 12 meses

    seria bueno tener una manera para entrar en contacto con el DR. Pineda, por si queremos ayudarle a sus proyectos. bendiciones Dr.

  2. Hace 12 meses

    El dr. mayangna es para mí “un orgullo nacional”. Muestra viviente de el poder de la fuerza de voluntad.
    Dos conocidos que llevan sangre miskita-español (español le llaman a las personas mestizas del pacífico nicaraguense) me han dicho que los mayangnas “son inteligentes”.
    El artículo menciona que el recibió su primaria en lenguaje miskito, ojalá sea error de la edición ya que así es como comienzan a desaparecer las lenguas madres. Se que los moravos al venir a la costa caribe implementaron sus clases educativas-religiosas en lengua miskitu, comenzando con esto la extinción de las otras lenguas.
    Repito: los mayangnas son más nicaraguenses que nosotros los advenedizos mestizos.

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