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Vendedores ambulantes toman medidas para no contagiarse con el COVID-19. Foto: Óscar Navarrete/La Prensa.

“No necesitamos un día nacional, necesitamos mejores condiciones de vida”, afirman trabajadores por cuenta propia

El orteguismo aprobó el “Día Nacional de los Trabajadores y Trabajadoras por Cuenta Propia de Nicaragua” supuestamente en reivindicación de dicho sector

En las calles de barrios aledaños al mercado Roberto Huembes, de lunes a sábado se escucha la voz de un anciano que a gritos ofrece: “Llevo cebolla, chiltoma, tomate, banano, melón, papa, zanahoria”. Es “Pedro”, de 63 años, originario del departamento de Masaya, quien viaja todos los días a Managua para vender frutas y verduras, que carga en un carretón de madera.

Pedro asegura que “ni cuenta” se daba que ahora los trabajadores por cuenta propia, por decisión de la Asamblea Nacional, controlada por la dictadura, tienen un día nacional, que se conmemorará cada 17 de junio.

“Yo casi no veo televisión y el celular que tengo es un chiclerito. Si le soy honesto que nos den un día a mí por lo menos me da igual, ni gano ni pierdo, yo sé que si no trabajo no como”, afirmó el anciano mientras despachaba a una de sus mejores clientes, que al menos una vez a la semana le compra entre 200 y 300 córdobas en frutas y verduras.

Pedro explica que diario, recorriendo varias cuadras de los barrios capitalinos, “bien fogueado”, puede hacer entre 800 y 1,500 córdobas, que usa para “reponer lo de la venta, comprar en las mañanas en el mercado (Roberto Huembes) y volver a vender” y “sobrevivir económicamente” con su esposa, quien también es adulto mayor.

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El matrimonio vive solo, tienen tres hijos que ya están casados y de vez en cuando les dan “uno que otro cariñito”, pero que no consiguen lo suficiente como para hacer que ambos ancianos, que no tienen seguro social, dejen de trabajar.

“Ellos quisieran que uno deje de trabajar, pero no se puede. Ellos ganan poquito para sus familias y uno sabe que debe seguir saliendo para comer. La comida no nos falta gracias a Dios, pero hay días que estos huesos no se quieren levantar”, afirmó Pedro entre risas.

Abogan por mejores condiciones de vida

La dictadura orteguista argumentó que se eligió el 17 de junio como “Día Nacional de los Trabajadores y Trabajadoras por Cuenta Propia de Nicaragua” porque en dicha fecha, pero en el año 2002, hubo masivas detenciones contra vendedores ambulantes, durante el gobierno del expresidente Enrique Bolaños.

Sin embargo, no mencionó que dichas detenciones ocurrieron no solo contra vendedores ambulantes de los semáforos sino contra pobladores de barrios conocidos en esos año como “hervideros de delincuentes” porque se investigaba y buscaba al responsable del asesinato del comisionado general Christian Munguía, quien fue asesinado el 13 de mayo de 2002, cuando esperaba el cambio de luces en el semáforo conocido como el Riguero.

El orteguismo aseguró que tras dichas detenciones los trabajadores se organizaron y formaron la primera expresión del sector, la Asociación de Trabajadores de los Semáforos (ATS), que hoy por hoy es la Confederación de los Trabajadores por Cuenta Propia, que, según los datos oficiales, cuenta con 85 mil afiliados, aglutinados en 186 sindicatos y ocho federaciones.

El diputado orteguista Rubén de Jesús Gómez, presidente de la Comisión de Asuntos Laborales y Gremiales, aseguró que “reconocer a este sector representa un acto de inclusión, reivindicación y compromiso”.

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Sin embargo, el sector al que quieren supuestamente reivindicar, a juicio de Pedro, que tiene más de 10 años de vender en las calles de Managua, no necesitan un día, necesitan mejores condiciones de vida, de trabajo, de seguridad social incluso, que muchas veces sus ganancias no les permiten pagar y solo sobrevivir.

“Juana”, de 45 años, que tiene más de cinco años lavando y planchando ajeno, luego de ser despedida de una panadería en la que tenía un trabajo fijo en el área de limpieza, asegura que trabajar por su cuenta “es y ha sido duro”, y “más que un día lo que uno quiere es vivir mejor, tener seguro o una pensión cuando uno ya no pueda seguir trabajando”.

“Que me digan qué hago yo con ese día, bueno, nada. Imagínese, yo vivo fregada de mis canillas y con lo que gano solo saco para vivir, porque solo tengo una hija y ella trabaja en lo mismo que yo porque no quiso estudiar, y no me puedo pagar el seguro que la empresa antes me pagaba y cuando esté más vieja no sé si el cuerpo me va a aguantar para seguir saliendo a trabajar”, apuntó.

Nacionales vendedores ambulantes

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