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En medio de duros cuestionamientos no solo por el manejo financiero del banco sino también por su cercanía con los gobiernos autoritarios de la región, especialmente Daniel Ortega, Dante Mossi pondrá fin en noviembre próximo a un periodo de cinco años de administración del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
La administración de Mossi —que la oposición nicaragüense llegó a tildar como el financiador de los dictadores—, pasará a la historia como una de las más polémicas y cuestionadas en las últimas décadas del banco, especialmente a raíz del 2018 cuando el régimen de Ortega convirtió al BCIE en una especie de caja chica, tras el impacto de leyes como la Renacer en Estados Unidos que puso trabas a la dictadura para obtener recursos frescos en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM).
Tal era la camaradería de Mossi con la dictadura en Nicaragua, que Rosario Murillo llegó a calificarlo como el “hermano Dante”, que llegaría en la segunda semana de marzo del 2022 para inaugurar un imponente edificio que el banco levantó en Managua, valorado en 16.5 millones de dólares.
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Y mientras Mossi sonreía junto a Ortega para reafirmarle el apoyo financiero a su gobierno tras la inauguración del edificio, en las oscuras celdas del Chipote más de 40 nicaragüenses estaban secuestrados, incluidos exaspirantes presidenciales en 2021, y otros varios condenados a hasta 13 años de prisión en juicios donde los principales testigos fueron policías y las pruebas fueron fabricadas.
Durante la LXIII Reunión Ordinaria de la Asamblea de Gobernadores celebrada este viernes en la ciudad de Punta Cana, República Dominicana, visiblemente cabizbajos y sin confirmar en ese momento su salida, Mossi hizo un recorrido de los logros de su administración e insistía en que los proyectos que impulsó durante su gestión no se trataban de gastos sino de inversiones y en el caso del edificio de Managua era una inversión necesaria.
“Era un edificio que estaba a punto de caer, tenía riesgo de no soportar un terremoto más. Esas expansiones no se hicieron por gusto, sino para acercarnos más a los países miembros”, dijo ante los gobernadores del banco, que dejaron en el limbo la petición de Mossi de aumentar el capital del banco de 7,000 a 10,000 millones de dólares.
“No son gastos señores, son inversiones para acercarnos más a nuestros países miembros y acercarnos a ellos”, insistió Mossi, poco después de mencionar que bajo su administración se aprobaron 17,000 millones de dólares en préstamos a la región y se desembolsaron 10 mil millones.
Entre los beneficiarios de esas aprobaciones y desembolsos figura especialmente el régimen de Daniel Ortega, que aprovechó la afinidad de Mossi con la administración sandinista para obtener la mayor cantidad posible de préstamos en los últimos cinco años.
Mossi ignoró las críticas de la oposición nicaragüense por su respaldo financiero a Ortega, que ha masacrado a más de 350 nicaragüenses para retener por la fuerza y la intimidación el poder.
Respaldo incondicional a Ortega
Muestra de ese abrumador apoyo financiero es que según cifras del Banco Central de Nicaragua, en cuatro años de administración de Mossi, Ortega ha conseguido en préstamos del BCIE 1,408.7 millones de dólares (2019-2022), el monto es superior a los 800.4 millones de dólares que se aprobaron en los últimos cinco años bajo la administración del antecesor de Mossi, Nick Rischbieth.
Durante la administración de Rischbieth, que estuvo al frente del BCIE entre el 2008 y 2018, el régimen de Ortega consiguió 1,006.2 millones de dólares en préstamos (2009-2018), menos que los 1,408.7 millones que se le aprobaron durante los últimos 4 años en la administración de Mossi.
El respaldo de Mossi significó un promedio anual de 352 millones de dólares anuales, frente a los 100.6 millones que se entregaron en promedio por año bajo el mandato de Rischbieth en diez años.
El promedio anual bajo el gobierno de Mossi va a ser mayor, porque aún no se incorporan las aprobaciones y desembolsos del 2023. No obstante, según el informe sobre el estado de la economía en el primer trimestre de este año, el BCIE ha desembolsado 126.2 millones de dólares, de los 140.5 millones de dólares entregados por todos los organismos financieros internacionales.
“Durante su mandato, el señor Mossi ha demostrado una preocupante falta de compromiso con los principios en los que se funda el BCIE, que son promover la integración y el desarrollo económico y social equilibrado de los países centroamericanos. Como bien sabemos los nicaragüenses, no hay ninguna posibilidad de desarrollo bajo una dictadura que vulnera los derechos humanos de sus ciudadanos. No podemos obviar el rol que el BCIE ha jugado para oxigenar a la dictadura de Ortega y Murillo”, publicaron en sus redes sociales diversos opositores en un comunicado emitido, tras la confirmación de Mossi de que no fue reelecto en su cargo como presidente ejecutivo del BCIE para otros cinco años.
“Esperamos que la salida del señor Mossi también traiga nuevos tiempos para el BCIE, tiempos de transparencia, sentido de rendición de cuentas y compromiso con los derechos humanos en la región, así como mayor rigurosidad en la aplicación de estos estándares”, señalaron.
Según datos del BCIE, desde su creación la entidad ha aprobado a Nicaragua 3,448 millones de dólares, de los cuales 3,424 millones fueron formalizados y hasta la fecha se han desembolsado 1,369 millones de dólares y están disponibles aún 2,055 millones de dólares.
Se han ejecutado 24 proyectos, especialmente en áreas como energía, desarrollo humano, infraestructura vial, desarrollo rural y medioambiente, entre otros.
Tras conocerse la salida de Mossi, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) convocó anoche a la elección de un nuevo presidente que deberá asumir en diciembre próximo.
“La decisión fue adoptada a propuesta conjunta de los cinco países fundadores y respaldada unánimemente por todos los miembros de la institución. El nuevo presidente ejecutivo y el nuevo contralor ejercerán sus funciones, para un período de cinco años, a partir del 1 de diciembre de 2023 y el 1 de julio de 2024, respectivamente”, informó.
Semanas antes de este proceso interno de elecciones en el BCIE, Mossi intentó aplacar las críticas contra su persona, al acercarse a organismos de derechos humanos.
Mossi utilizó sus redes sociales para informar que el pasado 14 de abril se reunió con Alberto Brunori, representante regional de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) para América Central y República Dominicana.
Según Mossi, el encuentro se realizó en Panamá, donde tiene su sede regional la Oacnudh, y su objetivo fue conseguir que el personal del BCIE reciba capacitación para que pueda colaborar de la mejor manera en “el tema de las denuncias recibidas”. Pero su acercamiento no convenció a la región, que decidió echarlo del BCIE.
El apoyo del BM y el BID no ha cesado
Y aunque la oposición ha puesto su foco en el BCIE, lo cierto es que los números del BCN muestran que si bien los préstamos del Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han disminuido y el régimen de Ortega ha podido cubrir esas reducciones con el banco centroamericano, los fondos de los otros dos multilaterales siguen fluyendo.
Según el reporte oficial, Nicaragua entre el 2018 y el 2022 ha recibido del BID un total de 655.2 millones de dólares, un poco menos que los 972.9 millones de dólares captados en el quinquenio anterior. Es decir que el régimen, además de conseguir nuevas aprobaciones, sigue recibiendo fondos previamente aprobados y que están ayudándole a financiar la inversión pública.
En el caso del Banco Mundial, entre el 2018 y 2022 ha entregado a Nicaragua 382.3 millones de dólares, más que los 166.7 millones de dólares aportados entre 2013 y 2017.