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En abril se registró un incremento de detenciones arbitrarias, debido a la conmemoración del quinto aniversario de la rebelión de abril de 2018. LA PRENSA/Captura de video.

La estrategia de la dictadura para mantener su estado de terror: encarcelar, liberar y encarcelar nuevamente

Entre el 1 y 16 de abril, en el contexto de Semana Santa y la conmemoración del quinto aniversario de la rebelión de abril, el régimen detuvo a al menos 27 personas, siete de ellas ya fueron acusadas

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo no da tregua al estado de terror y persecución sistemático contra opositores y críticos de su régimen. Entre el 1 y 16 de abril, en el contexto de Semana Santa y la conmemoración del quinto aniversario de la rebelión de abril, el Monitoreo Azul y Blanco reportó la detención de al menos 27 personas, siete de ellas ya fueron acusadas por la Fiscalía orteguista.

El régimen excarceló y desterró a un grupo de 222 presos políticos hacia Estados Unidos el pasado 9 de febrero, dejando en distintas cárceles del país a 37 presos políticos, incluido monseñor Rolando Álvarez, y diez personas que se encuentran detenidas desde antes del estallido de la crisis sociopolítica de abril de 2018, según datos del Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas, cuyas cifras son avaladas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

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“Esta es una puerta giratoria la que ha hecho la dictadura, no de ahorita, sino desde el inicio, meter preso, sacar, volver a meter, para mantener su estado de terror y su estado de represión en contra de cualquier persona que implique algo en su contra”, opinó Juan Sebastián Chamorro, miembro de la organización política Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, y quien forma parte de los 222 desterrados.

Héctor Mairena, miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), coincidió en que “la dictadura no ha cesado en la represión porque es una característica con la que se sostiene (en el poder) y está actuando en una dirección absolutamente contraria a lo que la comunidad internacional y la oposición demandan”.

Chamorro también mencionó que el régimen ha dejado bastante claro que “les importa poco lo que la comunidad internacional hace, y rechazan cualquier tipo de acercamiento o comunicación con la comunidad internacional para solucionar la crisis del país”.

Régimen podría seguir desterrando opositores

Para el defensor de derechos humanos Gonzalo Carrión, abogado del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca +, la naturaleza de la dictadura es “reprimir” y señaló que “si ellos dejan de reprimir se les acaba la esencia misma de la tiranía”.

Cabe mencionar que seis días después del destierro de los 222 presos políticos, el régimen además despojó de su nacionalidad a otros 94 nicaragüenses, a quienes declaró “prófugos de la justicia” y ordenó despojarlos de sus bienes.

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“Entonces el poder y terror van de la mano en este régimen que ya tiene cinco años de sistemática represión, que ha endurecido porque ahora somos más de 300 personas despojadas de la nacionalidad”, agregó Carrión, y advirtió que es posible que el régimen siga desterrando a opositores.

“La dictadura no va a desmontar la maquinaria de la represión, eso es sinónimo de bajarse del poder y el régimen no lo hará”, señaló Carrión.

Temen un nuevo levantamiento cívico

De acuerdo con Mairena, la nueva escala represiva de Ortega ha afectado a distintos sectores de la oposición y personas independientes, que sin hacer el mínimo intento de expresión o protesta contra el régimen fueron arbitrariamente detenidas. “Solo el hecho de vivir en Nicaragua ya es resistir”, dijo Mairena.

Chamorro expresó que “esta nueva oleada comenzó un poco antes de Semana Santa y se intensificó para el aniversario de abril”, lo que indica que hay “temor de la dictadura en que puedan haber protestas”. A su criterio, las detenciones responden a acciones “preventivas” de la dictadura.

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Carrión coincidió en que la dictadura “impone terror para desmovilizar cualquier intento de expresión en su contra y el pueblo nicaragüense tiene el temor fundado de perder su libertad, sus derechos e incluso la vida”, pero además, “ellos (el régimen) supone mentalmente en la paranoia, que la población vuelva a hacer un levantamiento”, por eso eliminó toda actividad religiosa durante Semana Santa.

“La estrategia de la dictadura es aniquilar cualquier espacio que no controle, reprimir a cualquier ciudadano que exprese una opinión contraria a la dictadura y por lo tanto afianzar su modelo totalitario. Obviamente una estrategia que está condenada a fracasar a mediano plazo porque un modelo de ese tipo no se puede sostener”, agregó Mairena.

Carrión también expresó su reconocimiento a las personas que en el anonimato, de forma semiclandestina o clandestina “siguen resistiendo” en el país. “La represión es sinónimo de que hay resistencia, entonces en ese sentido, aunque no hablamos de calles masivamente, la represión constata que la dictadura sigue siendo atroz, lo peor para nuestro pueblo y que sigue habiendo resistencia”, manifestó.

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