El obispo David J. Malloy, de Rockford, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, emitió una declaración este jueves 20 de abril, en la que pide al gobierno de Joe Biden y a toda la comunidad internacional seguir esforzándose por la liberación del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, y la restauración del Estado de Derecho en Nicaragua.
“Hago un llamado al Gobierno de los Estados Unidos y a toda la comunidad internacional para que continúen trabajando por la liberación del obispo Álvarez y por la restauración de la paz y el Estado de Derecho en Nicaragua. Que nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, patrona de Estados Unidos y Nicaragua, abrace a sus hijos en este momento difícil y los ilumine con la luz de Cristo resucitado”, manifestó el obispo Malloy.
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La declaración de Malloy pone en contexto el clima de persecución y prohibiciones de los eventos religiosos que se vivió esta Semana Santa en Nicaragua, que incluyeron detenciones de feligreses, expulsión de sacerdotes y monjas, asedio a templos católicos, todo para evitar la marcha de procesiones y representaciones de la pasión de Cristo, que son habituales en estas fechas.
Feligresía soporta hostigamiento policial
La declaración agrega que “además de la prohibición de las tradicionales celebraciones y procesiones al aire libre de Semana Santa, los fieles han soportado constante hostigamiento policial en iglesias de toda Nicaragua, confiscación de bienes, así como la expulsión del país de dos religiosas y un sacerdote, este último por llamar por la liberación del obispo Rolando Alvarez, quien languidece en prisión luego de haber sido injustamente sentenciado a 26 años de prisión y despojado de su ciudadanía en febrero”.
“Mientras continuamos celebrando el gozo de la resurrección de Cristo durante este tiempo pascual, reafirmo nuestra inquebrantable solidaridad con los obispos, sacerdotes, fieles y todos los hombres y mujeres de buena voluntad de Nicaragua, que están sufriendo un recrudecimiento de las acciones religiosas del Gobierno de Nicaragua”.
Tensión entre el régimen Ortega Murillo y la Iglesia católica
El régimen de Daniel Ortega y su esposa y cogobernante, Rosario Murillo, prohibieron las actividades públicas de la Iglesia católica, en un contexto de persecución, amenazas y encarcelamiento de sacerdotes que se vive desde 2018 y que se recrudeció en 2022, tras la detención de más de 10 sacerdotes, entre estos el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez.
El obispo Álvarez es uno de los religiosos más críticos del régimen dictatorial de Ortega, que resistió los ataques y amenazas desde dentro del país hasta su detención en agosto de 2022.
El 9 de febrero pasado, tras la expulsión del país de más de 200 presos políticos, monseñor Álvarez se negó a salir de Nicaragua. La dictadura de Ortega lo condenó a 26 años de cárcel y lo envió al Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como la cárcel “Modelo”, donde se encuentran los presos comunes.
En los últimos años, decenas de sacerdotes se han visto obligados a salir del país y viven en el exilio por las amenazas y persecución de la dictadura, entre ellos el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, que es otro duro crítico de Ortega.
Tras una crítica del papa Francisco lamentando la detención de sacerdotes y encarcelamiento del obispo Álvarez en una entrevista concedida a Infobae, Ortega suspendió las relaciones diplomáticas con el Vaticano y ha endurecido su discurso contra la Iglesia católica.