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CONTENIDO EXCLUSIVO.El régimen de Daniel Ortega ha triplicado esfuerzos desde el 2019 para acumular la mayor cantidad de dinero en el Banco Central (BCN), lo que ha ocasionado que las bóvedas del máximo emisor reporten un máximo histórico en la tenencia de dinero del Gobierno central al término del año pasado: 42,214 millones de córdobas.
Los números oficiales muestran que desde el 2019, después del bajón sustancial de reservas en el 2018, el régimen de Ortega se ha estado enfocando en enviar a depósito la mayor cantidad de dinero que se pueda, ya sea proveniente de la cooperación internacional (préstamos) y el excedente de recaudación.
En el 2019, un año después del impacto de la crisis política en la economía y cuyos efectos aún persisten, los depósitos del Gobierno central acabaron ese año en 14,175.1 millones de córdobas, cuyo saldo ha venido en ascenso hasta duplicarse el año pasado.
Los niveles de fondos depositados por el Gobierno en el Banco Central supera el saldo alcanzado hasta el 2017, antes de los tres años de recesión y crisis pandémica. En ese año habían 17,586.6 millones de córdobas a diciembre.
El 2022 se convirtió en el año que más han subido las reservas del Gobierno en el BCN, a medida que el régimen de Ortega ha perdido capacidad para movilizar nuevos préstamos tras recibir un alivio en el 2020, cuando en medio de las sanciones internacionales, las multilaterales suavizaron sus políticas y aprobaron algunos empréstitos para atender los huracanes Iota y Eta, así como la pandemia de covid-19.
Solo el año pasado, los depósitos del Gobierno en el BCN se elevaron 58 por ciento. Al finalizar el 2021, tenía en reservas 26,724.4 millones de córdobas, a los que se sumaron otros 15,489 millones de córdobas.
El máximo histórico hasta ahora se registró en mayo pasado, cuando el Gobierno reportó un saldo a su favor de 45,090.2 millones de córdobas.
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Estos recursos, muchos de los cuales están atados a proyectos de inversión, le permiten al régimen de Ortega tener una posición fiscal un poco más cómoda en momentos en que el Fondo Monetario Internacional ha advertido riesgos externos e internos.
“La posición fiscal podría verse afectada por los desastres naturales. El deterioro del clima empresarial y las sanciones internacionales más estrictas plantean riesgos elevados para los flujos comerciales y financieros”, señaló el FMI en su reciente reporte sobre los resultados de la aplicación del Artículo IV.
Un impacto en las exportaciones y los préstamos externos tendrían un efecto dominó en las finanzas públicas: menos recaudación y recursos para financiar la inversión pública. De ahí, ese “colchón financiero” que el Gobierno tiene en el BCN, con los que puede hacer frente a esos posibles choques, explicó un economista, quien pidió no ser citado por temor a represalias.
“Lo que no sabés es cuánto tiempo se puede cubrir con esos fondos, mientras China por fin entrega dinero líquido o financia proyectos a más escala y que le permitan a Ortega sobrevivir con menores flujos de las multilaterales como el Banco Mundial y el BID”, insistió.
De hecho, el mismo Fondo le advirtió al régimen de Ortega que en el mediano y largo plazo sentirá el impacto de la Renacer, que es la ley que refuerza, entre otras cosas, el endurecimiento de las ventanillas de las multilaterales donde Estados Unidos tiene poder de veto o influencia entre los socios.
“Si bien las necesidades de financiamiento fiscal no identificadas proyectadas no son grandes, alrededor del 3¾ por ciento del PIB durante 2023-27, las perspectivas de nuevo apoyo financiero en condiciones altamente favorables los plazos siguen siendo limitados”, dijo el FMI.
Seguidamente advirtió: “La ayuda relacionada con la pandemia está disminuyendo y se prevé que la nueva asistencia financiera de instituciones financieras internacionales (IFI) distintas del BCIE sea limitada durante el mediano plazo, dada la Ley Renacer”.
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La decisión del Gobierno de aumentar sus recursos en el Banco Central han apuntalado las reservas internacionales brutas a niveles también históricas, aunque para el Fondo Monetario Internacional continúan siendo insuficientes. Las reservas internacionales cerraron en 4,404.4 millones de dólares.
“Las reservas internacionales brutas (GIR) se han duplicado en EE. UU. dólares desde finales de 2018, pero están en el extremo inferior del rango recomendado de 5.3 a 8.9 meses de importaciones no dedicadas a la maquila estimadas usando la métrica de adecuación del Fondo, debido principalmente a la rápida recuperación de las importaciones”, indica el Fondo.
Otro elemento que señala es que la decisión del Gobierno de aumentar sus depósitos ha restringido la circulación de dinero en el mercado. “Los depósitos de los bancos comerciales en el Banco Central han aumentado, compensando la contracción del efectivo en circulación debido a una importante acumulación de depósitos del gobierno en el Banco Central”, explicó el equipo técnico del organismo que visitó el año pasado Nicaragua.
No obstante, el Fondo considera que esta medida de aumentar fuerte los recursos en reservas a favor del Gobierno ha sido clave, entre otras acciones, para hacer frente al impacto pandémico, los desastres naturales y los efectos de la crisis sociopolítica 2018.
“La actividad económica se está recuperando bien, respaldada por políticas macroeconómicas y
políticas financieras. Financiamiento oficial internacional, incluida la emergencia del Fondo Monetario Internacional y las reservas previas a la crisis (principalmente depósitos del gobierno) también ayudaron a la economía a hacer frente con la pandemia y los esfuerzos de reconstrucción tras los dos huracanes consecutivos de noviembre 2020″, afirmó.
Todo apunta a que el Gobierno continuará con ese esfuerzo, según lo dejó reflejado en el Presupuesto General de la República 2023. Pero para este año espera en ingresos 109,989.5 millones de córdobas, de los cuales solo gastará 105,265 millones, lo que le permitirá operar con un superávit de 4,724 millones, un flujo que el régimen no se atrevió a presupuestar en el gasto.
No obstante, un economista explicó en ese momento que la meta de crecimiento para 2023 y la de ingresos es un supuesto “muy optimista”, tomando en cuenta que el contexto interno y externo no favorece al desempeño económico, además que a nivel internacional las proyecciones no supera el dos por ciento.
En todo ese contexto, el Gobierno le dijo al FMI: “A pesar de la introducción de medidas fiscales temporales para mitigar el impacto del aumento de las importaciones de petróleo y productos alimenticios, las autoridades siguen comprometidas con la prudencia en políticas fiscales y tienen la intención de aumentar los ahorros dada la vulnerabilidad del país a los desastres naturales”.
Lo que cofirma que esta seguirá siendo la meta del Gobierno: seguir enviando dinero a sus cuentas en el Banco Central de Nicaragua.