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Ortega se prepara para un futuro complicado: crea enorme “colchón financiero” en el Presupuesto General 2023

Economista explica por qué Ortega ordenó crear un enorme superávit financiero en el Presupuesto General de 2023. Se hunden las donaciones

El régimen de Daniel Ortega proyecta el próximo año gastar 105,265 millones de córdobas en el Presupuesto General de la República, con lo cual espera crear un enorme superávit financiero, según recoge el proyecto de ley presupuestario 2023, que difundió ayer la Asamblea Nacional, pero cuyo documento completo aún no ha sido colgado en el sitio web del Ministerio Hacienda y Crédito Público.

El gasto planificado para el próximo año, sin embargo, es ligeramente superior a los 95,624.7 millones de córdobas que Hacienda prevé gastar al término de este año, según el informe de ejecución presupuestaria correspondiente a junio de este año. Esto equivale a un aumento absoluto de 9,640 millones de córdobas (10.08 por ciento).

En contraposición, los primeros números del gasto público revelan que el régimen de Ortega espera gastar menos de lo que prevé en ingresos, lo que le permitirá dejar fuera del gasto un fuerte flujo de dinero en ingresos en caso de que consiga recaudarlos.

El Presupuesto General de Ingresos (donaciones y recaudación) el próximo año será de 109,989.5 millones de córdobas, que es mayor en 20.2 por ciento comparado con el presupuesto aprobado inicialmente y 6.6 por ciento si se compara con los ingresos estimados al cierre de este año.

Esta es la primera vez que el régimen planifica un presupuesto de gasto muy inferior a los ingresos proyectados, lo que podría mostrar la incertidumbre del Ejecutivo sobre lo que pueda pasar en el 2023, tanto a nivel interno como externo, explicó un economista, quien prefiere no ser citado por temor a represalias.

“Está preparándose para tener una capacidad de lidiar con políticas contracíclicas o con momentos de mayor adversidad en el futuro y en parte esto tiene lógica. Por varias razones, primero la economía mundial, a como van las cosas, está caminando hacia una desaceleración del crecimiento inclusive hasta una recesión, la guerra en Ucrania… y luego está la situación política del país, no se sabe cómo se va a encaminar eso, entonces es conveniente tener una política de colchón o adversidad para momentos más complicados”, dijo.

El economista recordó que desde hace varios años el Fondo Monetario Internacional ya le había aconsejado al Gobierno que trabajara en crear un espacio fiscal y ahora ante el contexto más adverso están trabajando en función de esa recomendación.

Este ahorro —que el Fondo sugería crearlo a base de reducción de exoneraciones, mejorar la recaudación y controlar los déficits de las empresas públicas— le permitiría al Gobierno enfrentar “los tiempos complicados y poder tener políticas contracíclicas” y eso es precisamente hacia lo que está apuntando el Ejecutivo, dice el especialista.

Además señala que ellos se están preparando de cara a mayores problemas en la obtención de recursos externos en los próximos años. “En los años anteriores entraron recursos extraordinarios externos y el asunto es que no pueden seguir suponiendo que esos recursos van a seguir entrando, de la envergadura de antes, no está en el horizonte, entonces deben tener más cautela a partir de los recursos internos”.

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El enorme superávit

Pero más allá de eso, lo cierto es que el superávit es enorme. El año pasado, por ejemplo, Hacienda presentó un proyecto de gasto para este 2022 de 91,802 millones de córdobas, mientras que los ingresos eran de 91,542 millones de córdobas. Es decir un déficit de apenas 260 millones de córdobas.

En el 2021 planificó 80,670 millones de córdobas en gastos y 80,671 millones de córdobas en ingresos, una brecha apenas perceptible.

En el 2020, que fue un año cargado de incertidumbre, el régimen presupuestó en gasto 80,901 millones de córdobas, pero en ingresos 79,199 millones de córdobas.

Pero para el próximo año espera en ingresos 109,989.5 millones de córdobas, de los cuales solo gastará 105,265 millones, lo que le permitirá operar con un superávit de 4,724 millones, un flujo que el régimen no se atrevió a presupuestar en el gasto.

Y es que la creación de ese abultado superávit va a depender en gran parte de cómo se desempeñe la recaudación de impuesto el próximo año. Del total esperado en ingresos, 101,839.6 millones (92.6 por ciento de cobertura del presupuesto de ingresos) provendrán de los tributos.

Según Hacienda, el presupuesto de ingresos tributarios 2023 alcanza una cobertura de 96.7 por ciento del Presupuesto de gastos 2023, “lo que demuestra la suficiencia tributaria de las cuentas fiscales y el proceso de fortalecimiento de una de las fuentes permanentes del gasto público”.

“En proporción del PIB, los ingresos tributarios 2023 alcanzan 16.5 por ciento y los ingresos totales 17.8 por ciento, lo que es menor a la proyección estimada de cierre 2022 de 16.9 por ciento y 18.3 por ciento, respectivamente”, precisa el Gobierno.

Al finalizar este año, Hacienda espera recaudar 95,123.7 millones de córdobas. El próximo año serán 6,716 millones adicionales respecto a la meta de cierre 2022 y 16,937 millones en relación con la proyección inicial de este año.

La meta de crecimiento

Para conseguir esa recaudación, la economía deberá expandirse tres por ciento en el 2023, luego de posiblemente crecer entre 3.5 por ciento y 4.5 por ciento en 2022, “evidenciando la consolidación de la actividad económica”, dice en tono triunfalista Hacienda en el proyecto de ley en poder de la Asamblea Nacional.

El régimen asegura que el superávit proyectado es el resultado de los “esfuerzos por garantizar un desempeño fiscal sano, que apoye a la estabilidad macroeconómica y al crecimiento de las actividades productivas; el resultado es un superávit presupuestario global 2023 de 4,726.4 millones de córdobas, lo cual viene a contribuir con la política monetaria en materia de estabilidad y garantiza reserva de recursos de contingencia ante la incertidumbre en las perspectivas de evolución real de la economía mundial y otros riesgos fiscales”.

El economista cree que la meta de crecimiento para 2023 es un supuesto “muy optimista”, tomando en cuenta que el contexto interno y externo no favorece al desempeño económico, además que a nivel internacional las proyecciones no supera el dos por ciento.

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Hundimiento de las donaciones

Y aunque el régimen espera un aumento sustancial en la recaudación de impuestos, presupuestó uno de los montos en donaciones más baja de las últimas décadas, con apenas 894.8 millones de córdobas, los que tendrán como destino programas y proyectos para el desarrollo económico y social, en particular en apoyo a financiar el gasto en salud, energía eléctrica y educación.

Según el informe de ejecución presupuestaria a junio de este año, Hacienda espera 1,883.7 millones de córdobas en recursos no reembolsables, que está muy por encima de los flujos esperados el próximo año, lo que confirmaría que el superávit que prevé tendrá como origen principal los tributos.

Pero ¿qué organismos aportarán recursos no reembolsables? Pese a la disputa que el régimen mantiene con la Unión Europea —que abarcó la expulsión de su embajadora—, este bloque será el primer donante seguido de los organismos financieros internacionales.

Sobre el financiamiento externo

Por otra parte, se espera que los flujos externos proveídos por los organismos financieros internacionales sigan sosteniendo el gasto público general. Con ello, Hacienda presupuestó en financiamiento externo neto 16,133.8 millones, lo que es mayor en 4,119.8 millones (34.3 por ciento) con respecto al presupuesto
aprobado de 2022.

Indicó que estos recursos provienen principalmente del BCIE (11,109.0 millones), BID (2,502.5 millones), Banco Mundial (1,288.3 millones), así como otras fuentes.

Según el Gobierno, en su mayoría estos recursos están destinados al sector transporte y comunicaciones con un monto de 7,284.0 millones, o sea, 45.1 por ciento del total de desembolsos; salud con 4,422.5 millones, es decir 27.4 por ciento del total de desembolso; agricultura, silvicultura, pesca y caza con 840.1 millones; viviendas y servicios comunitarios con 737.9 millones; combustibles y energía con 747.6 millones; protección social con 678.1 millones; y protección del medioambiente con 663.9 millones.

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Críticas a organismos

El pasado 18 de octubre, el congresista cubanoamericano Albio Sires publicó una columna de opinión en El País, de España, en su versión en inglés, donde acusó a la financiación internacional de estar “subsidiando” los esfuerzos de Ortega por socavar el Estado de derecho en Nicaragua, aduciendo ayuda humanitaria.

“Con el pretexto de la reducción de la pobreza, el alivio de desastres y el apoyo a las pequeñas empresas, las instituciones financieras internacionales, incluido el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, han prestado al menos US$1,200 millones al gobierno de Ortega desde 2018”, objetó el legislador.

“Si bien el presidente Biden ha intensificado las sanciones individuales contra Ortega y sus compinches, el FMI y otras instituciones financieras internacionales han seguido canalizando discretamente dinero al régimen autoritario de Nicaragua. La Administración Biden no ha logrado persuadir al FMI y otras instituciones para que adopten medidas formales que prohíban a Nicaragua recibir nuevos créditos, hasta que se celebren elecciones justas y se documenten mejoras en la situación de los derechos humanos”, advirtió.

Asimismo señaló que “incluso si estos préstamos tuvieran un buen uso, el dinero es fungible. Mil millones adicionales en gastos a corto plazo significan que Ortega y sus cómplices tienen mil millones adicionales para arrestar a clérigos católicos, asaltar organizaciones benéficas que brindan servicios críticos y albergar tropas rusas en sus bases militares. Estos préstamos sirven para enriquecer el círculo íntimo de Ortega, al tiempo que aportan estabilidad macroeconómica y legitimidad internacional al régimen, socavando el poder coercitivo de las sanciones estadounidenses”.

El congresista cubanoamericano menciona además que Ortega está claro que tocarle la bolsa puede golpearle y por eso no ha fallado en el pago de los intereses a los bancos. “Esto demuestra una realidad clave del gobierno de Daniel Ortega. No responde a la retórica, al riesgo o al juego. Sin embargo, es muy sensible a su flujo de caja”, recalcó.

Economía Daniel Ortega Nicaragua Presupuesto archivo

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