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FMI cree que el gobierno de Daniel Ortega empezará a sentir la Renacer en el mediano plazo

Pese a la advertencia, el régimen de Daniel Ortega espera obtener en préstamos externos más de 2,000 millones de dólares entre 2023-2026

A medida que se agoten los recursos que el régimen de Daniel Ortega consiguió para atender la pandemia y la reconstrucción de los daños ocasionados por los huracanes Iota y Eta en el 2020, las finanzas públicas sentirán los efectos de la Renacer, le advirtió el equipo técnico del Fondo Monetario Internacional al Gobierno, según se refleja en el reporte conclusivo del Artículo IV del organismo.

“Si bien las necesidades de financiamiento fiscal no identificadas proyectadas no son grandes, alrededor del 3¾ por ciento del PIB durante 2023-27, las perspectivas de nuevo apoyo financiero en condiciones altamente favorables los plazos siguen siendo limitados”, dijo el FMI.

Seguidamente advirtió: “La ayuda relacionada con la pandemia está disminuyendo y se prevé que la nueva asistencia financiera de instituciones financieras internacionales (IFI) distintas del BCIE sea limitada durante el mediano plazo, dada la Ley Renacer”.

La Renacer es una ley aprobada en Estados Unidos que ordena, entre otras medidas, que los representantes de la Administración de turno voten en contra de las peticiones de préstamos de Nicaragua en los organismos donde este país tiene poder de voto. Un lineamiento que ya recogía la Nica Act y que se reforzó con la Renacer, que frena especialmente los créditos distintos de carácter humanitario.

Sin embargo, el régimen de Ortega ha logrado sortear dicha ley aprovechando la crisis sanitaria mundial de covid-19 y los huracanes antes mencionados, lo que permitió que entidades como el Banco Mundial, el Fondo Monetario y el Banco Interamericano de Desarrollo le aprobaran varias líneas de préstamos para atender ambas emergencias. Esto dio al régimen un margen de maniobra para seguir financiando la inversión pública.

Para hacer frente a esa amenaza de la Renacer, el personal del Fondo le recomendó al Gobierno “seguir políticas consistentes con préstamos transparentes y concesionarios, incluso de fuentes bilaterales e IFI, para no poner en peligro la sostenibilidad de la deuda. Hay espacio para aumentar el financiamiento interno con bonos del Tesoro”, pero esto último tiene un elevado costo.

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Compensar esa dificultad en la obtención de nuevos préstamos con el financiamiento interno, mediante la colocación de papeles en el mercado bursátil, “elevaría los costos del servicio de la deuda, ya que se espera que las tasas de interés sigan aumentando. Además, el aumento de la financiación interna del Gobierno podría desplazar el crédito al sector privado”.

Y si la idea es salir a los mercados internacionales para colocar bonos por parte del Gobierno el personal técnico le dijo: “También aumentará los costos del servicio de la deuda, dados los aumentos esperados en los EE. UU. Las tasas de interés de los bonos de Hacienda y la prima de riesgo que Nicaragua deberá pagar por encima de esas tasas” mundiales.

De hecho, el Fondo indicó que a mediano plazo se espera que haya un cambio en la composición de la participación de las nuevas fuentes de financiamiento externas para Nicaragua, la cual pasará de ser 54 por ciento créditos concesionales o baratos a solo 36 por ciento en el mediano plazo.

“Se proyecta que el financiamiento concesional represente alrededor del 36 por ciento del financiamiento total a mediano plazo y el 22 por ciento a largo plazo. Suponemos limitado nuevo financiamiento externo de instituciones financieras internacionales distintas del BCIE, ya que Nicaragua enfrenta sanciones internacionales desde 2018, debido a la promulgación de la Ley Renacer por parte de los Estados Unidos el 10 de noviembre de 2021”.

Y reveló que “las autoridades están explorando otras fuentes de financiamiento, y cualquier nueva fuente debe incurrir en condiciones concesionarias y transparentes para mantener la sostenibilidad fiscal”.

En respuesta a lo planteado por el personal del Fondo, el gobierno de Ortega dijo que estaban decididos a “garantizar la estabilidad macroeconómica y salvaguardar la sostenibilidad fiscal mientras mantienen niveles adecuados de gasto social para reducir la pobreza y apoyar el crecimiento inclusivo”.

“A pesar de la introducción de medidas fiscales temporales para mitigar el impacto del aumento de las importaciones de petróleo y productos alimenticios, las autoridades siguen comprometidas con la prudencia en políticas fiscales y tienen la intención de aumentar los ahorros dada la vulnerabilidad del país a los desastres naturales”, afirmó, pero no hizo mención al tema de la Renacer.

“Las autoridades subrayaron que ya implementaron una importante reforma fiscal en 2019, y para cualquier colchón adicional necesario buscarían préstamos concesionales de la comunidad internacional”, se limitó a decir.

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De hecho, pese a la amenaza real de la Renacer, el régimen no espera que los flujos de financiamiento externo se reduzcan en el mediano plazo. En el marco presupuestario de mediano plazo (2023-2026) se muestra que el Gobierno espera mayores desembolsos de préstamos a medida que se transite en ese periodo.

Los números muestran que en préstamos externos el Gobierno de Nicaragua espera que entre el 2023 y 2026 reciba en préstamos 83,791 millones de córdobas (equivalentes a unos 2,327 millones de dólares), según cifras del Ministerio de Hacienda y Crédito Público (MHCP). En su mayoría se trataría de recursos previamente pactados.

Pero además el régimen sigue esperanzado en la cooperación de China. Mientras el Fondo considera que la ampliación de las sanciones contra Ortega por parte de varios países (Estados Unidos, Unión Europea, Reino Unido, Canadá y otros) representa un desafío político para la actual Administración, el Ejecutivo dijo que espera insertarse en los proyectos de China en la región para apuntalar la inversión.

No obstante, el FMI le sugirió al Gobierno “continuar construyendo su stock de reservas internacionales” debido a diversos factores de riesgos externos, especialmente deterioro en los flujos de remesas e inversión extranjera directa, así como la ampliación de sanciones por parte de Estados Unidos.

“En el mediano plazo, la caída de estos flujos (remesas e inversión) es el principal riesgo para la sostenibilidad externa. Además, existe el riesgo de un deterioro de la balanza comercial, en caso de que la recesión global sea peor de lo proyectado, y si Estados Unidos impone sanciones más severas a las importaciones de bienes de Nicaragua”, indicó el personal técnico del FMI, al recordar que la Renacer también ordena hacer revisión al Cafta por el deterioro de la democracia en Nicaragua.

Las autoridades, sin embargo, dijeron que “esperan que el comercio continúe siendo un motor de crecimiento, en el contexto de la implementación del Memorando de Entendimiento para unirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta firmado a principios de 2022 con China”.

“Las autoridades son un poco más optimistas que el personal y esperan que el crecimiento supere el 3 por ciento en 2023, impulsados por los vientos favorables de haberse unido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China a principios de 2022”, sostuvieron.

Economía Daniel Ortega financiamiento Renacer Act archivo

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