El primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, de 76 años, aliado político de los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, quedó al frente de la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) hasta el año próximo.
Durante la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Celac, que se celebró en Buenos Aires el 24 y 25 de enero, la pequeña isla caribeña fue elegida por consenso de los 33 países integrantes del foro regional, que para el dictador nicaragüense, Daniel Ortega, es el contrapeso de la Organización de Estados Americanos (OEA).
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Gonsalves mantiene una amistad con Ortega y con su esposa, la vicepresidenta designada Rosario Murillo, quienes incluso lo apodan “el tío Ralph“. El 19 de julio de 2022, durante la celebración del 43 aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista, Gonsalves fue el único líder extranjero de alto rango que asistió al acto, y aprovechó para abogar por el diálogo entre EE. UU. y Nicaragua.
“Hago el llamado a los Estados Unidos de América, un país de grandes logros, de acercarse en amistad con el pueblo y Gobierno de Nicaragua. ¿Es eso tan difícil?”, dijo en esa ocasión Gonsalves, primer ministro de su país desde 2001. Tras su discurso, Ortega le entregó la Orden Augusto César Sandino en su máximo grado, Batalla de San Jacinto.
¿Favorece a Ortega que el “tío Ralph” asuma la Celac?
A principios de 2022, Nicaragua— con el apoyo de Venezuela— propuso a Gonsalves para la presidencia del foro regional. Pero esa candidatura quedó relegada luego del acuerdo entre los presidentes Andrés Manuel López Obrador, de México, y el argentino Alberto Fernández, quien finalmente asumió la presidencia pro tempore. Aunque quedó la promesa de que en este año ese lugar fuera para un representante caribeño.
Expertos en relaciones internacionales y analistas políticos consultados por LA PRENSA coinciden en que Gonsalves, desde la Celac, no cambiará la situación de aislamiento, presión y condena por las violaciones de derechos humanos y el asalto a la democracia en el país del régimen orteguista.
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Carlos Cascante Segura, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), opinó que “Gonsalves forma parte del grupo de políticos que se siente heredero de la nueva izquierda latinoamericana, siempre ha tenido una posición vinculada con esto, pero es un país primero muy pequeño que se diluye en intereses más grandes que son los de Caricom, y por otra parte la influencia de Celac es en este momento reducida”.
Un experto en derecho internacional, que pidió no ser identificado, comentó que la figura de presidencia pro tempore de un organismo genera cierta expectativa, pero recordó que siempre está condicionada a las directrices de la mayoría de Estados miembros.
“El primer ministro de San Vicente y las Granadinas, como su antecesor inmediato, el presidente de Argentina, no pueden en ningún momento solventar la ausencia del gobernante nicaragüense, ni rebajar la presión que se ejerce en otros foros y organismos regionales y mundiales”, dijo.
A la vez expresó que “es previsible que la situación en Nicaragua surja nuevamente en la cumbre Celac-UE prevista para julio en Bruselas, y la Unión Europea tiene una posición bastante más firme y clara”, en cuanto a la crisis del país.
A criterio del politólogo y analista de Diálogo Inter-Americano en Washington, Manuel Orozco, “el que se le dé la presidencia pro tempore a un país del Caribe y a este país en particular, refleja una concesión al estilo de los políticos latinoamericanos de apaciguar a los quejumbrosos sin concederles autoridad porque saben que carecen de liderazgo”.
El futuro de la Celac
La séptima cumbre del foro estuvo marcada por las diferencias ideológicas y crisis políticas que aquejan a varios países de la región, como Nicaragua, Venezuela, Cuba, además de las protestas de disidentes políticos en Perú y Bolivia.
El experto en relaciones internacionales en anonimato calificó esta cumbre como “polémica y deslucida”. “En momentos en que el Sistema Interamericano aborda situaciones graves en varios países del hemisferio, esta cumbre aportó muy poco y la Celac dista mucho de ser la alternativa a la OEA que algunos mandatarios en años anteriores auguraron”, expresó.
Sobre Nicaragua destacó que “varios mandatarios y delegaciones presentes se pronunciaron demandando la liberación inmediata de los presos políticos y el restablecimiento de las libertades fundamentales, a pesar de la baja representación del país al no asistir el jefe de Estado. Que en un foro como ese se exija al Gobierno de Nicaragua acciones concretas, dice mucho sobre la prioridad que Nicaragua sigue ocupando en la región”.
Cascante recordó que la Celac tuvo sus años dorados, casi una década atrás cuando fue impulsada en una lógica vinculada con una Venezuela fuerte por los precios del petróleo y un Ecuador fuerte, también impulsado por precios del petróleo. Pero en la actualidad es más bien un sistema bastante débil, dice.
“Uno lo puede notar en la presencia de pocos jefes de Estados, de forma tal que para lo que está sirviendo es para ser una plataforma de los gobiernos que todavía se dicen herederos de la nueva izquierda latinoamericana donde pueden establecer algunas de sus críticas al sistema, donde pueden digamos referirse a los ataques que reciben algunos de sus miembros, especialmente aquellos más cuestionados”, manifestó Cascante.
Mientras que para Orozco “la última reunión de Celac reflejó de nuevo otro espacio en donde existe poco consenso y desacuerdo sobre la ruta para la región. Todos los países concuerdan que el cambio climático requiere de más atención, pero convenientemente le piden apoyo a los organismos multilaterales sin ofrecer sus propuestas”.
“Paralelamente las democracias más estables como Chile y Uruguay no dejan de reclamar acerca de la presencia de dictaduras y violaciones a los derechos humanos, mientras países menos democráticos y conflictivos evitan abordar la democracia y solidarizarse con Cuba y Nicaragua”, señaló también el politólogo.
“De igual forma, el consenso también gira en torno en darle la bienvenida a las negociaciones y el diálogo en Venezuela. Estas discusiones realmente irán a pasar a jugar un rol más prominente dentro de la OEA en donde otras democracias presentes estarán rescatando la Carta Democrática”, agregó.
La Celac fue fundada en 2011 —justamente en Caracas— bajo el influjo de su mentor Hugo Chávez, con el objetivo de “profundizar el diálogo respetuoso entre todos los países de la región, en temas como el desarrollo social, la educación, el desarme nuclear, la agricultura familiar, la cultura, las finanzas, la energía y el medioambiente”.
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Sin embargo, los expertos concluyen que la Celac fue creada como una alternativa institucional a la OEA, sin Estados Unidos ni Canadá, a quienes los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela señalan de “injerencistas e intervencionistas”.