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Cómo entender el estancamiento de la presidencia de la Cámara de Representantes en EE. UU.

2023 comenzó con considerables fuegos artificiales en la política estadounidense. Los representantes o diputados del Partido Republicano han tenido que hacer muchos intentos para poder elegir a quien ocupará la presidencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Este es el tercer puesto más importante en la organización del poder político de la nación, jerárquicamente hablando. ¿Es esto necesariamente malo? ¿Significa que el Partido Republicano está desorganizado? ¿Existen precedentes históricos de esta situación aparentemente incómoda?

La modernidad y las alteraciones sistémicas nos han acostumbrado a la uniformidad en este tipo de cursos políticos. El sistema presidencial estadounidense, con su diseño de gobierno dividido, busca separar el poder dentro de la composición del Estado federal. Los fundadores estadounidenses estructuraron este modelo a propósito para remediar las esperadas batallas facciosas que, al final, requerirían consenso. En otras palabras, se trata de la anodina uniformidad a la que nos hemos acostumbrado en anteriores elecciones a la presidencia del Congreso, así como en convenciones políticas nacionales en las que los electores estatales tenían ciertos poderes autónomos para eludir a los hacedores de reyes de los partidos que planificaban coronaciones en lugar de contiendas competitivas que expresan mejor la soberanía popular.

El Partido Demócrata está, de hecho, totalmente unido. Esto, sin embargo, no es necesariamente bueno. Se puede argumentar con firmeza que los Demócratas están hoy más en línea con el concepto leninista de partido que la mayoría de los partidos de las democracias funcionales en el globo. Ver cómo votan los demócratas imita las votaciones en Cuba comunista, China y la Rusia de Putin. Hay que agradecérselo a Barack Obama. Su elección para portavoz, Hakeem Jeffries, un negacionista electoral de izquierdas, les representa coherentemente y dice mucho del compromiso de los demócratas con la política radical. Los republicanos, por su parte, reflejan una mayor diversidad ideológica. El partido de Lincoln (GOP) sirve al pluralismo en proporciones mucho más amplias.

En 1856, la Cámara votó 133 veces, en un periodo de más de 2 meses, antes de que se eligiera a un portavoz. En 1929, los miembros de la Cámara votaron en 9 sesiones antes de decidir quién ocuparía el cargo. En el caso de la elección del presidente en 1856, un Congreso dividido por la cuestión fundamental de la esclavitud fue el principal punto de discordia. De no haber sido este el caso en el que, en última instancia, se impusieron los líderes antiesclavistas, la Guerra Civil podría haber comenzado 5 años antes sin el beneficio de contar con un presidente como Abraham Lincoln en la Casa Blanca.

Los republicanos tienen razones para desconfiar de Kevin McCarthy. Nadie tiene derecho a nada en política. Aunque el Partido Republicano obtuvo la mayoría en la Cámara de Representantes en las elecciones de mitad de mandato de 2022, está claro que no fue con los márgenes que deberían haber tenido. Teniendo en cuenta que Joe Biden es el presidente más impopular en décadas, la inflación por las nubes, el irrespeto por la ley en muchas ciudades, una crisis agotadora en la frontera sur por donde atraviesa el 90 por ciento de las drogas que entran en Estados Unidos, la “victoria” republicana produce emociones encontradas. McCarthy estuvo al frente de ese episodio.

Al final, prevalecerá el consenso y la República estadounidense será mejor por ello. Este capítulo anómalo, se crea o no, es una señal de vida en un sistema que muchos han llegado a creer sin vigor. El conformismo y la homogeneidad en política engendran apatía cívica. No es eso lo que querían los Padres Fundadores. Se sirve a una sociedad virtuosa capaz de autogobernarse cuando sus representantes piden cuentas al sistema y son audaces, dentro de los límites constitucionales. Claramente, este es el caso ahora. Disfruten de este momento de la historia. Puede que no se repita en mucho tiempo.

El autor es politólogo, escritor, director de Patria de Martí y The Cuban American Voice, conferenciante y comentarista en los medios. Natural de Cuba, vive actualmente en EE. UU.

Opinión

COMENTARIOS

  1. Hace 1 año

    Y en el parque del Domino, en la calle 8 del SW de Miam, no se qndan con paños tibios de llamarte socialista. Si osaras decir que el el delincuente de vieja data Donald Trump es un scammer, te diran que sos un comunista.

  2. Hace 1 año

    O los sedicionista que pretendio un golpe de estado para perpetuar a su caudillo y que ataco el capitolio el 6 De Enero del 2020, no es chusma fanática y estupidos blancos supremacistas?

  3. Hace 1 año

    No todos los republicanos son chusmas fanáticas o estupidos supremacistas blancos. Pero toda la chusma fanatica y los supremacistas blancos son republicanos.

  4. Hace 1 año

    No salió todo el comentario.

    Decía que el gratuito epiteto, termino peyorativo, adjetivo calificativo despectivo “Leninista”, de el autor no es un exabrupto.
    Desde hace rato la extrema derecha llama socialista al partido demócrata. Esta derecha radical sabe que eso no es cierto.
    Peto la intención es mantener agitada a la chusma fanática estupida, que compone como el 40% del GOP.

  5. Hace 1 año

    El autor sabe que eso es así, pero para el bien del “pluralista” GOB, sigue con su maniática elocubracion, no paja mental, porque el sabe que el leninismo del partido demócrata es una aberración, pero su articulo esta diseñado para la America estupida.

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