A finales de diciembre pasado, mientras los nicaragüenses celebraban la Navidad, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo comenzó a “tantear” a la comunidad internacional sobre la instauración de un posible diálogo que le permita al Gobierno un respiro en 2023, a cambio de mandar a sus casas a más de 100 presos políticos, confirmaron a LA PRENSA dos fuentes diplomáticas europeas.
En diciembre, la dictadura “suavizó” algunas de las duras condiciones de los presos políticos en el Chipote, permitió el ingreso de frazadas, visitas familiares, llamadas por teléfono y videollamadas, al tiempo que el dictador Ortega se reunió con su hermano, el general en retiro Humberto Ortega, después de años sin cruzar palabras.
A través de un correo electrónico, LA PRENSA solicitó al general Ortega una entrevista sobre el encuentro con su hermano, pero hasta el momento de esta publicación no había contestado.
¿Indicios de un diálogo?
La reunión entre los hermanos Ortega no pasó desapercibida y para muchos es el indicio de un posible diálogo. Buena parte del poder político que Ortega acumuló desde finales de los años setenta se la debe a su hermano, Humberto, quien era uno de los líderes del grupo tercerista, la facción guerrillera con más poder militar que tomó la batuta de la guerra insurreccional contra Somoza.
“Han dado muestras de querer dialogar y mandar a sus casas a los presos, pero no sabemos bajo qué figuras (si casa por cárcel, amnistía o liberación de los procesos judiciales) y por eso hay que esperar más muestras de buena voluntad”, dijo un diplomático europeo, quien pidió no ser citado.
“Te puedo confirmar nada más que existe un acercamiento, aunque no puedo decirte más detalles”, dijo otro diplomático europeo consultado por aparte.
Uno de los diplomáticos enfatizó que la dictadura quiere que le quiten las sanciones —así como Estados Unidos ha ido mermando las sanciones al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela—, para propiciar un diálogo y solo ofrece liberar a los presos, pero no restituir otros derechos cercenados a los nicaragüenses como libertad de movilización, de organización, de expresión, etcétera.
Según la fuente, para que la comunidad internacional propicie un diálogo, el Gobierno debe liberar a los presos políticos sin condiciones y sembrar las bases para que los nicaragüenses tengan derecho a elecciones libres y transparentes con garantías y observación, además de libertad de asociación y libertad religiosa.
Otro evento que marcó la última noche del año fue una evidente discusión entre Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, cuando ambos llegaron al acto en conmemoración del beisbolista puertorriqueño Roberto Clemente.
Murillo molesta
A criterio del analista político Eliseo Núñez Morales, a Murillo le “molesta muchísimo” el encuentro entre los hermanos, porque eso podría significar que su esposo estaría escuchando otras valoraciones que la excluyan a ella de la sucesión del poder.
“Si la ecuación al final de la sucesión no reúne las variables necesarias tiene más probabilidades de ser como sucesor de Daniel un hijo de él que Rosario misma, entonces Rosario mira el peligro del acuerdo que tiene con Ortega. Hasta el día de hoy la sucesora de Ortega es Rosario Murillo, no es ninguno de sus hijos”, expresó el analista.
La Presidencia confirmó el encuentro entre los hermanos Ortega a través de una nota de prensa, publicada un día después de que Murillo protagonizara el bochornoso altercado con Daniel Ortega, a quien dejó plantado en el evento en honor a Roberto Clemente.
Según información oficial, la visita del dictador se dio el pasado 23 de diciembre por el “serio deterioro y gravedad de salud” de su hermano Humberto y “animado por los vínculos de familia sanguínea”.
Desde la aparición de un video que muestra la caravana de Ortega entrando al residencial de Humberto Ortega, se generaron especulaciones en las redes sociales de posibles conversaciones políticas, lo que fue negado por la Presidencia en el comunicado con sendas palabras ofensivas.
“En las próximas semanas se van a ver cosas importantes”, dijo uno de los diplomáticos europeos.