El régimen orteguista presentó por primera vez a monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, quien fue secuestrado por la dictadura el pasado 19 de agosto. El régimen, a través de la Fiscalía, acusó este martes a monseñor Álvarez “por los delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüense”.
La acusación se presentó en los Juzgados de Distrito Penal de Audiencia de Managua donde se observó al obispo de la Diócesis de Matagalpa vestido de camisa azul y pantalón negro, con evidente pérdida de peso.
La audiencia inicial fue programada para el próximo 10 de enero de 2023. Además, le asignaron un defensor público, según una nota de prensa del poder judicial.
Monseñor Álvarez, también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí y miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), es investigado por intentar “desestabilizar el país”, en medio de las tensas relaciones que existen entre la Iglesia católica y el Gobierno desde las protestas opositoras del 2018.
Su detención ocurrió dos semanas después de que la Policía sitiara la Curia en Matagalpa, donde permaneció encerrado junto con otras personas, entre estas seis religiosos que ahora están también presos en Managua.
Giran orden de captura contra el padre Uriel Vallejos
En la misma causa, el régimen incluyó al sacerdote Uriel Vallejos, párroco de la iglesia Divina Misericordia de Sébaco, Matagalpa, quien se encuentra en el exilio desde inicios de septiembre de este año, a quien señalan como prófugo de la justicia y se giró oficio a la Interpol para su captura.
“En la misma causa se encuentra acusado Uriel Antonio Vallejos, quien es prófugo de la justicia, la autoridad judicial giró oficio a Interpol para su captura”, añade la nota informativa del poder judicial.
El sacerdote estuvo bajo asedio y encierro por la Policía orteguista dentro de la parroquia Jesús de la Divina Misericordia, en Sébaco, durante tres días, en agosto.
Al cuarto día, la Policía trasladó al padre Uriel Vallejos al Seminario Interdiocesano Nuestra Señora de Fátima, en Managua, donde lo mantuvo confinado hasta que el sacerdote burló la vigilancia policial y logró salir del país cruzando veredas y montañas, ante el temor de ser encarcelado por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo que sigue ensañándose contra la Iglesia católica.