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Francesca Mosca en 2005, en una reunión de la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). Foto del SICA

Francesca Mosca, la primera embajadora de la UE en recibir la furia de la dictadura de Ortega

Francesca Mosca se dedicó a conocer a fondo Nicaragua. Decía que era un país bonito y seguro, pero también observó las debilidades en la institucionalidad y las decía. Esto generó furia y desembocó en insultos por parte de Ortega

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Francesca Mosca fue la primera embajadora de la Unión Europea (UE) que defendió la democracia de Nicaragua cuando Daniel Ortega recién había retornado al poder para el período 2007-2011.

Mosca llegó a Nicaragua en noviembre de 2005. Durante su gestión presidió la Comisión de Organismos Donantes que apoyan el Presupuesto de la República y fue representante de la Comisión Europea en Centroamérica.

Lea además: Unión Europea confirma en Bruselas que su embajadora en Nicaragua fue declarada “non grata”

Durante su función, Mosca se dedicó a conocer a fondo Nicaragua. Decía que era un país bonito y seguro, destacando en ese momento el rol de la Policía, que en aquel entonces era considerada una institución profesional, alejada de los partidismos políticos.

Sin embargo, Mosca también observó las debilidades en la institucionalidad, porque a la Unión Europea le interesaba valorar la inversión en Nicaragua y querían asegurarse de que este país brindaba seguridad jurídica.

“Este Gobierno está haciendo algo por la corrupción y eso es bueno, pero la percepción por la corrupción es la misma, es un país corrupto según Transparencia Internacional… se requiere una comunicación mucho más abierta para despejar ese tipo de percepción”, manifestó Mosca en entrevista con el Diario LA PRENSA, publicada el 18 de mayo de 2008.

Lea la entrevista aquí: Francesca Mosca, embajadora de la Comisión Europea para Centroamérica y Panamá: “No hemos visto los resultados que esperábamos”

En el contexto que Mosca examinaba con lupa a Nicaragua se dio el primer zarpazo de Ortega a los partidos políticos que consideraba fuertes rivales frente a las votaciones municipales de 2008. A través de su control en el poder electoral, Ortega incidió en la cancelación de la personalidad jurídica del Movimiento Renovador Sandinista (ahora Unamos) y el Partido Conservador (PC), lo que evitó que estas organizaciones políticas participaran en los comicios municipales de ese año.

Esto provocó la reacción del cuerpo diplomático. Tanto la embajadora Francesca Mosca como Paul Trivelli, embajador de Estados Unidos en ese momento, expresaron su preocupación sobre el tema y coincidieron en que era “un cierre de los espacios democráticos”.

Mosca expresó su preocupación “frente a medidas que parecen restringir el espacio democrático y el pluralismo político del país”.

La opinión de Mosca y un pronunciamiento publicado el 20 de junio por la Mesa de Cooperantes, sobre la cancelación de los partidos, desataron la rabia de Daniel Ortega.

Al día siguiente, en un discurso pronunciado el 21 de junio de 2008, Ortega calificó a los cooperantes de “moscas que se paran en la inmundicia”.

“Tienen el descaro de sacar un comunicado queriendo darnos lecciones de democracia. Son unas verdaderas moscas (alusión despectiva a Francesca Mosca, representante de la Comisión Europea para Centroamérica) y las moscas ya sabemos qué es lo que buscan, se paran siempre sobre la… (se detuvo evocando otra palabra) inmundicia. Se creen con el derecho porque están entregando unas migajas a estos países… Que sepan muy bien estos señores que no nos vamos a vender por 30 monedas, para enterrarle el cuchillo a Cristo, para enterrarle el cuchillo a nuestro pueblo. ¡No nos vendemos por 30 monedas! Pueden irse con sus 30 monedas, a buscar cómo comprar a otros”.

La amenaza de “non gratos”

Por su parte, días atrás, el entonces vicecanciller Manuel Coronel Kautz, había dicho que “ningún embajador tiene derecho a venir a Nicaragua a decir lo que él quiere” y amenazó a los miembros de la comunidad donante con que si se involucraban en asuntos “estrictamente del país” podrían correr el riesgo de ser declarados “non gratos”.

“Creo que es bueno aclarar que ningún embajador ni ningún representante de ningún país tiene derecho a venir a decir a Nicaragua sobre temas políticos lo que él quiere. Nicaragua tiene sus propias leyes, tiene sus propias formas de resolver sus problemas, y cualquier embajador que se quiera meter en los asuntos internos del país, debe recordar las leyes internacionales y acordarse de que cuando uno se inmiscuye en los asuntos internos de otro país, se expone hasta a que lo saquen, le den esa cosa que se llama en diplomacia non grato”, precisó Coronel Kautz.

Mosca se retiró del país en agosto de 2008, soportando la contradicción de recibir una condecoración del vicecanciller Coronel Kautz y haber sido amenazada con la expulsión y su nombre usado para una ofensa a la comunidad cooperante.

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