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“434 días sin mi papá”. Así ha cambiado la vida de Alejandra, hija del preso político Miguel Mendoza, quien a través de cartas pide poder visitarlo

El régimen ha negado a padre e hija el derecho de verse desde hace 434 días. Por ello, su esposa Margine Pozo y sus familiares, iniciaron una campaña en redes sociales para que se autorice un encuentro

Regresar todos los días de la escuela para Alejandra, de 8 años, ya no es tan divertido como hace poco más de un año, cuando al bajar del recorrido entraba corriendo a su casa para abrazar a su papá, el cronista deportivo Miguel Mendoza, actual preso político de la dictadura Ortega-Murillo.

Sin importar que estaba transmitiendo en vivo el programa radial Doble Play, Alejandra abrazaba y besaba a su papá, la audiencia fue testigo de esos gestos de amor en muchas ocasiones.

Tanto a Alejandra como a su papá, el régimen les ha negado el derecho de verse desde hace 434 días.

Lea además: Alejandra, la hija de Miguel Mendoza, cumple ocho años y su deseo es ver a su papá

Mendoza permanece en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) desde el pasado 21 de junio y desde entonces Alejandra dice que “se le enfermó su corazón”, y pide a Dios un milagro para poder “verlo” y leerle las 15 cartas que le ha escrito todo este tiempo.

“Esa noche fue la última vez que lo abrazó, lo besó. Todavía recuerdo, eran como las 7:30 de la noche, cenamos los tres, después se fue a cepillar, se acostó y como de costumbre le contamos un cuento. Me quedé con ella hasta que se durmió y él se quedó en la sala leyendo. Ese es el último recuerdo que Alejandra tiene de su papá en la casa”, relató a LA PRENSA, Margin Pozo, esposa del preso político.

Pozo confiesa que la vida de Alejandra cambio radicalmente, en esta entrevista cuenta como es el día a día de la hija de un hombre antes y después de convertirse en un preso político de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

La vida de Alejandra antes que se llevaran a su papá

“Con lo de la pandemia(2020), el programa Doble Play lo empezaron hacer de manera virtual, se transmitía dos veces al día, de las 6 a 7 de la mañana y de 1 a 2 de la tarde, eso le permitió pasar más tiempo en la casa y con la niña”, contó.

El corrido escolar pasa por Alejandra antes de las 6 a.m., ella siempre se despedía de su papá con un beso y un abrazo, al regreso, “ella no se limitaba que estuviera trabajando, se le acercaba lo besaba y lo abrazaba”, expresó.

La tarde para Alejandra era el tiempo más esperado del día, ya que si su papá no tenía pendientes que hacer, pasaban jugando, viendo películas o dibujos animados.

“Miguel es de los que se tira al piso a jugar con la niña a armar un tren, un rompe cabezas. Eso era todas las tardes, él tenía ese tiempo para estar con ella, cuando se podía la llevaba al parque sino pasaban en la casa”, añadió Pozo.

Después de una tarde entretenida, Pozo llegaba a su casa del trabajo y con ella el momento de hacer tarea, la cena y la misma rutina de la noche. Los fines de semana para la familia era diferente, “pasábamos juntos los tres, sábado y domingo. No podían faltar los nacatamales, desde el viernes la niña le recordaba a Miguel comprarlos”, dijo.

“El tiempo de él para ella era sagrado. Ese vínculo entre ellos es muy especial, eso es lo que ella extraña de Miguel. Yo soy igual de especial con ella, pero ellos pasaban más tiempo juntos, entonces a ella le afecto muchísimo esa separación”, lamentó.

“Extraña a su papá”

Ahora la vida de Alejandra es totalmente diferente, “la niña se levanta temprano para ir al colegio y cuando se está alistando me dice: ‘extraño darle un beso y un abrazo a mi papá para irme al colegio'”, confesó Pozo.

El regreso del colegio ahora se volvió tan “aburrido”, la espera en casa una niñera, se cambia el uniforme, almuerza, y sus tardes de juego pasaron a ser tardes de lecturas, actividad que la entretiene, pero no como estar con su papá.

El libro favorito de Alejandra es la biblia, pero también le gusta leer libros de ciencias y literatura.

“Extraña llegar y verlo en el comedor, el vacío de que su papá no está en la casa ella lo ha llenado a través de la lectura. Cuando yo vengo, juego con ella y luego volvemos a la misma rutina otra vez de la cena, se cepilla los dientes, le leo un cuento y se duerme para el siguiente día”, manifestó Pozo.

Debido a los distintos horarios de trabajo entre ambos padres, Miguel era el que se encargaba de ir a las reuniones del colegio, a las actividades y de celebrar los cumpleaños de Alejandra con sus compañeros, “y no es porque yo no hubiese querido estar, sino por mi trabajo, pues no me daban el permiso, por eso él se encargaba de eso”, indicó Pozo.

Pozo también extraña los momentos en que Alejandra le preguntaba a su papá “¿Dónde está el amor de mi vida? y que él respondiera: Aquí está, y viceversa”. “Ese apego, ese cariño le hace mucha falta en el día a día a Alejandra”, reiteró.

Ver el álbum una y otra vez

Para Pozo, el vacío que ha generado la ausencia de Miguel en Alejandra ha sido difícil de llenar: “Yo trato de darle todo mi cariño y mi tiempo cuando regreso a la casa, pero ella se aflige, ella se encierra en nuestro cuarto y empieza a ver todas las cosas de él, se va a sacar el álbum y empieza a ver todas las fotos donde está su papá, donde están juntos, y de repente la veo llorando y dice que su papá le hace falta”.

Por las noches la situación se vuelve más dura. “Cuando estamos orando, llora un montón, ella le pide a Dios por su papá, yo sufro, lloro con ella, a veces me hago la fuerte para que no me vea así, pero como madre ¿Cómo no sentir el dolor que ella está manifestando?”, contó.

Alejandra lleva contados los 435 días sin ver a su papá. “Ella cuestiona por qué no puede verlo, visitarlo”, dijo Pozo.

Sin embargo reconoce que, “aunque tiene ocho años, todo lo que ha sucedido lo ha tomado de una manera que me ha sorprendido, pero hay momentos que es insostenible esta situación. Es muy difícil, un fin de semana para nosotras, ella extraña el tiempo de calidad que le daba su papá”.

Incluso ir al cine, le causa nostalgia al recordar que eso lo hacia con su papá. “Ella todo lo que hacía, lo hacía con él”.

“Alejandra es inteligente, yo me siento afortunada de ser su madre, tiene mucho a su papá, hábitos, le gusta el deporte, le gusta el atletismo y ese amor por el deporte se debe a Miguel que se lo inculcó, a pesar de todo va muy bien en clases”, destacó Pozo.

Alejandra está recibiendo atención psicológica

Pozo también indicó que desde hace doce meses la niña está recibiendo atención psicológica, porque desde que no ve a su papá ha estado padeciendo de ansiedad e insomnio, y también se ha enfermado muy seguido.

“Se ha enfermado muy seguido, tuvo recaídas en junio y agosto, el pediatra la remitió con el psicólogo porque al parecer la ausencia del papá la esta afectado y eso hace que su sistema inmunitario baje las defensas, a tal punto que cualquier virus la ataca fuerte”, .

Alejandra, actualmente está en clases de natación y dibujos, por recomendaciones del especialista, dijo Pozo.

Durante una de sus terapias “ella le dijo al psicólogo que su corazón estaba enfermo”, expresó Pozo e indicó que la niña expresa que “ella no quiere ver a su papá, ella necesita verlo. Ha tenido afectación física y emocional”.

Ante esta situación, Pozo señaló que “la afectación en los niños y niñas es muy delicado y es una secuela que va aquedar para toda la vida, porque ella no olvida lo que está pasando, ella siempre está recordando el día en que su papá despareció. Esto va a quedar marcado en la vida de la niña”.

Añadió que muchas veces solo se piensa en el adulto, pero “los niños y niñas están sufriendo mucho” y sostuvo que a a través de dibujos Alejandra “pide que le dejen ver a su papá”.

Inician campaña para que Alejandra pueda ver a su papá

La semana pasada, Pozo y los familaires de Mendoza, iniciaron un acampaña en redes sociales exigiendo al régimen le permitan a Alejandra ver a su papá.

A pesar que la menor escribe cartas y dibujos para su padre, la Policía impide que este tipo de mensajes lleguen sus manos. 

Pozo denunció que el abogado ha presentado al menos 11 escritos solicitando que Alejandra vea a su papá y en ninguno le han dado respuesta.

“No se nos ha permitido que la niña lo visite, aunque hemos hecho la solicitud de manera legal el abogado tampoco ha tenido respuesta, yo también lo he manifestado y lo he pedido cuando me han notificado las visitas”, manifestó.

Pozo expresó que cuando recibe la notificación de la visita, pregunta si puede llevar a la niña, pero responden que no está autorizado “seguimos esperando que se cumpla este derecho, es el derecho que tiene la niña de ver a su papá así lo establece el Código de la niñez”. 

El pasado 20 de agosto, el régimen autorizó la visita de los hijos de la presos políticos Támara Dávila y Miguel Mora, luego de más de 400 días de no permitirle verlos, Pozo espera que también le cumplan ese deseo y derecho a su hija y a su esposo. 

Política DAJ Miguel Mendoza presos políticos archivo

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