Los ojos del mundo católico observan la situación que vive el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien este miércoles cumplió siete días bajo encierro policial domiciliario en la sede episcopal de esa ciudad, rodeado por la Policía del régimen de Daniel Ortega.
Sin embargo, el papa Francisco hasta ayer no se había pronunciado sobre estos hechos y especialistas en asuntos eclesiásticos creen que tampoco lo hará, al tiempo que advirtieron del complicado futuro inmediato que le depara al también alto cargo de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).
El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), la Conferencia Episcopal de Costa Rica y el cardenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador, son algunos de los actores religiosos que han expresado su solidaridad con la Iglesia católica de Nicaragua y con el obispo de Matagalpa.
Particularmente, los obispos de Guatemala suscribieron un comunicado en el que expresaron su solidaridad, apoyo y cercanía con Iglesia católica de Nicaragua y aún más con monseñor Álvarez, exalumno del Seminario Mayor Nacional de la Asunción de Guatemala.
Los prelados guatemaltecos recalcaron la importancia de la “libertad de expresión” como un derecho fundamental.
“Silencio no contribuye en nada ni ofrece solución”
Un exdiplomático que habló con LA PRENSA, bajo condición de anonimato, valoró que “la diplomacia vaticana es sumamente cautelosa y siempre busca mantener las mejores relaciones con el poder”, pero señaló que el silencio del papa Francisco cada día es más notable por el contraste de los pronunciamientos de las Conferencias Episcopales de Latinoamérica.
“Esas voces que se han alzado no hacen más que resaltar el silencio que el papa Francisco ha decidido mantener hasta este momento. Algunos explican que se trata de no romper la comunicación, de tender puentes para buscar soluciones dialogadas. La verdad es que el simple silencio no contribuye en nada y no representa ninguna solución. El silencio en las presentes circunstancias es oscuridad y de la oscuridad no puede salir nada positivo”, expresó la fuente.
“Diálogo y cohabitación”
El sociólogo y exdiplomático Óscar René Vargas valoró que todo indica que la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes, apostará por un “diálogo y cohabitación”, es decir, llegarán a un acuerdo y mantendrán sus relaciones diplomática intactas.
Un acuerdo que podría no beneficiar del todo a monseñor Rolando Álvarez.
“La lógica predominante de la CEN y del Vaticano es no confrontar al Gobierno, apuestan por la ´cohabitación´. Con base en la posición de la CEN, el Vaticano apuesta por el diálogo. Una prueba es que los comunicados de las distintas Conferencias Episcopales latinoamericanas son más fuertes que el comunicado de la Conferencia Episcopal de Nicaragua. El Vaticano no se va a pronunciar de diferente manera de la CEN, todo lo contrario, seguirá la línea de la CEN: diálogo y cohabitación”, expresó Vargas.
El sociólogo incluso valoró que el Vaticano, que es un Estado con el que Nicaragua tiene una relación diplomática, “mantendrá sus relaciones con la dictadura”, porque “no hay ningún elemento que cuestione esa decisión”.
Ante ese contexto, Vargas pronosticó que monseñor Álvarez tendrá que ceder o dejar de resistir, porque no podrá enfrentar solo la ofensiva del régimen orteguista.
Advierten que “resistencia de Álvarez se verá golpeada”
“El caso del obispo Álvarez ha demostrado que los otros obispos no lo acompañan. Ni siquiera el presidente de la CEN, el obispo de Jinotega, que se encuentra a 23 kilómetros de Matagalpa, no lo ha visitado ni llevado alimentos para que resista más tiempo. La resistencia de Álvarez se verá golpeada en la medida que su aislamiento, por las fuerzas policiales, le sigan impidiendo abastecerse de alimentos y agua”, vaticinó Vargas.
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Otro elemento que para el sociólogo indica que la CEN está a favor del diálogo y la cohabitación, es el silencio que ha mantenido en los casos recientes de judicialización de los sacerdotes de Nandaime y Boaco, padre Manuel Salvador y padre José Urbina Rodríguez, y en el caso del padre de Sébaco, Uriel Vallejos, quien también fue sitiado por la Policía orteguista el pasado 1 de agosto.
Para Vargas, la solución a la crisis en la Diócesis de Matagalpa será similar a lo que ocurrió con el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, quien debió salir del país, de lo contrario el religioso se expondría a ser encarcelado tal como ha ocurrido con otros religiosos, a los que el régimen les fabricó delitos.
Silencio para proteger a monseñor Álvarez
El opositor y miembro del Opus Dei, Humberto Belli, valoró que el silencio es la forma diplomática que tiene el papa para no empeorar más la situación.
“Puede deberse a un afán de influenciar diplomáticamente, tras bastidores, al gobierno de Nicaragua, para que cese la persecución a la iglesia o para proteger a monseñor Álvarez. Si fuera a pronunciarse en forma crítica, el gobierno cerraría las puertas a una posible influencia. Esa es una posibilidad. Sin embargo, si pasan los días y la persecución más bien arrecia, querrá decir que las presiones diplomáticas no funcionan y que, entonces, se esperaría que el Papa exprese su solidaridad con los obispos como lo hizo S. Juan Pablo II en junio de 1982”, manifestó Belli.
“Descentralización” de la Iglesia católica
La abogada y católica congregada, Martha Patricia Molina, explicó que las instancias religiosas no actúan ni responden de la misma manera que las instancias civiles, así que no se puede esperar.
“Nosotros queremos ver actuar distinto al papa Francisco de como se comporta ahora y por eso criticamos el ´silencio papal´, pero el Vaticano es muy respetuoso de las instancias locales y en el Evangelio gaudium número 16 ha establecido que ´no es conveniente que el papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable descentralización’”, manifestó Molina.
La abogada insistió en que el papa delega funciones en los obispos y es la CEN quien tiene la obligación espiritual y moral de pronunciarse a como evidentemente ya lo hicieron.
Los ataques contra la Iglesia católica y sus líderes iniciaron con mayor intensidad en 2018, en el contexto de represión contra las protestas civiles. La mayoría de los sacerdotes y obispos apoyaron a los protestantes que originalmente habían salido a las calles para rechazar una reforma al Seguro Social, pero luego se juntaron diversas inconformidades, entre estas, la permanencia de Ortega y su esposa Murillo en el poder, quienes ya cumplieron 15 años al frente del Ejecutivo.
Este miércoles, unas 55 organizaciones de la sociedad civil divulgaron una carta enviada al papa Francisco para abogar por la vida y libertad de monseñor Álvarez, al tiempo que denunciaron “la persecución y el odio del régimen contra la Iglesia católica” sin ninguna justificación.
Fuentes extraoficiales han informado que Álvarez estaría siendo presionado por la dictadura para que se entregue a la Policía orteguista, para supuestamente ser expulsado de Nicaragua, pedido que el alto cargo de la Iglesia católica se ha negado a cumplir, al responder que no se irá de su patria.